sábado, 11 de abril de 2020
DOMINGO DE RESURRECCIÓN DESDE EL CONFINAMIENTO. Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares
La liturgia de hoy es especialmente solemne. En la Vigilia Pascual de medianoche se encenderá un fuego fuera de la Iglesia, con él se dará luz a un gran cirio y en procesión se va hasta el altar, se lee un pregón pascual y se leen varias lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo. Antiguamente, cuando los cristianos se bautizaban de adultos (con el paso del tiempo derivó al actual bautismo de niños), se bautizaban los catecúmenos que se habían estado preparando varios años, se bendice el agua y se renuevan las promesas bautismales de los ya bautizados. Se termina con la liturgia eucarística.
En la Eucaristía del día además de las otras lecturas se lee el Evangelio de San Juan (cap.20,1-9) donde se narra la Resurrección de Jesús.
Hay que subrayar que es María Magdalena, una mujer, la primera que acude al sepulcro donde habían enterrado a Jesús y acude "al amanecer, cuando aún estaba oscuro". ¿Por qué esa marginación de la mujer en la Iglesia si fueron ellas las primeras testigos de Jesús resucitado? Ve que han removido la piedra y acude a buscar a Pedro y a Juan para decirles que se han llevado el cuerpo de Jesús. Pedro y Juan salen corriendo, llega antes Juan que mira y ve el sudario y las vendas, pero no entra. Cuando llega Pedro, entra y compruebe que están las vendas y el sudario, pero no el cuerpo. Entonces entendieron lo que Jesús les había dicho: que Él resucitaría de entre los muertos.
La Resurrección de Jesús es un hecho real, pero no es un hecho físicamente demostrable. Los discípulos sienten que Jesús está vivo y está con ellos. Ellos estaban todos desanimados, Pedro le había negado y los demás lo habían abandonado, estaban dispersos, sin unión entre ellos. Pero la presencia viva de Jesús resucitado les hace tomar fuerzas, vuelven a reunirse (más aún después de Pentecostés) y saldrán transformados para ir anunciando al mundo que ese Jesús, que las autoridades judías asesinaron por revolucionario y blasfemo, Dios lo ha resucitado.
Ese Jesús abandonado por todos, ajusticiado como un subversivo, junto a otros dos subversivos, Dios lo resucita. Ese Jesús que anunciaba un Mundo de amor, de fraternidad, de igualdad, de amor, de paz, que denunciaba hipocresías y leyes obsoletas, es el que triunfa sobre la muerte. Ese Jesús que era para los judíos una persona peligrosa, porque soliviantaba a las masas y las masas le seguían y al que había que eliminar (hasta que lo consiguieron)... , ese Jesús, amigo de enfermos, tullidos, leprosos, prostitutas, a los que curaba y aliviaba su dolor,...
Su causa era verdadera, por eso Dios lo resucita. Los discípulos toman fuerza para seguir anunciando por todo el Mundo esa Buena Nueva de Jesús.
Aquel pequeño grupo de 12 personas empezaría una misión que hoy se extiende por todo el mundo y somos millones los que creemos en Él.
Estamos viviendo días muy complicados para pretender ser positivos y esperanzadores. Pero deberíamos sacar conclusiones de esta dura experiencia que se está llevando por delante la vida de tantísimas personas y que nos está haciendo reflexionar.
No tiene sentido un Mundo donde el imperio del dinero pretende imponerse a todo, aún a costa de que la gran mayoría de la humanidad carezca de lo más indispensable: comida, salud, educación, comunicación..La humanidad necesita una vida sin guerras, sin hambre, sin injusticias, sin violencias, sin desigualdades....
Habrá que valorar más la importancia de la sanidad pública potenciándola en el futuro, el decrecimiento en el consumo, las relaciones familiares, la mejor calidad de vida del medio ambiente, la producción y distribución de servicios básicos como alimentación y medicinas, la reducción del consumo de energías contaminantes y la apuesta por las renovables....Pero para ello es preciso cambiar el modelo actual económico que tenemos, un modelo ya claramente agotado.
El mensaje de Jesús pienso que coincide con las grandes aspiraciones de todos los hombres de buena voluntad que luchan por los derechos humanos, por un Mundo distinto, donde impere la justicia y la paz y donde se vivan los grandes valores de respeto al otro, de solidaridad, de fraternidad, de justicia e igualdad, de paz...
Para mí vivir la resurrección es apostar por este estilo de vida que Jesús anunció, que debemos fomentar en nuestras relaciones personales, familiares, vecinales, laborales, culturales... pero que debe llevar también a un cambio muy profundo en las estructuras económicas, sociales, culturales y políticas para que el centro del Mundo sea el hombre y no la ambición del dinero que provoca guerras, muertes y todo tipo de calamidades...Como dice Francisco tenemos una "economía que mata".
Estos días numerosos colectivos han estado en primera línea prestando un impagable servicio para atendernos a todos: sanitarios cajeras de centros comerciales, transportistas, fuerzas armadas, policías, limpiadoras etc..etc..pero además ha traído un verdadero aluvión de personas y colectivos solidarios, que trabajan para los demás, bien haciendo mascarillas, bien ropa para el personal sanitario..; personas voluntarias que atienden a los más vulnerables: ancianos, personas sin techo...y también ¿por qué no decirlo? muchos responsables públicos, también colectivos cristianos, que trabajan sin desmayo para solucionar los complicados problemas de esta pandemia.
Todos esos esfuerzos, para mí, tienen mucho que ver con la Resurrección de Jesús, porque se está trabajando para que la vida de todos sea más llevadera, más humana y nadie pueda quedar excluído, aunque soy consciente que a pesar de ello, muchísimas familias y personas lo seguirán pasando. muy mal...Muchas personas aún siendo no creyentes o ateas, están luchando por un Mundo distinto, más justo. También ellos viven con fuerza, aún sin saberlo ni quererlo, el mensaje transformador de Jesús. Pienso en tantos jóvenes luchando contra el cambio climático, o tantos pensionistas luchando por pensiones dignas o tantas mujeres luchando por una sociedad igualitaria...
Jesús resucitado nos debe seguir dando fuerza a los creyentes para seguir, como Él, luchando por ese Mundo distinto y también por una Iglesia distinta, más evangélica, igualitaria y fraterna, despojada de todo poder, pobre, al servicio de los más pobres de este mundo y necesitada de grandes reformas que Francisco intenta en parte llevar a cabo a pesar de los lobos que le atacan.
Apostemos siempre por la VIDA, con ilusión y esperanza.
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