martes, 17 de diciembre de 2013

NAVIDAD. Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares





Dios salva desde lo humilde, lo sencillo. Un pequeño niño, pobre, envuelto entre pañales y reclinado sobre un pesebre, ése es el Salvador.

Los criterios de Dios no son los del Mundo. El Mundo pretende salvar a los hombres desde el poder, el prestigio, el dinero.


Dios salva desde el no poder, desde la sencillez, compartiendo la dura condición de vida de los más empobrecidos para aliviar su sufrimiento y su dolor..

El buen Papa Francisco está dando signos de esa sencillez evangélica, de ese acercamiento a los más sufrientes. Quiere ser fiel al estilo de Jesús.


Celebrar la Navidad es hacer presente, un año más, a este Jesús que salva desde el no poder, desde su austeridad de vida, su coherencia  e integridad, su cercanía con el pueblo sufriente y sus signos liberadores,  sanando enfermos y aliviando el sufrimiento.


Hoy son millones de personas en todo el mundo los que claman pidiendo justicia, paz, libertad y una vida digna.


Es una gran esperanza para la humanidad saber que son muchas las personas que entregan su vida a favor de los más desfavorecidos, en África, Latinoamérica o Asia, pero también en medio de nosotros.



Es admirable la lucha de los grupos de stop desahucios que trabajan para aliviar el sufrimiento de los que son amenazados de perder su casa, o de los colectivos que trabajan con inmigrantes, o los muchos colectivos sociales que luchan por la dignidad de las personas, por la justicia,  por una sociedad más justa, por los derechos una y otra vez recortados en todos los ámbitos: educativo, sanitario, laboral etc…



Unirse a estos colectivos es vivir el verdadero sentido de la navidad. Una Navidad que debe serlo todo el año porque Jesús se hizo uno más como nosotros para que la gente fuera feliz y se viera libre de todo sufrimiento y de toda injusticia, proclamando un Reino de Dios donde impere el amor, la fraternidad, y la igualdad, valores que nuestra sociedad, marcada por el egoísmo, el dinero y los falsos valores, se esfuerza en ignorar y olvidar.



Os animo a vivir como indignados frente a un sistema que impone el sufrimiento y el dolor a la gente.


Jesús hoy, sería un indignado, un rebelde. Los poderosos volverían a matarlo porque volvería a ser peligroso para ellos. Eso, para mí, es vivir el espíritu navideño. No el consumo desenfrenado,  ni la alegría superficial de unas fiestas que han perdido su verdadero sentido.


Con estos sentimientos os deseo una FELIZ NAVIDAD Y UN FELIZ AÑO 2.014


Cádiz, 16 de Diciembre de 2.013

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