Los medios de comunicación de todo el Mundo se han hecho eco estos días de la carta enviada al Papa por 26 mujeres italianas que han tenido o tienen relaciones afectivas con sacerdotes. Le piden el fin del celibato obligatorio.
MOCEOP (Movimiento por el celibato opcional) ha lanzado a los medios un Comunicado en apoyo a estas mujeres. Os lo dejo aquí para quienes les interese. Saludos, Juan. Éste es el texto:
UN GRITO MÁS
Sentimos el dolor de estas mujeres y lo comprendemos, porque los curas casados y sus parejas hemos vivido en propias carnes esta situación tan inhumana de poner puertas al campo del amor, lo que crea un “tira y afloja que despedaza el alma”, como dicen estas italianas.
La indignación de estas mujeres ultrajadas y defraudadas clama al cielo y se une a la de tantos y tantas creyentes y no creyentes que buscamos una sociedad más justa e igualitaria.
Gritamos, una vez más, que la ley del celibato es una ley injusta, porque mata sentimientos y vivencias, derechos humanos, libres de anidar en el corazón de todas las personas, incluyendo, por supuesto, a curas y sus parejas, religiosas y religiosos.
Esta falta de respeto al interior humano por parte de la jerarquía eclesiástica viene de lejos. Y es que falta una mirada honesta hacia el amor, el sexo, la corporalidad lo que provoca estragos en las conciencias. Pero no se hace nada. Prefieren enrocarse en su “cuerpo de doctrina” y defenderlo por encima de los desgarros que proporciona en el cuerpo de su pueblo eclesial.
¿Cuándo, por Dios y por fin, se va a tener como principio activo cristiano la compasión, la ternura, el abrazo, el calor humano, que está en la base del evangelio y que tanto reclama el Papa actual? Hacen falta, de una vez, por todas, gestos que nos vuelvan al evangelio, que nos ayuden a volver a Jesús. Ese debe ser el camino nuevo y directo de la Iglesia. Porque estos problemas humanos no se arreglan con cabezonadas de ortodoxia, la mano férrea clerical o purezas rituales. Estas cosas se arreglan con el corazón y desde el corazón.
Esperamos y confiamos que el grito de estas mujeres – uno más en la Iglesia – y de todas las mujeres, retumbe en las conciencias de los que en el Vaticano y las curias deciden. Y empiecen por darse abrazos y así dejarán abrazar. Necesitamos sentirnos, no pensarnos, y subvertir la sociedad eclesial en humanidad sentida. Esperamos justicia y perdón por tanto dolor causado.
Espíritu de Jesús: Si andas por Roma date una vuelta por los palacios vaticanos y sopla fuerte, para que se vayan las hojas secas del otoño eclesial y empiecen a salir brotes primaverales, a través de la acción más revolucionaria que existe que es criar hijos para la libertad. Te lo pedimos de corazón y una buena parte del pueblo de Dios, sobre todo, pobres, mujeres, curas casados, homosexuales, divorciados, teólogos, te quedaremos muy agradecidos.
MOCEOP
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