sábado, 8 de febrero de 2020
CAMPAÑA DE LOS OBISPOS CONTRA EL HAMBRE EN EL MUNDO. Juan Cejudo
Sin duda que el problema del hambre en el Mundo es un problema de enorme magnitud. Muy relacionado con ello, como dice Manos Unidas, está el problema de la pobreza, que a su vez provoca enormes daños medioambientales.
Hay en el mundo 821 millones de personas que pasan hambre y hay 1.000 millones de pobres.
Los daños medioambientales están ahí a la vista de todos, con más crudeza que nunca: emergencia climática, problemas de contaminación del aire y de los océanos, mares de plásticos que cubren nuestros mares y ríos afectando a los peces y también ya a los humanos, agotamiento de recursos, destrucción de ecosistemas, inundaciones, incendios, sequías extremas, huracanes destructivos del litoral, desertización, deforestación, deshielo de los polos etc...
Está todo muy relacionado. Por eso, como dice Francisco en la Laudato SI, hay que hablar de una ecología integral, que elimine la pobreza, el hambre y la destrucción del medio ambiente ; todo al mismo tiempo, porque todo está relacionado. Para Francisco la culpa es de esta "economía que mata" y hay que luchar por una economía que ponga a la persona en el centro y no la ambición del dinero a costa de las personas.
Me parece bien que los obispos realicen estas campañas contra el hambre y la pobreza en el Mundo y por el medio ambiente.
Pero no veo que hablen de las causas que provocan estas desigualdades, pobrezas y desastres medioambientales en tantos países del mundo: el imperio del capital que se instala en muchos países a la búsqueda de sus riquezas: sea petróleo, coltán, riquezas mineras o madereras que provocan guerras, destrucción del medio ambiente, pobreza en los indígenas que son obligados a dejar sus tierras que se las arrebatan con la excusa de que no tienen títulos de propiedad sobre ellas, cuando ellos han vivido durante siglos, como pasa en Latinoamérica, sin papeles, de generación en generación.
Son estas grandes multinacionales las que provocan hambre, pobreza y destrucción del medio ambiente porque sólo buscan el beneficio económico, sin mirar a las personas.
Valorar de todos modos ese magnífico esfuerzo de solidaridad de tantísimos cristianos y de otras personas que colaboran activamente económicamente en esta campaña a través de las cuestaciones en las parroquias y que permitió en 2018 recaudar más de 35 millones de euros (también con aportaciones del Estado en la recaudación del IRPF) y que ha conseguido poder realizar más de 500 proyectos en más de 50 países del Mundo.
No he encontrado datos sobre cuál es la aportación directa del presupuesto de los obispos a esta campaña. Sí he visto lo que aportan a 13TV que viene a ser el doble de lo que destinan a Cáritas para los pobres.
Todos, en la medida que podamos, debemos trabajar y colaborar como podamos, para erradicar el hambre, la pobreza y la destrucción del medio ambiente, sobre todo atacando las causas que la provocan: luchando por una Sociedad más justa desde nuestra realidad concreta, colaborando, si es posible, con los colectivos sociales o políticos que ya lo hacen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario