miércoles, 3 de diciembre de 2008

El Vaticano contra la despenalización de la homosexualidad. Juan Cejudo


Fuente: Moceop, Redes Cristianas, Somos Iglesia Andalucía


Monseñor Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas ha dicho que el Vaticano se va a oponer a la despenalización de la homosexualidad en todos los países del Mundo.


La propuesta parte de la propia ONU y todos los países de la Unión Europea y otros muchos países han decidido apoyarla.




Resulta verdaderamente escandaloso que el Vaticano se oponga a esta despenalización. No se está hablando para nada de reconocer el matrimonio de los homosexuales. De lo que se está hablando es de despenalizar la homosexualidad para impedir que en numerosos países sea considere un delito y por tanto los homosexuales puedan sufrir condenas de prisión e incluso de muerte.



No hace mucho, con motivo del 60 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, el representante de la Santa Sede en la UNESCO tuvo una alocución alabando este importante acontecimiento. ¿Qué credibilidad puede tener un organismo como la Iglesia Católica cuando vemos posturas tan escandalosas como las que estamos comentando? ¿Cómo se puede tener ese cinismo de ensalzar los Derechos Humanos por un lado y por otro no apoyar para que se despenalice la homosexualidad? La Santa Sede no ha firmado la Carta de los Derechos Humanos que sí han ratificado prácticamente todos los Estados miembros.



Con posturas como éstas lo entendemos. El Vaticano se quita su disfraz y aparece como lo que es: un Estado antediluviano, retrógrado, con posturas que en los tiempos actuales aparecen como escandalosas, incomprensibles, injustificables y opuestas a los Derechos Humanos.



Además existe una tremenda contradicción en el mensaje que la Jerarquía de la Iglesia pretende transmitir: que está a favor de la vida, incluso de los preembriones o embriones desechados con fines terapéuticos, pero en otros muchos casos parece no importarle la vida cuando pueden apoyar propuestas para evitar la condena a muerte de numerosos homosexuales en algunos países o la pandemia del Sida en África si apoyara el uso del preservativo.



La homosexualidad jamás podrá ser un delito, sólo una opción sexual.



Es por eso que la Jerarquía eclesiástica está recibiendo numerosas críticas en muchas partes del Mundo consiguiendo que numerosos colectivos se sientan cada vez más lejos de sus posiciones.



Cádiz 3 de Diciembre de 2.008

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