La Asociación de amigos/as de Fermín Salvochea, como todos los años, realizó una ofrenda floral ante la lápida y restos de Fermín Salvochea en la entrada del Cementerio de S. José de Cádiz, que, aunque cerrado, abrió sus puertas para que pudiéramos estar allí.
Unas palabras de la presidenta Carmen Chico volvió a recordarnos a todos la figura de este gaditano excepcional, que entregó su vida por los más desfavorecidos y que vivió con gran coherencia aquellos ideales que vivía, muriendo sin tener nada, después de una vida luchando por un sistema político que estuviera al servicio de los más desfavorecidos y no, como siempre ocurre, del poder y del dinero.
Una compañera recordó a Antonio Chico Coto, padre de la presidenta y de su hermano Antonio, quien, siempre se encargaba de poner flores en el nicho de Fermín. Tradición que han seguido haciendo hasta hoy sus hijos.
Antonio Chico, de quien me hice muy amigo cuando empezamos a recaudar fondos para la suscripción popular con la que pudimos, después de mucho tiempo, poder sufragar los gastos del forjado en bronce del busto de Loreto (que se hizo en Madrid) y de los gastos del escultor Jesús Micó, cenaba en nuestra casa muchos domingos y compartimos muchas cosas en común.
Fue él el que me comentó cosas admirables y anécdotas muy curiosas de Fermín porque a él se lo transmitió, si no recuerdo mal, su abuela, que creo llegó a trabajar con Fermín. Antonio Chico ayudaría mucho a la venta de papeletas junto con los miembros de la Asoc. de Vecinos y otras muchas personas que colaboraron en distintos ámbitos.
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