viernes, 12 de julio de 2013

EL PAPA FRANCISCO CON LOS INMIGRANTES EN LAMPEDUSA. Juan Cejudo



Me ha parecido un gesto muy evangélico el del Papa Francisco en su visita a Lampedusa para reunirse con los inmigrantes indocumentados que pretenden llegar a Europa desde la cercana África.

Celebró la eucaristía sobre una patera convertida en altar. Usó un báculo hecho con restos de un cayuco abandonado y un viejo timón cercano al altar.

El gesto tiene su fuerza evangélica, de cercanía con un colectivo de los más castigados por la crueldad de este sistema económico que los excluye y margina. Pueden circular los capitales y los productos por toda Europa, pero no las personas. África muere por las hambrunas y las guerras que las provocan a impulso de los países más industrializados y las multinacionales que buscan los ansiados minerales (coltán, diamante, oro etc...) necesarios para Occidente.

Este gesto de cercanía del Papa con los inmigrantes debe de ser un aldabonazo a las conciencias de todas las personas, de todos los creyentes. En nuestro país no tenemos la isla de Lampedusa, pero sí tenemos el Estrecho de Gibraltar, Tarifa y los miles y miles de inmigrantes que intentan cruzar hacia España en pateras y que en muchos casos dejan la vida en el intento y en otras,  son detenidos al llegar y trasladados a unos CIES en condiciones  impresentables, no propias de seres humanos.

Pienso en lo importante que sería que nuestros obispos tomaran ejemplo del papa Francisco para tener gestos concretos de acercamiento a ellos. Acercamiento físico y personal allá donde se encuentran. El gesto de los obispos, podría ser imitado por otros muchos creyentes. Pero no les vemos acercarse físicamente a ellos dando ejemplo...Ellos están en otras cosas.




Por desgracia, no vemos esta cercanía ni este compromiso con ellos. No les vemos tampoco denunciando las causas de la pobreza en África y en el Mundo, culpa de un sistema económico injusto e inhumano que prima al dinero y la ambición de los negocios por encima de las personas. Ese sistema debe ser una y otra vez denunciado de modo profético. Pero nuestros pastores no lo hacen. El gesto de Francisco debe interpelarnos a todos, pero más a quienes en la Iglesia tienen mayores responsabilidades. Muchas cosas se pueden y se deben hacer.


Lo primero, acercarse físicamente a ellos. Luego ver de qué forma se les puede ayudar a sobrellevar aquí las durísimas condiciones de vida que soportan. El contacto directo con las organizaciones que trabajan con inmigrantes sería uno de los primeros pasos a dar para ver la forma de echarles una mano.
Ahí están Andalucía Acoge, Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, Asociación pro Derechos Humanos, ....que tienen bastante experiencia con ellos...y saben lo que  necesitan.

Pero lo primero, es el gesto de acercamiento y el compartir de cerca su dolor y sufrimiento, como lo ha hecho el papa Francisco en Lampedusa.

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