martes, 16 de julio de 2013
HOSPEDERÍA SANTO DOMINGO EN VEZ DE GERIÁTRICO. Juan Cejudo
El día 5 de este mes abrió sus puertas el nuevo hotelito de Santo Domingo. Los frailes dominicos han decidido rentabilizar económicamente su convento con fines turísticos en vez de dedicarlo, como estaba previsto, a residencia geriátrica.
Son 23 habitaciones individuales, dobles y dos juniors suits. La noticia parece haber pasado inadvertida para la ciudad. No he escuchado ninguna crítica.
A mí me parece muy mal que unos religiosos hayan decidido esta apuesta por el negocio turístico, en vez de la apuesta inicial que hicieron para dar servicio a los mayores.
Cádiz tiene una gran demanda de plazas residenciales y de día para los mayores: más de 23.600 personas mayores de 65 años, de ellos, 5.600, mayores de 80. Y es que Cádiz es una ciudad envejecida, con un índice de un 50% superior a la media. Es normal porque no hay trabajo ni vivienda . La gente joven marcha a otros países u otras ciudades y localidades. Muchos se van a vivir a poblaciones de la Bahía: Puerto Real, San Fernando, Pto. de Sta. María...y quedan las personas mayores.
Las personas sin techo, han aumentado en dos años en un 60%. Son ya más de 130 personas durmiendo en las calles.
Me parece lamentable que unos religiosos que deberían tener sensibilidad por estos temas, se olviden y sólo piensen en el beneficio económico.
Hubiera sido deseable que al menos hubieran tenido el gesto de dedicar algunas de las plazas a las personas sin techo que a diario duermen en los bancos de las plazas o en las entidades bancarias...
Las órdenes religiosas, que tantos locales tienen hoy en nuestra ciudad, deberían dar ejemplo y dedicar sus plazas libres para atender las urgentes necesidades sociales que tenemos: las personas sin hogar, las personas que no tienen vivienda, los mayores que necesitan una residencia donde ser atendidos...No deben mirar en las posibilidades de hacer negocio.
Desde este sencillo blog, mi total desacuerdo con la decisión de los dominicos de Santo Domingo. Que no cunda el ejemplo. Los locales de entidades religiosas o de la Iglesia diocesana, deben ponerse al servicio de los más necesitados de la ciudad.
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