sábado, 19 de agosto de 2017

70 ANIVERSARIO DE LA EXPLOSIÓN DE CÁDIZ (1947-2017). EN ONDA CÁDIZ(I). Juan Cejudo


El jueves 17 estuvimos en Onda Cádiz para intervenir en el programa "El Mirador". Estaba José Antonio Aparicio, investigador y escritor de varios libros sobre la Explosión de Cádiz y como víctimas de la explosión estuvimos Dominga Paredes y yo mismo.

José Antonio expuso con amplitud los principales aspectos que influyeron en aquella tragedia.  Como suele ser habitual en sus charlas, lo expone con erudición y de modo ameno, porque es una persona que lo sabe absolutamente todo y cuenta con todo lujo de detalles todo lo relacionado con aquel trágico suceso. Habló de las causas de la explosión y sobre todo siempre poniendo la mirada en las víctimas que durante tantos y tantos años hemos estado invisibilizados, como si no existiéramos.

Dominga expuso todo lo que ella vivió en aquella fecha trágica para ella y su familia.

En mi intervención iba contestando a las preguntas de la presentadora del programa. Narré lo que yo recordaba de aquella noche: un cielo muy rojo, un gran ruido, la casa a oscuras y yo, con 6 años, llorando mucho, agarrado a los pantalones de mi abuelo, pues mi madre había bajado a casa de una vecina para pedirle algo de perejil.

Conté las circunstancias de la muerte de mi padre que tardó unos 10 minutos en morir y que intentó sin éxito que su compañero, repostero, también aprisionado por los escombros, le pudiera librar al menos un brazo, pero no podía. Mi padre murió a su lado, pero antes le hizo un encargo: "Si sales vivo de aquí, llégate a mi casa en la calle Bilbao y le dices a mi mujer que la quiero mucho ya mis hijos también". El repostero fue rescatado vivo, estuvo hospitalizado más de 3 meses y cuando salió se acercó a mi casa a cumplir el encargo de mi padre. Yo recuerdo muy, muy vagamente aquella visita de un hombre, más bien bajo que alto, sentado en una silla frente a mi madre y que fue una visita muy rápida...
Mi padre y yo: abril de 1947

Insistí bastante al final de mi intervención por una parte, en valorar todo el trabajo que está haciendo José Antonio Aparicio y su equipo de colaboradores. De un año acá, se han conseguido dos objetivos importantes: La reedición del libro de Aparicio sobre la Explosión, que muchos queríamos tener y no pudimos adquirirlo porque en tres meses se agotó en su primera edición y que por fin hemos podido adquirir ahora y por otra parte la puesta en marcha del Museo permanente sobre la Explosión.

Igualmente insistí en dejar claro que aquellas bombas nunca debieron estar en medio de la ciudad como bien informó el auditor teniente coronel de la armada Sr. Bescós al que por lo visto nadie le hizo caso.

Que El Estado o la Marina, aunque hayan pasado 70 años, deberían asumir la responsabilidad de aquella decisión tan peligrosa y actuar en consecuencia indemnizando a las víctimas. Y si., como dicen algunos, aquellos hechos ya han prescrito, deberían hacer algún gesto con la ciudad de Cádiz y las víctimas, cediendo por ejemplo una parte de las actuales instalaciones del Instituto Hidrográfico, para que Cádiz pueda disponer de un museo permanente digno en el lugar de la explosión, que podría ser trasladado de su ubicación actual en un plazo razonable de tiempo. Y el Ayuntamiento algo debería hacer en este sentido.

 Al Ayuntamiento le pido que haga un Monumento funerario digno, de mayores dimensiones y mejor diseño, donde está el actual, donde puedan estar escritos todos los nombres de las víctimas como ha ocurrido en otras tragedias nacionales o internacionales. Monumento funerario que podría salir a concurso público dentro de un límite presupuestario, pero al que, creo, en justicia debería colaborar de manera importante el Estado o la Marina...

Sería una forma de hacer justicia a la ciudad de Cádiz y a sus víctimas.

Porque aquella explosión marcó la vida de la ciudad de Cádiz en estos últimos años y han sido 150 tragedias humanas. 150 personas que nunca deberían haber muerto.. Además de los miles de heridos y la cantidad de viviendas destrozadas..

Dije también que esto no es algo que pasó hace 70 años y ya está. Es algo que está en la memoria colectiva del pueblo de Cádiz que se va transmitiendo de padres a hijos y a nietos...y sigue siendo plenamente actual.

Es nuestra responsabilidad recuperar esta también nuestra otra memoria histórica para exigir justicia.

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