sábado, 24 de marzo de 2018
38 AÑOS DEL ASESINATO DEL OBISPO SALVADOREÑO ÓSCAR ROMERO. Juan Cejudo, miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares
Se cumplen ahora 38 años del asesinato en El Salvador del obispo Óscar Romero.
Óscar Romero era un obispo de corte conservador, tradicional. Pero fue evolucionando en contacto con su pueblo. Las injusticias que veía se cometían con el pueblo salvadoreño le hicieron evolucionar a una fe más comprometida, menos espiritualista...
El asesinato del jesuita Rutilio Grande le abrió los ojos. Un jesuita comprometido con las comunidades eclesiales de base y con los pobres. Óscar Romero cambio pronto su estilo y empezó a denunciar las injusticias y la represión que el gobierno cometía con el pueblo.
Pronto empezarían las amenazas de muerte hacia su persona y en poco tiempo su asesinato.
Recuerdo perfectamente cuando en 1980 escuchaba yo por la tele las palabras que el obispo decía a los soldados animándolos a que dejaran la represión porque eran hermanos del pueblo que dije: " A este obispo se lo cargan". Y es que sus palabras eran muy valientes, muy comprometedoras : "Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios […]. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!”
No tardó mucho en hacerse realidad mis temores. Al día siguiente, mientras Romero celebraba la misa y alzaba el cáliz, fue asesinado por un tirador mandado por los jefes militares que entendían que el obispo les animaba a la desobediencia a las órdenes de sus superiores militares.
Durante los mandatos de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI Óscar Romero fue no sólo ignorado por la Iglesia, sino también calumniado por los políticos, medios de comunicación y no pocos sacerdotes y obispos, mientras el pueblo lo veneraba como santo y mártir
Ahora Francisco hace tres años ha hecho justicia y lo ha beatificado y muy pronto va a ser canonizado, aunque para el pueblo latinoamericano ya hace muchos años que lo consideraban un santo , "San Romero de América", como le llamaría Casaldáliga en un breve poema.
Obispos como éstos son los que necesitamos en Cádiz y en España y en todo el mundo. No obispos preocupados del dinero, de mantener la burocracia, la diplomacia y la ortodoxia y de entender la vida cristiana como un espiritualismo absurdo, en vez de optar por los más pobres como Romero, como Jesús de Nazaret.., comprometidos con los derechos humanos, con la justicia, la igualdad y la libertad de los más desfavorecidos de nuestra sociedad...Aunque eso le suponga dar su vida como la dio Jesús y Óscar Romero.
Hacen falta muchos obispos hoy como Óscar Romero.
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