miércoles, 8 de enero de 2025

DOCUMENTO FINAL DEL SÍNODO: ¿ESPERANZA O DECEPCIÓN? Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares




He leído dos veces el documento final del Sínodo que tiene 155

puntos y un total de 53 páginas.

He tenido paciencia para leerlo y releerlo y he querido hacer mi

reflexión personal, subrayando aquellos aspectos que podemos en

general valorar como esperanza y también los que nos llevan a 

decepcionarnos con él.


¿ESPERANZA?


Valorar, previamente al documento, el que Francisco haya

 posibilitado que todos los cristianos y cristianas del Mundo, también

 hasta no creyentes, hayan podido participar enviando sus reflexiones

 al Sínodo. Positivo también el método de participación en el mismo

 Sínodo con presencia de mujeres y laicos entre una gran mayoría de

 obispos y el sistema de mesas para debatir los temas.


El documento al leerlo, aunque mantiene en su contenido las

 posiciones tradicionales de una Iglesia, conservadora en su gran

 mayoría, tiene de fondo una música que suena bien. Veo un estilo de

 redacción muy distinto a otros documentos eclesiales y se apuntan

 también aportaciones que se ve que son del sector más abierto de la

 Iglesia. Ya se sabe que los redactores tienen que recoger lo que

 dicen unos y otros.


He anotado en mis apuntes algunas cuestiones de esa música que

 “suena bien” y que os dejo aquí para quienes les interese.


Introducción: Del camino sinodal iniciado en 2021


Dice que el Camino sinodal iniciado en 2021 está produciendo ya

 los frutos más preciosos en la vida de las familias, parroquias,

 asociaciones y movimientos, pequeñas comunidades cristianas,

 escuelas y comunidades religiosas. Habla ya desde el principio de

 las pequeñas comunidades cristianas o comunidades de base. (7)





Parte 1ª: “El corazón de la sinodalidad”. Llamados por el

 Espíritu a la conversión


Dice que en el corazón de Dios hay un lugar preferente para los

 pobres, los marginados y excluídos y por tanto también en el de 

la Iglesia (19)


Se solicita un grupo específico para ver qué hacer para que las

 celebraciones litúrgicas sean más expresivas de la sinodalidad (27)


Sinodalidad es escuchar, discernir, decidir juntos (28)


La familia es el lugar privilegiado para experimentar las prácticas

 esenciales de una iglesia sinodal: para escuchar, discernir y decidir

 juntos (35)


La disponibilidad de escuchar a todos, especialmente a los pobres,

 contrasta con un Mundo en el que la concentración de poder aisla a

 los pobres, a los marginados, a las minorías y a la Tierra, nuestra

 casa común (48)


Parte 2ª: “En la barca juntos”. La conversión de las relaciones



Debemos mirar al Evangelio para convertirnos y hacer nuestras las

 actitudes de Jesús (51)


Los males del Mundo: las guerras y conflictos armados, el afán

 lucrativo, las desigualdades, el racismo, la discriminación de los

 discapacitados, la violación de derechos…..No acoger a

 inmigrantes, destruir la Naturaleza. (54)




Hay que escuchar a las víctimas de los abusos para la sanación,

 arrepentimiento, justicia y reconciliación (55)

Hay que escuchar a quienes sufren exclusión y marginación (56).


En el tema de las mujeres una de cal y otra de arena:


Que se aplique para las mujeres “las oportunidades previstas en la

 legislación vigente” (que sabemos son discriminatorias y

 machistas). No hay nada en las mujeres que las impida desempeñar

 las funciones de liderazgo en las Iglesias. Sigue abierta la cuestión

 del acceso de las mujeres al ministerio diaconal. (Pero de momento,

 nada de nada) (60)


Sobre los obispos: La Asamblea sinodal desea que el Pueblo de Dios

 tenga mas voz en la elección de obispos (70)


Sobre el clericalismo: El clericalismo genera un cisma en el cuerpo

 eclesial que fomenta y ayuda a perpetuar muchos de los males que

 hoy denunciamos. (75)





Ministerios no instituidos virtualmente como el coordinar una

 pequeña comunidad eclesial, la de presidir celebraciones

 dominicales sin presbítero… (76)


Los laicos ,as deben participar más en las decisiones eclesiales.

Hay que respetar los derechos de quienes trabajan como empleados

 de la Iglesia (77)



Parte 3ª: Echar la red.- La conversión de los procesos.


En las decisiones eclesiales deben implicarse quienes se encuentran

 en los márgenes de la comunidad cristiana y de la sociedad (82)


En las iglesias locales, “a partir de las pequeñas comunidades

 eclesiales y de las parroquias hay que ofrecer oportunidades de

 formación” (86)+


La autoridad debe rendir cuentas a la comunidad (99)


Debe haber un funcionamiento eficaz de los Consejos de Asuntos

 Económicos (102)


Órganos de participación que ya contempla el C.D.C:


-Sínodo diocesano (canon 466)

-Consejo presbiteral (c. 500.2)

-Consejo Pastoral diocesano (c. 514,1)

- Consejo pastoral parroquial (c. 536)

- Consejo diocesano y pastoral para asuntos económicos (c. 493 y 537)


Ahí debe concretarse el proceso sinodal. (103)


En los órganos de participación deben participar mujeres, jóvenes y

 quienes viven en pobreza o marginación (106)


Ya hay experiencias de participación en las Comunidades de Base.

 (107)




La asamblea propone que se valorice más el Sínodo diocesano para

 cuestiones relevantes de la iglesia local. También para la rendición

 de cuentas. Deben reunirse lo más frecuentemente posible ( (108)


Parte 4ª: Una pesca abundante.


Las iglesias locales deben animar, apoyar y acompañar a quienes se

 dedican a la misión en el ambiente digital (113)





La parroquia no debe estar centrada en sí misma, sino orientada a 

la misión y llamada a apoyar el compromiso de tantas personas que,

 de diferentes maneras viven y dan testimonio de su fe en su

 profesión y en las actividades sociales, culturales y políticas..



En muchas regiones del Mundo, las pequeñas comunidades

 cristianas o comunidades eclesiales de base son el terreno en el que

 pueden florecer intensas relaciones de proximidad y reciprocidad,

 ofreciendo la oportunidad de vivir concretamente la sinodalidad

 (117)


La Iglesia...promueve la profecía de la cultura del encuentro, de la

 justicia social, de la inclusión de los grupos marginados, de la

 fraternidad entre los pueblos, del cuidado de la casa común, (121)




...hay que revalorizar la institución de los concilios particulares,

 tanto provinciales como plenarios, cuya celebración periódica ha

 sido una obligación durante gran parte de la historia de la Iglesia y

 que están previstos por el derecho vigente en el ordenamiento

 latino. Deberían convocarse periódicamente (129)


Parte 5ª: “También yo los envío”


La formación de los candidatos al ministerio ordenado se debe

 configurar al estilo sinodal. Ésto significa que deben prever una

 presencia significativa de figuras femeninas, una inserción en la

 vida de las comunidades y una educación para colaborar con todos

 en la Iglesia y practicar el discernimiento eclesial (148)


Hay que prestar atención al impacto del ambiente digital en los

 procesos de aprendizaje...La cultura digital constituye una

 dimensión crucial del testimonio de la Iglesia en la cultura

 contemporánea, así como un cmapo misionero emergente. Es

 necesario cuidar que el mensaje cristiano esté en la red de formas

 fiables (149)





Los temas de la Doctrina Social de la Iglesia, el compromiso por la

 paz y la justicia, el cuidado de la casa común y el diálogo

 intercultural e interreligioso también deben ser mas difundidos en el

 Pueblo de Dios para que la acción de los discípulos misioneros

 incida en la construcción de un Mundo mas justo y fraterno.


El compromiso por la defensa de la vida y los derechos de la

 persona, por el orden justo de la sociedad, por la dignidad del

 trabajo, por una economía justa y solidaria, por una ecología

 integral, forma parte de la misión evangelizadora que la Iglesia está

 llamada a vivir y encarnar en la Historia (151)


Conclusión: Un banquete para todos los pueblos


Mientras se alimenta en la eucaristía del Cuerpo y de la sangre del

 Señor, sabe que no puede olvidar a los pobres, a los últimos, a los

 excluidos, a los que no conocen el amor y están sin esperanza, ni a

 los que no creen en Dios o no se reconocen en ninguna religión

 instituida. (153)



Pero….. DECEPCIÓN



No se recoge nada de lo que muchos grupos de base y personas

 particulares enviamos al Sínodo, que son cuestiones de fondo que

 deberían haber sido tratadas para dar una mayor credibilidad a la

 Iglesia y para que ésta sea más fiel al Evangelio.




-Las actuales estructuras eclesiásticas están desfasadas. En la

 práctica se sigue funcionando de modo muy vertical: del obispo al

 párroco y de éste a los fieles. Los laicos no tienen el papel que

 deben tener. Hay que democratizar más la Iglesia, volviendo a los

 primeros siglos de la Iglesia cuando los fieles nombraban y

 removían a los obispos y los presbíteros se nombraban a propuesta

 de las mismas comunidades cristianas. Actualmente en no pocas

 diócesis el obispo es como un dictador que “ordena y manda” y

 nada se hace sin que él lo ordene. Y aquellos que cuestionen sus

 decisiones poco evangélicas, son apartados o castigados.


El obispo no debería ser un señor feudal en su diócesis, de modo que

 ni el Presidente de la Conferencia Episcopal puede llamarle al orden

 si actúa de modo irregular o con actitudes antievangélicas, pues cada

 obispo depende exclusivamente del Papa. El Papa lógicamente no

 puede controlar todas las actuaciones de todos los obispos del

 Mundo. Debería haber un sistema organizativo, más democrático, en

 cada diócesis para controlar más las actuaciones de cada obispo para

 que se ajusten a los criterios evangélicos y a la línea que va

 marcando el Papa Francisco.





El sistema de nombramiento de obispos es nefasto. Hay que eliminar

 el actual sistema de ternas. Deberían ser las comunidades cristianas

 quienes propusieran posibles candidatos a obispos.



Los laicos deben tener mucho más protagonismo en la Iglesia, no

 sólo siendo consultados, sino también en la toma de decisiones, de

 forma más democrática.




El sistema de los actuales seminarios hay que eliminarlos. Los

 candidatos a sacerdotes deben surgir de las mismas comunidades y

 deberían ser personas de experiencia cristiana contrastada, sea

 hombre o mujer, soltero o casado.


Ante el problema de la pederastia la jerarquía no puede ni debe

 esconder la cabeza, sino colaborar con una comisión que de verdad

 sea independiente y que asuma todas sus responsabilidades con las

 víctimas y ponga remedio para que este tipo de hechos no se puedan

 seguir dando.



Las ropas de cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos/as deben

 ser como la de las demás personas. Ese ropaje extraño y de otros

 tiempos aleja a la gente. Jesús y los apóstoles vestían como los

 demás, sin distinciones.



La comunidad de los discípulos de Jesús , que es la Iglesia, debe

 estar al servicio de los pobres, impulsando sus luchas liberadoras y

 tratando de aliviar su sufrimiento. Cierto el papel magnífico de las

 Caritas en todo el Mundo y de Manos Unidas en países de misión,

 igual que es magnífico el compromiso de tantos sacerdotes,

 religiosas, religiosos y laicos en países empobrecidos. Como lo es el

 compromiso de tantos cristianos y cristianas en diferentes lugares,

 que están siempre ayudando a los pobres y comprometidos con sus

 luchas liberadoras por una mayor justicia social.


Pero la Iglesia debería ir más allá, vendiendo muchas de sus

 posesiones y riquezas para aliviar el hambre en el Mundo y 

también los problemas de vivienda en tantos sitios… Las

 personas sin techo, los desahuciados,  los inmigrantes etc...deberían 

encontrar en la Iglesia solución a sus problemas, aunque la

 responsabilidad sea de las instituciones públicas.



 Es un verdadero escándalo los más de 100.000 inmuebles 

inmatriculados por la Iglesia en  España, muchos de ellos sin la 

debida documentación que acredite su propiedad. La

 jerarquía debe pedir perdón por ello y devolver esos bienes a 

sus legítimos dueños.



Es un verdadero problema para el hombre de hoy que la Iglesia

 aparezca con unos criterios éticos muy retrógrados en temas tan

 populares como el divorcio, las relaciones prematrimoniales, el

 aborto, los matrimonios del mismo sexo, los divorciados vueltos

 a casar etc...Esos criterios provocan un grave rechazo en la gente

 pues la sociedad actual los tiene considerados como legítimos

 derechos.



La gran mayoría de nuestra jerarquía aparece siempre muy ligada

 en sus gestos y en sus declaraciones con las fuerzas más

 conservadoras, lo que provoca el rechazo en sectores populares,

 obreros, juveniles, feministas etc...Debe tener gestos y declaraciones

 mucho más respetuosas con la pluralidad de opciones políticas

 existentes en nuestra sociedad.


Es especialmente lamentable que en España determinados medios de

 la Iglesia como COPE y 13TV aparezcan siempre en posiciones

 afines a la derecha y ultraderecha en no pocos temas, como en su

 juicio contra los inmigrantes, que ha merecido repetidamente la dura

 crítica de Monseñor Agrelo ex arzobispo de Tánger.





Tampoco se entiende la dependencia económica de la Iglesia del

 Estado que recibe anualmente unos 13.000 euros en distintos

 conceptos, cuando en los mismos acuerdos Iglesia-Estado se

 comprometía a ser autogestionada económicamente de modo

 progresivo, lo que no se ha cumplido.


La Iglesia no debería codearse con dictadores y corruptos, que al

 mismo tiempo, muchos de ellos presumen de ser cristianos (Trump,

 Bolsonaro, Salvini etc.). Debe tener la valentía de desenmascararlos

 públicamente y decir que no pueden presumir de ser cristianos.

 Igualmente con los muchos casos de políticos corruptos a los que

 hay que desenmascarar. No digamos de los narcotraficantes o

 pederastas, incluídos sacerdotes y religiosos….



Las celebraciones de misas deberían adaptarse a los tiempos

 tecnólogicos de hoy y utilizar más estos recursos para las homilías

 que deben ser más breves y centradas en el evangelio, sin proclamas

 de tipo político, casi siempre en línea muy de derecha y

 conservadora. 


Toda la liturgia (misas, bautismos, exequias, bodas...)

 debe ser renovada y actualizada con expresiones mas sencillas y que

 facilite mucho más la participación de la gente. Son ceremonias

 aburridas que no dicen nada a nadie, especialmente a los más

 jóvenes. La ropa de los que celebran debe ser sencilla y la forma de

 celebración debería ser más circular (no un banco detrás de otro)

 para que todos se vean y puedan intervenir.


En las celebraciones religiosas populares en la calle habría que

 eliminar la presencia de autoridades, las tropas militares, tan ajenas

 al sentido religioso y también habría que ir prescindiendo de tantas

 riquezas de oro y plata de las imágenes. Deben ser celebraciones

 estrictamente religiosas.


Un gravísimo problema que tiene la Iglesia es la discriminación de

 las mujeres. El sínodo de obispos la gran mayoría son hombres. Los

 sacerdotes todos son hombres, ninguna mujer. Ésto es un gravísimo

 impedimento para el hombre de hoy que hace ya muchos años vive

 en sociedades democráticas donde la mujer ocupa espacios de

 responsabilidad igual que los hombres. Las mujeres en las primeras

 comunidades cristianas tuvieron un gran protagonismo. En el actual

 gobierno de España hay más mujeres que hombres.



La mujer debe tener en la Iglesia las mismas responsabilidades que

 el hombre pudiendo acceder a cualquier tipo de responsabilidad

 (diácono, sacerdotes, obispo, papa). Y por supuesto a cargos

 importantes en las estructuras diocesanas.


A nivel mundial la Iglesia debería renunciar a ser un Estado, el

 Vaticano debería ser cedido a la UNESCO para su gestión. Por tanto

 se deben eliminar los nuncios, embajadores y personal diplomático

 y guardia suiza. La Iglesia no tiene que ser un poder. En España la

 Iglesia debe renunciar a los privilegios que le dan los actuales

acuerdos Iglesia- Estado y los obispos deben dar ejemplo vistiendo

 como la gente normal y viviendo austeramente en cualquier piso

 como los demás ciudadanos. 





Hay hoy muchos inmuebles, como  seminarios, hoy casi vacíos que 

deberían ser cedidos para utilidad social o bien la misma Iglesia 

darle un uso social para las personas más desfavorecidas. La Iglesia 

debe ser pobre y para eso debe  desprenderse de muchísimas de sus 

propiedades.


Deben abandonar esos palacios episcopales, como Francisco se fue

 a vivir a una sencilla residencia en Santa Marta. Ese ejemplo lo

 deberían imitar todos. Deben también los cristianos participar

 mucho más en movilizaciones populares que pretenden que se

 cumplan los derechos humanos, la justicia, la paz, la libertad, los

 derechos sociales y laborales, porque la Iglesia debe estar

 comprometida con las causas del pueblo optando claramente por

 ellas.



La Iglesia debe reconocer en la práctica a muchos colectivos

 cristianos a los que hoy mantiene al margen y no reconocidos.

 No se puede tolerar tanta discriminación con colectivos cristianos,

 que llevan una trayectoria impecable desde hace muchos años,

 sintiéndose Iglesia, pero que, por su sentido crítico con ciertas

 actuaciones de la jerarquía, son excluídos e ignorados. Me refiero a

 colectivos como MOCEOP, Comunidades Cristianas Populares,

 Asociación de teólogos/as Juan XXIII, Revuelta de mujeres en la

 Iglesia, asociación de mujeres católicas presbíteras, Asociación de

 mujeres teólogas y muchísimos otros que nombrarlos sería excesivo.






Estos colectivos y muchos otros actualmente tienen muchas

 dificultades para poder reunirse en locales de la Iglesia. Esta

 discriminación debe desaparecer. No podemos tener relaciones

 fraternas con miembros de otras confesiones religiosas y a estos

 grupos católicos discriminarlos y negarles el pan y la sal.


Y es que se confunde la unidad en la Iglesia con la uniformidad.

 Dentro de la necesaria unidad de la Iglesia se debe admitir una sana

 diversidad y pluralidad de opciones teológicas y también reconocer

 las posturas críticas ante determinadas actuaciones, declaraciones y

 comportamientos de la jerarquía.


Hay que eliminar el clericalismo en la iglesia con una participación

 mucho mayor de los laicos a todos los niveles y sobre todo de las

 mujeres.



Habría que fomentar mucho más el movimiento de comunidades

 eclesiales de base que deben ser reconocidas de modo oficial por la

 Iglesia y no marginadas. El celibato debe ser opcional y la mujer

 debe poder acceder a cualquier tipo de responsabilidad en la Iglesia,

 incluyendo el presbiterado o episcopado.






No hay comentarios: