Desde hace varios días son incesantes las noticias que llegan del Vaticano sobre filtraciones de documentos supersecretos. Han detenido al mayordomo de Benedicto como principal sospechoso. Ha habido significativas destituciones de altos cargos cardenalicios.
Pero todo el mundo sabe que lo que allí está pasando es la guerra cainita entre cardenales que, dado el estado de salud delicado del papa que ya cumplió los 85 años, se van situando en línea de salida para estar bien colocados de cara al próximo cónclave donde se debe elegir al nuevo papa.
Ante esta situación José Mª Castillo apunta una propuesta que, aunque muy osada para las altas esferas vaticanas, merece ser apoyada: la supresión del colegio cardenalicio y en su lugar, una reunión de las conferencias episcopales para buscar una solución a los gravísimos problemas de la institución, al margen de los cardenales.
Esta propuesta seguro que nos llega a los altos jerarcas eclesiásticos y si la conocieran, posiblemente se reirían de ella. Pero no es para reirse, sino para que se tomara muy en serio.
Todo el mundo sabe cuántas tramas e intrigas se cuecen entre los entresijos de los dicasterios romanos, cuánta lucha por el poder- tan opuesto al mensaje de Jesús en el Evangelio- cuánta corrupción, cuántas inmoralidades.
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