Desde que en Túnez empezaron las revueltas populares que pronto se extendieron a Egipto y otros países árabes, todos entendimos y apoyamos esas luchas legítimas de los pueblos contra los dictadores, por su dignidad y por la democracia.
En Libia, Gadaffi reprimió duramente a los opositores a su régimen y llegó a bombardear a poblaciones opositoras. El peligro de un exterminio contra la población era real.
Intervino NNUU y por la resolución 1973 se decidió proteger a la población civil y crear una zona de exclusión aérea que evitara esas masacres. Aunque algunos países importantes como Alemania, India, Rusia y China se abstuvieron.
Pero los acontecimientos han ido evolucionando en una dirección muy peligrosa. La aviación de las fuerzas aliadas (EEUU-Francia y Reino Unido fundamentalmente, pero también con el apoyo de otros países, como España y de algunos países árabes) ha empezado a actuar de un modo preocupante.
Por mucho que quieran ocultar la realidad, lo cierto es que esos bombardeos han debido de provocar ya numerosas bajas dentro de la población civil. En el momento que escribo este artículo se ha anunciado que la OTAN se encarga desde ya de todas las operaciones militares y que incluso preparan acciones terrestres que no estaban contempladas en la resolución de la ONU.
Mucho me temo que se vuelva a repetir la triste experiencia de otras guerras recientes como la de Irak que provocó la muerte y el éxodo de cientos de miles de personas y una situación de caos y de destrucción generalizada en el país, que aún perdura.
Muy bien se ha manifestado la Comisión Nacional de Justicia y Paz cuando afirma: “existen otras medidas alternativas, políticas, legales, judiciales y diplomáticas, sobre el régimen libio y su líder, algunas ya en marcha, para proteger en lo posible a la población civil y promover el fin de dicho régimen”.
El Papa también se ha manifestado contrario al uso de la fuerza y pide el fin de los bombardeos y la búsqueda de otras iniciativas de tipo diplomáticas para buscar una solución al conflicto. La Unión africana y la Liga árabe se han ofrecido para hacer de mediadora en esta crisis y establecer una hoja de ruta para ello.
Mi postura personal va en la misma dirección. No podemos permitir que surja un nuevo Irak en Libia con miles de muertos, heridos y desplazados y con un país destruído. Soy contrario a todo tipo de guerras y de intervenciones militares.
Es necesario lo antes posible que cese la violencia, los bombardeos y se busquen salidas de tipo diplomático. Los jefes de los países occidentales se han estado haciendo fotos con el ahora dictador Gadaffi a quien se le ha suministrado armas y con el que han hecho importantísimos negocios.
¿No irán otra vez a querer controlar un país que es gran productor de petróleo? ¿Cómo se consienten situaciones tan explosivas como la del pueblo palestino, o el saharahui o se permiten dictaduras en otros muchos países africanos?
las cosas en Libia siguen así... Saif al Islam advierte de que no conseguirán expulsar a Gadafi
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