Me
ha parecido un gesto de gran relieve por parte del Papa Francisco la
llamada telefónica que ha hecho al teólogo granadino José Mª
Castillo.
Vamos
a decirlo claramente: José Mª Castillo, para los papas anteriores
había sido un teólogo "maldito". Uno de los cerca de 600
teólogos sancionados por los papas anteriores y la Congregación del
Santo Oficio.
Desde
la década de los 80, José Mª Castillo ha venido sufriendo
sanciones por parte del poder religioso. Le destituyeron como
profesor de teología en la facultad de Granada al retirarle las
autoridades la venia docendi. Sanción que también sufrieron los
teólogos Benjamín Forcano y Juan Antonio Estrada.
Hace
10 años, presionado por sus superiores jesuitas, tuvo que abandonar
la Compañía de Jesús a la que había dedicado toda su vida.
Ha
seguido impartiendo conferencias y clases por medio mundo ,
escribiendo libros y artículos y acudiendo a innumerables actos de
donde se le ha reclamado por su gran valía. Pero por parte de
autoridades religiosas sólo había recibido sanciones y represalias.
Y
es que los pontificados de Juan Pablo II primero y el rígido control
de Ratzinger al mando de la Congregación del Santo Oficio y más
tarde del Papa Benedicto XVI, no eran tiempos favorables para los
teólogos de línea renovadora, abierta, progresista.
Por
eso esta llamada ahora directa, personal, del Papa Francisco ha
tenido un significado de especial importancia que hay que valorar
enormemente.
José
María se ha debido sentir especialmente reconfortado por esta
llamada que viene,de alguna manera a hacer justicia a tantos años de
persecución a un cristiano cabal, a un sacerdote y teólogo
fiel a los principios del Evangelio que tantísimo bien nos viene
haciendo a muchos en tantas partes del mundo con sus
publicaciones, sus libros, sus conferencias y artículos.
El
siguiente paso de Francisco debería ser la rehabilitación de todos
los teólogos anteriormente sancionados.
Así
se seguiría siendo fiel a las orientaciones que daba el Concilio
Vaticano II: “Debe reconocerse a los fieles, clérigos o laicos,
la debida libertad de investigación, de pensamiento y de hacer
conocer, humilde y valerosamente, su manera de ver en el campo de su
competencia” (Sobre la Iglesia en el Mundo actual-62)
"La investigación teológica siga profundizando en la
verdad revelada, sin perder contacto con su tiempo, a fin de
facilitar a los hombres cultos en los diversos ramos del saber un
mejor conocimiento de la fe. Este buen entendimiento proporcionará
grandes servicios a la formación de los ministros sagrados, quienes
podrán presentar a nuestros contemporáneos las enseñanzas de la
Iglesia acerca de Dios, del hombre y del mundo, de forma mas adaptada
y a la vez más gustosamente aceptable por parte de ellos"
("Sobre la Iglesia en el Mundo actual" -62)
1 comentario:
Muchas gracias al blog por la información publicada, no se olviden de rezar a Dios por todo lo bueno y malo que nos da. Bendiciones.
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