Eso dice José Antonio Pagola en su reflexión sobre el Domingo de Ramos.
La fe en Jesús crucificado era para los primeros cristianos un verdadero escándalo y una locura. También hoy. En todos los crucificados de la Historia está hoy presente, interpelándonos, Jesús el crucificado. El crucificado del siglo XXI. Él está hoy ahí interrogándonos a todos los que decimos que somos sus seguidores.
Está presente en cuantos sufren miseria, desolación y muerte en los países más pobres del planeta. En cuantos sufren hambre, desplazamientos obligados por las guerras, en los enfermos, abandonados, en los ancianos y niños sin hogar...
También en cuantos sufren exclusión social, marginación y soledad; en tantos y tantos, sacudidos por la crisis económica y el egoísmo, que se nos cuela a todos, y nos hace olvidarnos de los que sufren....
Jesús sigue ahí muriendo , como en el relato de la Pasión, que hoy se recuerda en el Evangelio del Domingo de Ramos...
Por cierto: ¿qué tiene que ver todo esto con esos nazarenos con cruces repujadas en oro o en plata que vemos en nuestras procesiones de Semana Santa y que tanto atraen al turismo? ¿Qué tiene que ver con nuestras vírgenes engalanadas en oro por todos lados?
Pienso en los miles y miles de personas que presencian estos pasos como espectáculo curioso y divertido y en las poquitas personas que participan de los actos litúrgicos que se celebran estos días, donde sí que se realza lo que realmente tiene importancia: la lectura del Evangelio donde se recuerda lo fundamental de la vivencia cristiana: la pasión, muerte y la resurrección de Jesús.
Un Jesús que fue juzgado, sentenciado y condenado por ser un peligro para la autoridades políticas, religiosas y económicas de su tiempo.
Hoy, que esas mismas autoridades tan bien conviven con los responsables eclesiales, con quienes llegan a importantes acuerdos económicos, jurídicos, culturales, educativos etc... con concordatos que para nada tienen que ver con los valores ni con el estilo de Jesús.
Hoy que recordamos la entrada en Jerusalén de Jesús montado sobre un asno...¿qué sentido tienen esos desplazamientos multimillonarios de un papa que tiene que ser financiado por las empresas más importantes del país?
¿Qué sentido nuestra pasividad ante tantos problemas sociales?
Un Domingo de Ramos para hacernos pensar....
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