viernes, 5 de agosto de 2022

75 ANIVERSARIO DE LA EXPLOSIÓN DE CÁDIZ: HABLA UNA VÍCTIMA (I). Juan Cejudo

 




Cuando se acercan estas fechas del mes de agosto, se escuchan 

voces de diferentes personas(investigadores, historiadores, 

periodistas, juristas, políticos...) que hablan sobre el trágico 

suceso que conmovió a Cádiz y a España entera el 18 de agosto 

de 1.947.


Estas voces son importantes para concientizar a toda la sociedad 

 y a los responsables públicos, que hay que actuar para no dejar 

caer en el olvido esta fecha, que nos ha marcado nuestra historia 

reciente como gaditanos. Dejar claro que valoro mucho este 

esfuerzo y dedicación de estas personas, de un modo muy 

especial la de José A. Aparicio que recientemente ha publicado 

un nuevo libro sobre “Una catástrofe anunciada” que estoy 

leyendo.



Pero dicho ésto, debo decir también que faltan voces muy 

importantes que deberían hablar y no lo hacen: la voz de las 

víctimas.


Las víctimas, después de tantos años estamos muy dispersas y no 

hemos podido unir fuerzas para hablar con la determinación 

que haría falta.


Yo soy una de esas víctimas. Mi padre murió ese día a unos 20 o 

30 metros del lugar donde estallaron las bombas muriendo en 

pocos minutos. También moriría su compañero en el acto y el 

repostero quedaría gravemente herido , hospitalizado durante 

varios meses.




Mi padre Ramón Cejudo


Hoy, gracias sobre todo a las investigaciones de José Antonio 

Aparicio, disponemos de una información que en años 

anteriores no teníamos. Y, aunque no pueda hablar en nombre 

de todas las víctimas, sí quiero hacerlo, un año más, como una 

de ellas.


El franquismo se encargó de eludir responsabilidades en aquella 

tragedia para así no tener que asumir las consecuencias de tener 

que indemnizar a las víctimas y resarcir a la ciudad de Cádiz de 

todos los daños sufridos.


Hoy, gracias a las investigaciones de Aparicio, no queda ninguna 

duda que la Marina y subsidiaramente el Estado español, son 

responsables de aquella tragedia, que provocó la muerte de 150 

personas, decenas de miles de heridos y centenares y centenares 

de casas destruídas o dañadas.


Digo que ya no cabe duda de esa responsabilidad de la Marina y 

del Estado Español por el informe oficial que el comandante 

Bescós realizó por encargo de sus jefes en el año 1943, cuatro 

años antes de la Explosión y que en sus conclusiones decía:



Comandante Bescós


"Estas consideraciones mueven al Jefe que suscribe a aconsejar el 

urgentísimo traslado del depósito de Defensas Submarinas que, en 

caso de voladura, originaría una catástrofe de carácter nacional. 

Mientras subsista, debe extremarse la vigilancia militar y 

naturalmente la técnica, dando las órdenes oportunas" (José A. 

Aparicio "El Amanecer de un Cádiz desolado").


El comandante Bescós, señalaría incluso unos terrenos 

idóneos para ello en El Berrueco.


No les hicieron caso y ocurrió la tragedia que 

conmocionó a Cádiz y a España, “La tragedia 

anunciada”.



También ha quedado demostrado que cuando se 

recepcionaron las bombas alemanas, cargadas con 

algodón pólvora, no se cumplieron los protocolos 

obligatorios para  recepcionarlas, sino que se 

almacenaron directamente sin más.




José A. Aparicio en su último libro subraya cómo este testimonio del Comandante Bescós no se aportó en el juicio y deliberadamente no fue tenido en cuenta. Así evitaban complicaciones.


En mi caso, mi madre se quedó muy joven viuda y mi hermana y 

yo perdimos a nuestro padre cuando tenía mi hermana 9 y yo 6 

años. Tuvimos que salir de Cádiz y empezar una vida nueva 

lejos de aquí, ya sin mi padre.


Por éso, yo, como víctima, exijo que, aunque hayan pasado 75 

años, la Marina asuma sus responsabilidades, pida perdón a las 

víctimas y las indemnicen como deberían haber hecho hace 

muchos años. No se puede dar la callada por respuesta ante unos 

hechos tan gravísimos.


También la ciudad de Cádiz se merece unas compensaciones por 

parte de estas instituciones por todos los daños causados a la 

ciudad. Se deben ceder total o parcialmente instalaciones del 

actual Instituto Hidrográfico donde debería ir la actual 

exposición sobre la Explosión y levantar un amplio y digno 

mausoleo a todas las víctimas (no el actual tan ridículo que está 

en la Pza. S. Severiano) donde se expongan todos los nombres y 

apellidos de las 150 víctimas y la edad de cada uno.





Las víctimas deben ser resarcidas del silencio y marginación que 

se les ha tenido todos estos años. No vale sólo con que se 

nombren a todos ellos en el acto que se celebra en la Pza S. 

Severiano cada año. Deben quedar permanentemente expuestos 

al público como memoria histórica. Porque ésto también es 

memoria histórica, que no puede quedar en el olvido.


Yo desde luego, aunque sea una voz que clama en el desierto, 

seguiré denunciándolo año tras año y cada vez que pueda.


Ya se sabe que estas cosas no tienen un rédito electoral, porque 

las víctimas estamos muy dispersas y desconectadas para poder 

hacer presión a las autoridades.



En otro momento hablaré de las reivindicaciones que, como 

víctima, debo hacer a las distintas autoridades locales, 

provinciales, autonómicas y estatales.

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