jueves, 30 de agosto de 2007

¿OTOÑO CALIENTE? José María Castillo


Fuente:El Ideal de Granada , Moceop, Somos Iglesia de Andalucía y Redes Cristianas


SE nos avecina un otoño caliente. No por causa del cambio climático, sino con motivo de la campaña pre-electoral que va a empezar pronto. Si desde el 14 M, la crispación política y religiosa han ido en aumento, se puede pensar razonablemente que en las próximas semanas la convivencia entre los españoles se va a caldear más. Confieso que lo que más me preocupa de este probable calentamiento es la previsible participación que en él van a tener no pocos ‘hombres de Iglesia’. Los temas seguramente más polémicos ya están sobre la mesa. La asignatura de educación para la ciudadanía será, según parece, el tema estrella.

Pero no sólo eso. En octubre, el papa va a beatificar en Roma a cerca de quinientos mártires de la Guerra Civil. Que yo sepa, nunca subieron a los altares tantas personas a la vez. Lo van a hacer cuando tenemos las elecciones generales a la vista. Y en el momento en que la ley de la ‘memoria histórica’ pone más nerviosa a mucha gente. En esas condiciones, va a ser difícil evitar que muchos ciudadanos vean una provocación en el hecho de que, de tantos miles de víctimas de la Guerra Civil, precisamente los que se oponen a la ley de la memoria histórica glorifican a sus muertos, al tiempo que se indignan porque se quiere sacar de las fosas comunes a los muertos del bando contrario.


Así están las cosas. Pero me temo que se van a complicar en cuanto empiece el curso escolar. Sobre todo, si empezamos con los objetores de conciencia que se niegan a que sus hijos asistan a las clases de educación para la ciudadanía. Y luego, a partir de octubre, las solemnes celebraciones que van a honrar la memoria de los mártires que dieron su vida ‘por Dios y por España’, al tiempo que, quienes tengan poder para hacerlo, seguirán poniendo pegas para que los hijos y nietos de quienes fueron fusilados por los ‘nacionales’ puedan dar con los restos mortales de padres o abuelos y rendirles el reconocimiento que hasta ahora no han podido ofrecerles.


Estando en el poder un gobierno del PSOE, que es quien ha introducido en los planes de estudio la asignatura de educación para la ciudadanía y quien ha aprobado en el parlamento la ley de la memoria histórica, es evidente que la Ley no ampara a quienes proyectan impedir o dificultar que esas leyes se pongan en práctica. El problema está en que los obispos, y la derecha en general, cuando se oponen a las mencionadas leyes, no invocan argumentos jurídicos o legales. Porque saben que por ahí llevan las de perder. Por eso echan mano de argumentos éticos apelando a la conciencia.


Lo cual es una estrategia bien montada. Porque, como sabemos, la Iglesia es experta en manejar y, a veces, manipular conciencias. Tiene experiencia de siglos en ese oficio. De ahí que obispos, clérigos y sus seguidores incondicionales se sienten cómodos cuando plantean los problemas ciudadanos en el terreno de la ética y, por tanto, en el ámbito de las conciencias. Ahí llevan las de ganar. Un buen ejemplo, en este sentido, es lo que dijo el papa actual el 24 de junio de 2005: «Es legítima una sana laicidad del Estado en virtud de la cual las realidades temporales se rigen de acuerdo con las normas que les son propias». Pero el papa añadió : «sin excluir sin embargo las referencias éticas que encuentran su último fundamento en la religión.


La autonomía de la esfera temporal no excluye una íntima armonía con las exigencias superiores y complejas que se derivan de una visión del hombre y de su eterno destino» (’L'Osservatore romano’, 25.VI.05, p. 5). Este texto es programático y expresa toda una mentalidad. El papa admite la laicidad del Estado. Pero sólo admite la laicidad ’sana’. Es decir, la que no excluye ‘las referencias éticas’. Una fórmula inteligente desde el punto de vista de un buen dirigente religioso. Porque, desde el momento en que apela a las referencias éticas, está sacando al Estado de sus competencias específicas y lo está llevando a un ámbito que «encuentra su último fundamento en la religión», según el criterio del papa.


A la vista de este razonamiento pontificio, se entiende la lógica del discurso episcopal. Los obispos admiten el Estado laico y sus leyes. Pero con tal que todo eso sea ’sano’. Y sano es solamente el Estado que acepta como ‘último fundamento’ del bien y del mal lo que dictamina la religión, es decir, el papa y los obispos. El conflicto, por tanto, está servido. Porque muchos ciudadanos están convencidos de que la religión no tiene por qué ser el ‘último fundamento’ del comportamiento ético. Hay mucha gente profundamente religiosa que no es precisamente ejemplar en su conducta. De la misma manera que hay ateos honrados, ejemplares y hasta heroicos. Además, si hablando de quien dictamina sobre el bien y el mal, el papa y los obispos tuvieran las manos limpias, su discurso tendría una credibilidad inapelable.


Pero, ¿qué crédito moral puede tener una institución (la Iglesia) que exige respeto al derecho de los padres para educar a sus hijos, pero a estas alturas aún no ha firmado los tratados internacionales sobre los derechos humanos? ¿Qué ética manejan los obispos que ocultan a curas pederastas, que expulsan sin explicaciones a profesores de religión, que no dan cuenta cada año hasta del último céntimo que cada diócesis gasta? En cualquier caso, los principios éticos por los que se debe regir un Estado no confesional no pueden ser los que provienen de una confesión religiosa. Porque si el Estado hace eso, ¿qué les puede decir a los ciudadanos que no creen en ninguna religión?


Si la Iglesia quiere colaborar a la pacífica convivencia de los españoles, lo mejor que puede hacer es promover lo que nos une, no lo que nos enfrenta. Sobre todo cuando lo que nos enfrenta es bastante discutible desde no pocos puntos de vista.

lunes, 27 de agosto de 2007

EL AUTORITARISMO EN LA IGLESIA. Nota de prensa de Moceop



En Albuñol (Granada) se ha vuelto a dar otro caso de autoritarismo eclesiástico, protagonizado por el ya famoso Arzobispo de Granada. A golpe de báculo y contra la opinión de todo el pueblo, destituye al cura Gabriel Castillo que había sido muy bien aceptado por sus feligreses, especialmente, a raíz del gesto evangélico de abrir las puertas de su propia casa para acoger a un nutrido grupo de inmigrantes senegaleses que estaban sin vivienda.
No es nada normal que los feligreses hoy hagan concentraciones, acciones de protesta en la misma iglesia, recogida de firmas masivas ( más de 2.000) , soliciten una entrevista al Defensor del Pueblo andaluz trasladándose hasta Sevilla para apoyar a un cura que el arzobispo ha decidido enviar a otra parroquia. No es nada normal que los feligreses apoyen tanto a un cura. No.


Pero ¿cómo reacciona el polémico arzobispo? Contesta con un “no os recibo” y decide dejar al pueblo sin cura, sin misas, sin bodas y sin bautizos porque toda su respuesta pastoral ha sido la de levantar el báculo episcopal para dejar muy claro quién manda en la Iglesia.


Pero este caso no es el único. Ya hemos visto estos meses pasados cual ha sido la postura de Rouco, Cardenal de Madrid con los curas de Entrevías. A pesar de las más de 30.000 firmas ya entregadas en el arzobispado a favor de los curas y de la continuidad de la Parroquia, él ha decidido “manu militari” cerrar la Parroquia de los marginados.


A pesar de la inmensa oleada de apoyo y de solidaridad con la Parroquia llegada desde todas las partes del Mundo. Él ha decidido que hay que dejar claro quién es la autoridad en la Iglesia. Y en la entrevista mantenida por los responsables de la Parroquia con él, no ha dialogado. Ha impuesto sus puntos de vista. El obispo contra todos, da igual. El baculazo.


¿Y qué ha pasado con el documento aprobado en el CELAM por los obispos latinoamericanos donde se hacía un claro reconocimiento a favor de las comunidades eclesiales de base y la opción por los pobres? Pues que el Presidente saliente del CELAM, Monseñor Errázuriz, ha decidido él solito, cambiar frases muy importantes del documento antes de entregárselo al Papa. De modo que ahora, en el documento entregado a Benedicto XVI, queda completamente tergiversada la opinión de la Asamblea de los obispos latinoamericanos.


¿Quién es él para cambiarlo? Es normal que él, como Presidente, pueda quitar una coma o poner un punto en una redacción del documento. Lo que no debe hacer nunca, por muy Presidente que sea, es cambiar el significado y el contenido de lo que fue aprobado por la Asamblea plenaria en su última y definitiva 4ª redacción simplemente porque a él no le guste.
Otro claro ejemplo de autoritarismo en la Iglesia.


Ya sabemos que la normativa actual de la Iglesia considera al obispo como alguien que puede actuar con plenos poderes, sin tener en cuenta para nada la opinión de la comunidad cristiana. ¿Pero esta normativa es buena pastoralmente? ¿Siempre ha sido así en la historia de la Iglesia?
Hay que dejar claro que esto no ha sido así en los primeros siglos del cristianismo, como muy bien nos ha recordado José María Castillo en su artículo “El cura de Albuñol y sus fieles”


“En los primeros tiempos del cristianismo, la Iglesia no funcionaba así. Cuando Judas se suicidó, Pedro reunió a la comunidad para nombrar un sustituto y fue la comunidad quien decidió el procedimiento para designar a Matías (Hech 1, 15-26). Cuando en la comunidad de Jerusalén hubo problemas, se reunieron todos y entre todos eligieron a siete colaboradores para atender a los de origen griego (Hech 6, 1-6). Algo después, Pablo y Bernabé designaban en las comunidades, por votación a mano alzada (tal es el sentido del verbo griego jeirotonéo), a los presbíteros (Hech 14, 23; también 2 Cor 8, 19; Didaché 15, 1; Ignacio de Antioquía, Pol. 7, 2).


Esta práctica se mantuvo en los siglos siguientes. A mediados del s. III, Cipriano, obispo de Cartago, escribía a los presbíteros de su diócesis: “Desde el principio de mi episcopado determiné no tomar ninguna resolución por mi cuenta sin vuestro consejo y el consentimiento de mi pueblo” (Epist. 14, 4). Es más, esta misma práctica se observaba para el nombramiento de obispos y papas. San León Magno (s. V) lo dijo con precisión: “El que debe ser puesto a la cabeza de todos, debe ser elegido por todos” (Epist. X, 6). De forma más tajante, el papa Celestino I estableció la norma (Epist. IV, 5) que en el s. XI vuelve a recoger el Decreto de Graciano: “No se imponga ningún obispo a quienes no lo aceptan; se debe requerir el consentimiento del clero y del pueblo” (c. 13, D. LXI).em>


Más aún, cuando en la persecución de Decio (ao 250), los obispos de León, Astorga y Mérida no dieron el debido ejemplo de fe, las comunidades de esas diócesis se reunieron y los destituyeron. La situación llegó a ser tan grave que san Cipriano convocó un concilio en Cartago. Los 37 obispos allí reunidos redactaron un documento que conocemos por la carta 67 de Cipriano. En este documento se dicen tres cosas: 1) el pueblo tiene poder, por derecho divino, para elegir a sus obispos; 2) el pueblo tiene también poder para quitar a los ministros de la Iglesia cuando son indignos; 3) ni el recurso al obispo de Roma debe cambiar la decisión comunitaria cuando tal recurso no se basa en la verdad (Epist. 67, 3, 4 y 5).”em>


(Los subrayados son nuestros. José Mª Castillo, artículo citado)


Creo que en los tiempos que vivimos, con unos sistemas democráticos bien arraigados, bueno sería que la Iglesia fuera abandonando estas formas de autoritarismo, tan desfasadas, tan trasnochadas y fuera volviendo a formas de gobierno mucho más democráticas y consensuadas con las comunidades de creyentes como ocurría en los primeros siglos del cristianismo.
Porque de persistir este estilo tan poco evangélico, lo único que están consiguiendo nuestros obispos, es el rechazo y la desbandada, cada vez mayor, de un número nada despreciable de creyentes de las iglesias.


Desde aquí nuestro apoyo al Cura de Albuñol y los vecinos de ese pueblo por su solidaridad ejemplar. Nuestro apoyo a los curas de Entrevías y a cuanta gente les está apoyando.Denunciamos la forma de proceder de los arzobispos de Granada y Madrid y del Cardenal Errázuriz con el documento de Aparecida y por tantos gestos de autoritarismo eclesiástico como todavía quedan.


Una sana autocrítica en la jerarquía de la Iglesia se va haciendo muy necesaria.


EQUIPO DE PRENSA DE MOCEOP

PARTICIPAR Y DECIDIR. Nota de prensa de las Comunidades Cristianas Populares de Granada y Andalucía


Las Comunidades Cristianas Populares de Granada y Andalucía se solidarizan con la lucha que la comunidad parroquial de Albuñol está llevando a cabo: Tener Voz y decisión frente a la actitud autoritaria del arzobispo de Granada. No conocemos de primera mano el caso concreto de la parroquia de Albuñol y el traslado de su párroco, solo disponemos de la información reflejada en los medios de comunicación.
Lo importante del caso es que las comunidades cristianas sean parroquiales o de otro tipo, deben tener el derecho de PARTICIPAR Y DECIDIR en los asuntos que les afecten. Y mucho más si se trata de elegir a la persona que va a coordinar la vida comunitaria.


Esto fue así durante los primeros siglos del cristianismo y no hay razón teológica que lo determine, como bien lo explica el teólogo José María Castillo en el artículo publicado en Ideal el 17-8-07. Creemos en una iglesia COMUNIDAD de comunidades diversas, con múltiples carismas elegidos desde la base, el diálogo y la igualdad de sexos.


Denunciamos la respuesta “irrevocable”, dictatorial, del arzobispo de Granada y por extensión el modelo feudal-piramidal que caracteriza la organización de esta iglesia. No fue así en los primeros tiempos y no es esta la iglesia que quiso Jesús. Apoyamos las quejas, movilizaciones y modos de presión de la comunidad parroquial de Albuñol. En tanto que no conculcan el derecho de las personas, son tan cristianos como humanos y viceversa.


Ya es hora que los cristianos dejen de ser “borregos sumisos” con “pastores descarriados” y sobre todo antievangélicos. Revindicamos el DERECHO de los cristianos a DISENTIR de la Jerarquía católica e invitamos a hacerlo públicamente sin miedo a represalias ni a un falso sentido de la prudencia.


Domingo Gómez LeivaComo Portavoz de las Comunidades Cristianas Populares de Granada y Andalucía.

miércoles, 15 de agosto de 2007

EN CÁDIZ FALTA UN MONUMENTO MUY IMPORTANTE: EL MONUMENTO A FERMÍN SALVOCHEA. Juan Cejudo



No es que me haya parecido mal que en Cádiz se haya inaugurado un gran monumento a María Auxiliadora, con motivo de los 100 años de los Salesianos en Cádiz y que el Ayuntamiento haya colaborado de modo muy importante.

Lo que sí me parece verdaderamente ilógico es que el Ayuntamiento haya apoyado ese monumento a María Auxiliadora y no haga nada para que un personaje tan gaditano, tan famoso y de proyección tan internacional como es nuestro entrañable FERMÍN SALVOCHEA, aún no disponga en nuestra ciudad de un monumento que haga justicia a la extraordinaria importancia de su figura.

No seré yo quien haga aquí una biografía de Salvochea porque personas mucho más preparadas que yo lo han hecho. Basta señalar las del biógrafo oficial de Fermín Salvochea Fernando Puelles, de Alcalá de los Gazules, las de Pedro Vallina y las de Ignacio Moreno. Sólo resaltar que fue un famoso Alcalde de Cádiz, que se desvivió por los pobres e indigentes de la ciudad, que lo dio todo por ellos, incluso su cama, hasta el punto que dicen, que por dormir en una mesa se cayó, tuvo una lesión de espalda y a consecuencia de sus heridas murió. Hombre antirreligioso por convicción , luchó por expropiar las posesiones de la Iglesia para dárselo a los pobres, aunque era muy respetuoso con las creencias de las personas. Acompañaba a su madre a misa y la recogía y tomaba café casi a diario con un amigo suyo que era cura . Lerroux le llamó “El Cristo anarquista”.

Estando en prisión fue nombrado diputado en Cortes y elegido alcalde de Cádiz por aclamación. Su entierro fue una verdadera manifestación de toda la ciudad de Cádiz, a la que asistieron más de 50.000 personas a pesar del tremendo diluvio de agua que caía. Incluso sus adversarios políticos le admiraban porque se había hecho respetar por todo el Mundo.

¿Cómo es posible que un personaje como Salvochea aún no disponga en Cádiz de un digno monumento?

Si no estoy equivocado, tan sólo hay en Cádiz una lápida dedicada a su nombre en la calle Argüelles, donde murió ( nació en la Plaza Viudas, hoy Fernando García de Arboleya) y un pequeño y humilde busto en la Barriada de Loreto, que fue construido en los primeros años de la Democracia por suscripción popular a iniciativas de la Asociación de Vecinos de Loreto y la colaboración de los Ayuntamientos de Cádiz y Puerto Real de aquellos años. Pero pienso que es insuficiente para la figura tan excepcional de Salvochea.

Aunque es verdad que, a falta de iniciativas de los organismos oficiales, los vecinos de Cádiz han decidido popularizar su nombre en algunas ocasiones, como cuando los vecinos de Loreto decidieron en Asamblea General que el Colegio del Barrio llevara el nombre de Fermín Salvochea, o los vecinos de Guillén Moreno también quisieron que su Asociación de Vecinos se llamara “Fermín Salvochea”, o que más tarde la escuela-taller del Cerro del Moro se llamara “Fermín Salvochea”

Entiendo que un Ayuntamiento de Derechas como el que tenemos, prefiera dar preferencia a un busto de María Auxiliadora que a uno de Fermín Salvochea que era ateo y anarquista, pero creo que debería tener alteza de miras para comprender que la figura de Salvochea es la de un gaditano excepcional al que la ciudad de Cádiz le merece un homenaje que perdure para las generaciones venideras.

Para decirlo claramente: falta en Cádiz un monumento muy importante: el monumento que se merece FERMÍN SALVOCHEA Y ÁLVAREZ, Alcalde de Cádiz. Y parece lógico que es el Ayuntamiento de la ciudad quien debiera tomar la iniciativa y considerar este asunto prioritario a la hora de financiar cualquier otro monumento en nuestra ciudad en el futuro.