La organización de la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) ha decidido que "para poder ver al Papa las postulantes, novicias y profesas religiosas tendrán que llevar el hábito".
Informaba de la noticia José Manuel Vidal en Religión Digital hace unos días.
En España hay 54000 monjas. Pero la mayoría de ellas no llevan hábito. Como muy bien dice el refrán, "el hábito no hace al monje". Y es que, después del Concilio Vaticano II, pronto los curas que empezaron a dejar la sotana por el clerigman, pasaron a vestir de paisano, como los demás ciudadanos.
Y, también las monjas hicieron lo mismo. Tardaron algo más en hacerlo, pero, poco a poco, fueron vistiendo también de calle. Y es que la mayoría de ellas trabajan en la enseñanza, la sanidad, obras sociales varias etc...
Pues bien, la organización de la JMJ, controlada por Rouco, ha decidido que para ver al papa, deben llevar hábito.
Esto ha provocado una verdadera avalancha de protestas entre ellas y han empezado a escribir cartas a la organización para que les aclare esa prohibición, ya que ellas no tienen hábito y sí que quieren ver al papa en el patio de los reyes del Monasterio de El Escorial.
En el caso de la congregación salesiana, sus constituciones fueron modificadas en el año 1996 y dicen así:
"Consideramos el hábito religioso y el crucifijo como signos de consagración y pertenencia al Instituto. En el pluralismo en el que vivimos el uso de hábitos o solamente del crucifijo depende del contexto socio-cultural".
Y el instituto les da libertad para llevar "hábito religioso propio del Instituto, vestido seglar u otro vestido según las exigencias del lugar".
Pero la organización, erre que erre. Contesta: "En el ordenamiento vigente en la Iglesia los miembros de institutos religiosos deben llevar hábito".
Pero ellas insisten: "A través de nuestras obras y palabras igual que Jesús, somos también un signo de la presencia cercana de Dios en medio de los jóvenes más pobres. Y eso es lo que realmente cuenta".
Pues ni por esas. La JMJ hace oídos sordos a sus buenas argumentaciones e insiste en que para ver al papa hay que llevar hábito.
¿Se habrá podido ver algo tan trasnochado en estos obispos nuestros como pretender imponer normas anteriores al Vaticano II?
Y otra pregunta: ¿Por qué esta obligación solo para las monjas? ¿Porqué no también a los curas? Claro: debieran dar la orden de que los curas que quieran ver al papa deben de ir todos de sotana. Así ya la orden no sería discriminatoria para las mujeres.
Y es que, como los cangrejos, caminan hacia atrás en la historia. Así les va.
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