Foto: Diario de Cádiz |
El concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Cádiz decía hace unos días en declaraciones a Diario de Cádiz (https://www.diariodecadiz.es/cadiz/Vuelco-cuentas-Ayuntamiento-Cadiz_0_1599740790.html) que:
“Hemos pasado de ser un Ayuntamiento pobre a ser un Ayuntamiento rico”. En estos últimos 5 años se ha conseguido reducir la deuda viva, que ellos asumieron en 2015 con 185 millones de euros a los 125 millones del 2019. Es decir 60 millones de deuda menos. También han conseguido reducir el tiempo medio de pago a proveedores en menos de 30 días.
Además, para el próximo ejercicio, el Ayuntamiento de Cádiz recibirá un 13% más del PIE, es decir unos 7 millones de euros más. Ya somos un Ayuntamiento rico, un Ayuntamiento solvente. Y la capacidad de inversión por tanto, podrá ser superior a la de 2021.
Hay que valorar esta buena gestión económica. Sin duda. No podía continuar el despilfarro del equipo de gobierno anterior, que nos dejó entrampados hasta las cejas.
Mi reflexión es la siguiente:
¿Hacia dónde van a ir dirigidas esas próximas inversiones? Sin duda que habrá muchas cosas que hacer y en qué invertir en Cádiz. No lo dudo. Pero, en mi opinión, sería el momento de dar un vuelco importante en políticas sociales.
No podrá ser que un Ayuntamiento rico deje a centenares de gaditanos sin poder comer por falta de ayudas, como estamos viendo con Amigas al Sur. No podrá ser que un Ayuntamiento rico no haga lo que tenga que hacer para que nadie tenga que dormir al suelo raso en las calles o bancos de Cádiz. Hay que buscar una solución para ellos.
No podrá ser que un Ayuntamiento rico no realice políticas ambiciosas de empleo, dentro de sus competencias.
Ni que un Ayuntamiento rico permita que los gaditanos no puedan acceder a una vivienda porque los pisos turísticos, en un número cercano a los 2.000, impidan encontrar una vivienda de alquiler a precios razonables y no prohibitivos de 750, 800, 900 euros o más....
No podrá ser que un Ayuntamiento rico no tenga unos Servicios Sociales bien organizados para atender a las personas que lo necesitan, como se merecen.
Ni un Ayuntamiento rico debe ser tan tacaño en aportar a las políticas de cooperación internacional con un porcentaje tan ridículo como el 0,07%, muy lejos del 0,7% que hace ya muchos años estableció la ONU.
En mi opinión éstas (y seguramente otras) deberían ser prioridades en las políticas inversoras del Ayuntamiento para el próximo ejercicio.
Ojalá sea así.
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