sábado, 30 de marzo de 2024

DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2024. MI REFLEXIÓN. Juan Cejudo



La Resurrección para un cristiano es lo más importante. La Iglesia así lo celebra con una liturgia muy solemne  en la Vigilia Pascual nocturna, donde se bendice el fuego, se prepara el cirio Pascual, se proclama el Pregón Pascual, donde se destaca la Resurrección de Jesús, se leen hasta 7 lecturas de la Biblia, del Antiguo y Nuevo Testamento y en la Liturgia de la Palabra se leen las lecturas de S. Pablo y este año la del Evangelio de Marcos donde se narra la Resurrección, se bendice el agua y se renuevan las promesas bautismales. 

En el evangelio queda claro que fue María Magdalena, María la de Santiago y Salomé  las primeras en ser las testigos de la Resurrección de Jesús y las que corren a dar la noticia a los apóstoles.



A Jesús lo habían matado los sumos sacerdotes, con la colaboración de las autoridades políticas romanas. Lo consideraban un subversivo, un revolucionario, una persona muy peligrosa a la que había que eliminar, pues las masas empobrecidas le seguían, porque Él siempre estaba con ellas para aliviarles en su sufrimiento, porque les daba a todos dignidad como personas.  

No pudieron tolerar que Jesús entrara en el Templo para derribar las mesas de los cambistas y les denunciara que habían convertido su casa , no en una casa de oración, sino en una cueva de bandidos. Toda la vida de Jesús era una provocación para ellos. Jesús subvertía sus leyes: el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. Por eso curaba en sábado y permitía que sus discípulos cogieran las espigas de trigo en sábado para comer.



Él les llamaba "sepulcros blanqueados" y denunciaba su hipocresía....Por eso lo mataron.

Pero Dios lo resucita, porque Dios está con Él. Las causas que  Jesús defendió, ese reino de fraternidad, de amor, de justicia, de paz, de igualdad, de dignidad para todos, especialmente para los más marginados, ésas son las mismas causas de su Padre Dios, que lo resucita. 

Sobre la Resurrección me hago una reflexión importante: las primeras testigos fueron las mujeres. Las que habían estado hasta el final, al pie de la cruz, fueron las mujeres.  Era lógico que en las primeras comunidades cristianas las mujeres tuvieran un gran protagonismo. Las eucaristías se celebraban en las casas, muchas veces presididas por una mujer. Había mujeres diáconas, presbíteras, epíscopas, como hay constancia incluso en  inscripciones arqueológicas encontradas: "Theodora epískopa".

(En la foto, la primea de la izquierda)


Theodora Episkopa

¿Porqué en la actualidad la mujer en la Iglesia está tan discriminada? ¿Por qué la Iglesia hoy es  tan machista? Hoy, casi todos los cargos de responsabilidad en la Iglesia están ocupados por hombres. En las reuniones de cardenales y  obispos sólo hay hombres. No hay mujeres, ni obispas, ni presbíteras, ni diáconas, aunque el buen Papa Francisco está introduciendo a algunas mujeres en cargos de responsabilidad y hasta con presencia en el Sínodo de obispos con derecho a voto, algo nunca visto hasta ahora.

Pero queda muchísimo por recorrer "hasta que la Igualdad sea una costumbre en la Iglesia", como es el lema de las Revueltas de las Mujeres en la Iglesia, que así lo vienen reivindicando año tras año. Igual que el Sínodo de Mujeres, que ha enviado al Sínodo sus reivindicaciones por la igualdad en la Iglesia. Como esa organización de más de 150 mujeres presbíteras católicas (no aceptadas por Roma) que se extiende por todo el Mundo.




La Resurrección fortalece a los discípulos, que habían huido por miedo y que estaban temerosos. Ahora  vuelven a unirse y toman una gran fuerza. Ellos también son testigos de la Resurrección de Jesús. Jesús se les aparece en diferentes ocasiones, se les hace cercano, como en el pasaje  precioso de los discípulos de Emaús, que se transforman y sus corazones arden con la cercanía de Jesús...

Si Jesús resucitó, también nosotros resucitaremos con Él. Esta es nuestra fe. No es una evidencia demostrable científicamente que Jesús resucitó. Nadie lo vio físicamente, pero lo creemos firmemente por nuestra fe, por el testimonio de las mujeres y los apóstoles a los que se apareció en diferentes ocasiones.

Celebrar la Resurrección es sentirnos unidos a Jesús para luchar por las mismas causas que Él luchó: construir un Mundo de paz, un Mundo donde todos podamos sentirnos iguales, como hermanos, donde se elimine toda discriminación, donde se alivie el sufrimiento de la gente, donde nuestros preferidos sean los pobres, las personas sencillas, los más vulnerables. Que fomentemos la paz, la justicia, la fraternidad, el apoyo mutuo, la solidaridad con quienes menos tienen. 

Y eso debemos llevarlo a la vida concreta. Unirnos en grupo, en comunidad para, junto con otros colectivos, colaborar por hacer realidad ese Mundo más justo e igualitario.

Y hacerlo, aún con nuestras limitaciones de todo tipo,  con un gran sentido de esperanza, porque debemos ser utópicos, soñadores y pensar que la Vida debe vencer sobre la Muerte.

Luchar por la Paz en Gaza y Palestina, en Ucrania, por el fin de todas las guerras, contra el hambre, contra la exclusión social, por una vivienda digna para todos, especialmente para los que duermen en las calles, por una sanidad y educación públicas dignas, contra la marginación social, por la defensa de los derechos humanos, por un trabajo digno para todos....



Porque todo eso es vida y Jesús viene a traer vida, a alumbrar un Mundo Nuevo.

Ese Mundo Nuevo que estamos llamados a construir y una Iglesia, más evangélica, también.

  

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