El Jueves Santo es para los cristianos una fiesta muy importante. Es la fecha en que Jesús celebra la Cena con sus apóstoles ( y también con las mujeres muy posiblemente) y nos deja la Eucaristía como memorial de su muerte y su resurrección.
En esa cena Jesús lava los pies a sus discípulos. El lavado de pies era señal de acogida, pero lo realizaban los esclavos o la mujer a su marido. Por éso Pedro se rebela "¿Tú lavarme a mi los pies?" "No me lavarás los pies jamás". Y Jesús le dice: "Vosotros me llamáis Señor y Maestro. Pues si yo os he lavado los pies, también debéis lavaros los pies unos a otros".
Por éso el Jueves Santo es el día del amor fraterno. Es el día especial para vivir atentos a los demás, especialmente a quienes más sufren y a quienes peor lo pasan.
Este año es también el año de la Misericordia. Una palabra, cuya etimología tiene una gran fuerza
Miser- cor- dare, es decir: al miserable ( al que lo pasa muy mal) darle el corazón. Darle el corazón, es decir lo más profundo de nosotros, lo más entrañable...
¿Cómo no pensar hoy Jueves Santo en tantas y tantas personas que lo están pasando muy mal a nuestro alrededor y en el mundo?
Pensando en Cádiz, mis sentimientos están hoy con esas personas sin techo que tienen que dormir en la calle porque no hay lugares para ellos donde puedan estar acogidos, lejos del frío, la lluvia o el viento...
Pienso en colectivos especialmente sufrientes como esos cerca de 600 trabajadores de Delphi que llevan ya más de 800 días encerrados, olvidados de todos (especialmente de los políticos) y a quienes han condenado, como ellos mismos dicen, a la indigencia...
Pienso en las familias de las Corralas que llevan tanto tiempo sin luz y sin agua...
Pienso en el colectivo del Movimiento en lucha contra el desempleo y la exclusión social que, desesperados, se han encerrado en estos días de Semana Santa exigiendo a la administraciones solución a su problema y para los miles de trabajadores en paro de Cádiz...
Pienso en tantas y tantas familias que lo pasan muy mal por enfermedades, soledad, falta de atención de los servicios sociales ( paralizada la ley de dependencia).
A nivel mundial: ¿Cómo no tener en mi mente a esos miles y miles de refugiados a los que ahora por los acuerdos UE-Turquía se les impide llegar a Europa y a los que ya vinieron se les cierran las fronteras con vallas y muros dejando a los niños, mujeres, ancianos, enfermos completamente desprotegidos de todo?
Pienso en tantísima gente que sufre las consecuencias del hambre, las guerras, las injusticias...
A tantos y tantos que tienen que emigrar a otros países buscando una vida más digna....
Día de Jueves Santo, día del amor fraterno. Año de la misericordia: miser-cor-dare...Hay que dar el corazón, dentro de nuestras posibilidades, a tanta y tanta gente que sufre.
Francisco hoy ha querido lavar los pies a 12 refugiados-hombres y mujeres de distintas religiones.
Jueves Santo, que deberían ser todos los días del año.
Juan, gracias por tu reflexión. Yo quiero compartir que si todos los que nos llamamos cristianos fuésemos en la misma dirección, en la dirección de Jesús de Nazareth, la mayoría, o quizás todos, de los problemas que enumeras no existirían. Es muy fácil dar una limosma de lo que sobra y poner cara de buena persona ante la sociedad pero muy difícil luchar contra las causas que originan toda esa miseria. Sólamente quiero darte una muestra de lo que estoy diciendo: En Almería nos manifestamos para que se acogieran a los refugiados ¡porque huyen de las guerras! ¿Sabes las personas que íbamos? Unas trescientas personas, de las cuales pocas van a "misa".
ResponderEliminarSalvador: de acuerdo con tu comentario. Muchas veces los que dicen que no son cristianos nos dan gran ejemplo a los que nos decimos serlo. También en Cadiz pasa igual. Cuando nos concentramos o manifestamos por acusas solidarias, creo que una minoría somos creyentes. Muchos que dicen no creer, nos dan ejemplo de compromiso humano y solidaridad con los más desfavorecidos.
ResponderEliminarUn abrazo: Juan