Javier Recio Huetos, que realiza estudios de doctorado sobre la
Teología de la Liberación, bajo la dirección de Juan José
Tamayo, en la Universidad Complutense de Madrid, ha
pedido una colaboración a diferentes personas para felicitar al
teólogo con motivo de su 75 aniversario. También a mí me la ha
pedido y ésto que le he enviado, lo quiero compartir con todos
vosotros.
Saludos cordiales: Juan
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75 ANIVERSARIO DE JUAN JOSÉ TAMAYO. Juan Cejudo
Caldelas
A Juan José Tamayo lo vengo siguiendo como teólogo casi, casi, desde sus comienzos.
Era entonces, en la década de los setenta, un teólogo joven con el que sintonizaba por sus posturas abiertas y progresistas, en la línea renovadora del Vaticano II.
Poco más tarde, empezaría a adquirir y leer los interesantes libros que iba publicando. Evidentemente no he podido leerlos todos porque su producción son más de 70 libros, algunos muy, muy importantes, con gran repercusión a nivel internacional.
Pero sí que he ido seleccionando aquellos que más me interesaban en cada momento, que no digo que sean los mejores de él ni mucho menos, sino los que más me han interesado a mí.
Así tengo en mi biblioteca los siguientes:
-”Presente y futuro de la Teología de la Liberación” (1994)
-”Hacia la Comunidad” que son 6 tomos. Yo tengo el 3 sobre “Los sacramentos, liturgia del prójimo” (1995)
-”Iglesia y sociedad en España” (2.005), en común con José M.ª Castillo
-”Desde la heterodoxia”. Reflexiones sobre laicismo, política y religión (2.006)
-”Otra teología es posible”. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo (2011)
-”Teologías en entredicho”. (2012) En común con 13 teólogos y teólogas más.
-”Invitación a la Utopía” (2012)
-”Teologías del Sur. El giro descolonizador”(2018)
-”Un proyecto de Iglesia para el futuro de España” (2019)
-”Pedro Casaldáliga. Larga caminada con los pobres de la Tierra” (2020)
-”La internacional odio” (2020).
De los dos últimos libros reseñados escribí en su momento una amplia reseña de ellos.
Además he leído muchísimos de sus artículos publicados en prensa, revistas y páginas web de contenido cristiano o social.
Con Tamayo además hemos coincidido en diversos encuentros en Madrid y en Andalucía. En Andalucía con motivo de Encuentros de CCP a nivel andaluz o también en las semanas de Teología. Igualmente ha estado con nosotros por dos veces en encuentros de CCP de la provincia de Cádiz hace ya algunos años.
Por iniciativa del Comité Óscar Romero de Cádiz y CCP de Cádiz estuvo en nuestra ciudad en 2011, para presentar en la Asociación de la prensa su libro “Otra Teología es posible” que resultó todo un éxito de asistencia de público y de participación.
En 2019, aprovechando su estancia en Cádiz le invitamos a tener un encuentro con el Grupo Cristiano de Reflexión- Acción y otras personas interesadas en escucharle. El tema que le propusimos era “La democracia en la Iglesia y la vida en las primeras comunidades cristianas”. Asistió mucho público. Un tema apasionante que nos encantó. Allí Tamayo, entre otras cosas, pidió el cese del obispo Zornoza, por ejercer su misión de modo dictatorial y por actuar en no pocas ocasiones en contra de los principios del evangelio, sin tener sensibilidad social en una diócesis con tantísimos problemas sociales. Hay que recordar que los cristianos de base de Cádiz han enviado hasta 4 cartas al Nuncio con más de 350 firmas, denunciando la situación en la diócesis y pidiendo un nuevo obispo para Cádiz que tenga talante evangélico y “con olor a oveja”.
Por último, el pasado mes de Julio y también por iniciativa del grupo Cristiano de Reflexión- Acción, Tamayo tuvo una videoconferencia con el grupo y también con otras personas que se adhirieron desde distintos puntos de España para hablar sobre su último libro “La Internacional del odio”, un libro interesantísimo donde se demuestran las conexiones que existen entre los grupos religiosos fundamentalistas y conservadores en las distintas religiones, sobre todo católica y evangelistas con los grupos ultraderechistas políticos del Mundo, especialmente en Latinoamérica y Europa.
Es decir, que la relación mía con Tamayo es muy continua en el tiempo y también profunda. Porque además mantenemos una casi constante comunicación por correo electrónico, teléfono o wasap y me envía sus artículos recientes para que pueda leerlos y difundirlos, lo que hago con mucho gusto.
¿Por qué me interesa Tamayo?
En general suelo seguir, desde hace muchos años, a casi todos los teólogos de línea abierta y renovadora, porque me aportan mucho a mi madurez teológica y espiritual. A teólogos como José M.ª Castillo, Forcano o Pagola también los sigo mucho y con Castillo especialmente, también mantengo una magnífica relación de amistad pese a la distancia.
Tamayo me aporta muchas cosas. Sobre todo una espiritualidad liberadora, comprometida con los sectores populares y los empobrecidos de cualquier lugar del Mundo. Llama al compromiso por el cambio en las estructuras políticas y religiosas para poder hacer realidad el mensaje de Jesús y su Reino de paz, de justicia, de igualdad, de fraternidad, de cercanía y acogida al que sufre: al sin techo, al desahuciado, al que está sólo, al inmigrante, al que no tiene medios para poder vivir…. El neoliberalismo es un sistema económico y político que mata y destruye a las personas como bien ha denunciado también Francisco.
Sin un cambio profundo de las estructuras políticas y religiosas, difícilmente será posible. Pero mientras, hay que estar comprometidos en las luchas sociales y políticas de cada día para luchar por la justicia y la igualdad allá donde estamos cada uno.
Su mensaje es un mensaje de apertura al pluralismo religioso, de construir comunidades cristianas al estilo de Jesús, denunciadoras de toda injusticia, fraternas, igualitarias, sin diferencias entre hombres y mujeres. Está muy comprometido con la Teología de la Liberación, hoy abierta a nuevas formas.
Como él dice en su último libro “La Internacional del odio”, esta Teología de la Liberación hoy intenta dar respuesta a los diferentes sistemas de dominación que se ciernen sobre el Sur global: colonialismo, patriarcado, capitalismo, xenofobia, aporofobia, racismo epistemológico, fundamentalismos, supremacismo, depredación de la naturaleza por mor del modelo científico de desarrollo de la modernidad, asedio de la democracia por el mercado etc...
Es necesario construir comunidades cristianas comprometidas con los más pobres, donde los ministerios se vivan sin imposiciones de “arriba abajo”, sino de “abajo arriba”, surgidos desde las mismas comunidades y donde quien presida la eucaristía no tenga que ser necesariamente un célibe, sino cualquiera, hombre o mujer, soltero o casado, que tenga ese don o carisma.
Los obispos no tienen que ser elegidos desde la cúspide eclesial, sino a propuesta de las propias comunidades y no para actuar como gestores inmobiliarios ni burócratas, pendientes del derecho canónico, sino como hermanos al servicio de todos, especialmente de los más pobres y olvidados y dialogando con todos, incluso con los que menos le gusten o más le incomoden. Es decir, deben pensar y actuar con los criterios del Evangelio de Jesús.
Una Iglesia que, como la española, tiene que romper con su estatus de privilegio, renunciando al poder, que ha acrecentado últimamente con las decenas de miles de inmatriculaciones, gracias a la ley Aznar.
Tamayo aboga por una sociedad laica, por la abolición de los actuales acuerdos Iglesia-Estado, por un sano pluralismo religioso y donde la mujer tenga el lugar que le corresponde en la Iglesia, en igualdad con el hombre, sin discriminaciones ni humillaciones. Una iglesia mucho más democrática y menos jerárquica, que al máximo nivel sepa desprenderse de sus muchas riquezas y bienes, como el Vaticano; donde el Papa no sea ningún jefe de Estado con nuncios y embajadores, sino el obispo de Roma, hermano entre sus hermanos.
Una Iglesia mucho más sinodal, como viene insistiendo Francisco, donde todo el pueblo de Dios, de abajo arriba, pueda ir participando y decidiendo sobre la marcha de la Iglesia.
Todas estas cosas y muchas más las he ido aprendiendo de Tamayo y también de otros importantes teólogos, en sus libros, conferencias y escritos. El título de uno de sus libros es “Invitación a la utopía” y para ir caminando hacia estos objetivos sociales y cristianos debemos ser utópicos y creer que es posible ir haciendo realidad nuestros sueños. El cristiano es un hombre de esperanza.
Creo sinceramente que en muchos puntos de la teología de Tamayo hay coincidencia con lo que Francisco viene una y otra vez, machaconamente insistiendo: una Iglesia en salida, no tan obsesionada por los dogmas, las normas, los conceptos, el sexo, el dinero, ni con la mirada al interior de ella misma, mirándose el ombligo, sino abierta al Mundo, que nos viene pidiendo respuestas concretas hace muchos años.
No es de extrañar que cada vez sean menos los que se manifiestan creyentes y mucho menos quienes se manifiesten practicantes. Es una Iglesia que, tal como va, no dice nada al pueblo, no digamos ya a los jóvenes o a los trabajadores y sectores populares, sino también ahora en estos últimos años al colectivo de mujeres (sobre todo jóvenes) que, cada vez en mayor número, no quieren saber nada de una Iglesia que no les aporta nada, ni con su lenguaje, ni con su liturgia, ni con su estilo de vida ni con su ejemplo.
Por eso es tan importante seguir de cerca a teólogos como Tamayo y otros, porque nos ayudan a madurar y a crecer espiritualmente. En definitiva él y otros teólogos nos acercan al mensaje actualizado de Jesús hoy en nuestro tiempo. Es el mensaje de Jesús para nuestro tiempo, lo que tan reiteradamente apunta siempre nuestro buen papa Francisco, especialmente en su última encíclica Fratelli tutti.
El paso de los años, como diría Juan XXIII cuando anunció el Concilio ha ido tapando como de hojarascas y verdín la preciosa riqueza que hay debajo: el mensaje de Jesús. Hay que quitar toda esa hojarasca y verdín que impide ver esa maravilla que Jesús nos dejó, que es su mensaje y su ejemplo y que hay que actualizar para iluminar nuestro Mundo, no con palabras, sino con hechos.
Todo ésto es lo que Tamayo y otros me han aportado en todos estos años de su actividad teológica. Sé que no soy el único, sino que somos muchísimos en España y en muchos países del Mundo, especialmente en Latinoamérica, con la que él tiene muchos contactos, quienes hemos sido enriquecidos por sus aportaciones y reflexiones teológicas.
Desde aquí mi más sincera felicitación por su trabajo de todos estos años y especialmente por éste su 75 aniversario.
Cádiz 26 de septiembre de 2.021
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