sábado, 16 de abril de 2022

MIS REFLEXIONES Y VIVENCIAS SOBRE LA RESURRECCIÓN EN 2022. Juan Cejudo



La Resurrección de Jesús la celebra la Iglesia con gran solemnidad. En la Vigilia Pascual, de noche,  se apagan todas las luces, se bendice el fuego con el que se ilumina el gran cirio pascual. Se recita el pregón pascual  y se leen hasta 9 lecturas, 7 del A. Testamento y 2 del Nuevo. Se bendice el agua, se hace la renovación de las promesas bautismales y se termina con la liturgia eucarística.

En la lectura del evangelio de la misa del día, del evangelista Juan, María Magdalena va al sepulcro (posiblemente con  otras mujeres como dice Lucas) y ve que la piedra está retirada. Corre a decir a los once lo que ha visto: que se han llevado el cuerpo de Jesús y Pedro y Juan van al sepulcro. Juan llega antes, comprueba que las vendas están en el suelo pero no entra, deja que entre primero Pedro que comprueba que las vendas están en el suelo y el sudario enrollado aparte. Y Juan entonces entró,  vio y creyó.



Lo primero que me llama la atención es el protagonismo de las mujeres en aquella incipiente comunidad. Ellas son las primeras testigos de la Resurrección de Jesús. Ellas habían sido las únicas que estuvieron cerca de Jesús cuando moría en la cruz, mientras todos los discípulos habían huído y habían dejado a Jesús sólo.

Es lógico que en las primeras comunidades cristianas las mujeres  presidieran en sus casas la celebración de la eucaristía. Ellas asumían gran protagonismo. Había diaconisas, presbíteras y hasta epíscopas, como atestiguan diversos textos en los Hechos y hasta inscripciones arqueológicas que se han encontrado.

Teodora epíscopa


¿Cómo es posible una Iglesia tan machista como ocurre en la actualidad? Los sacerdotes son todos hombres, los obispos y cardenales todos hombres....Esas imágenes de sínodos de obispos  con esos ropajes tan extraños y desfasados, con mitras y báculos, donde no se ve ni una sola mujer, son antievangélicas. 



Verdad que el buen papa Francisco últimamente está nombrando algunas mujeres para diferentes cargos, pero queda muchísimo terreno por recorrer. Nuestra sociedad no tolera este machismo y estas desigualdades absolutamente inaceptables, que nada tienen que ver ni con el Evangelio ni con la práctica de las primeras comunidades cristianas.

Otra importante reflexión. Dios resucita a Jesús. Le da la razón. Está con Él. Su causa, sus mensajes, su forma de vida son los de Dios, por eso le resucita.  La opción por los pobres y marginados, por los enfermos, por los necesitados y su cercanía para consolarlos, aliviarles su dolor, es la opción de ese Dios Padre/Madre. El programa de las Bienaventuranzas, es el programa de Dios. Y el anuncio de ese Reino de Dios que Jesús pregonaba, un reino de verdad, de vida,  de fraternidad, de libertad, de justicia, de paz, de amor, de perdón..... 



Y es que Dios quiere un Mundo donde todos podamos vivir como hermanos, sin guerras, sin hambre, sin desigualdades e injusticias. Por eso aquellos apóstoles lo irán pregonando a los cuatro vientos: "al que vosotros matásteis en un madero, Dios lo ha resucitado"

Y sufrieron muchas persecuciones de los judíos por ello y a muchos los mataron, como a Estéban. Los dejaban en evidencia. Porque Jesús los provocaba también resucitado, como antes los provocaba en vida.

La Resurrección de Jesús nos trae un mensaje de esperanza para seguir luchando por construir un Mundo más justo. Debemos combatir contra racismos, xenofobias, corrupciones, guerras, donde mueren centenares de miles de personas en Ucrania y en otras muchas partes del Mundo: Yemen, Palestina, Siria, Sudán, Etiopía...Un Mundo donde no impere el dinero, el afán de poder, donde no se destroce el medio ambiente que pone en peligro al ser humano como especie. El cristiano debe ser una persona con grandes dosis de utopía para seguir soñando-pese a todas las dificultades y contratiempos- por ese Mundo fraterno que es el que Jesús anunciaba.



En este sentido la encíclica de Francisco Fratelli tutti es todo un canto de esperanza para construir ese Mundo donde sea posible la fraternidad y la amistad social y hace propuestas muy concretas, como renunciar a la fabricación de las armas y crear un fondo internacional para combatir el hambre en el Mundo y fomentar el desarrollo de los países más pobres para que no tengan que salir a emigrar a otros países.



Para esta tarea, en el sitio en que cada uno se encuentre, es fundamental unirse con otros colectivos sociales, da igual sean o no creyentes, en las reivindicaciones que se presenten, sean en la sanidad, en la enseñanza, en la necesidad de creación de empleo, sea para mejorar las condiciones de trabajo precarios, por el cumplimiento de los derechos humanos, por los derechos de las mujeres, por las necesarias coberturas en la asistencia social, por el derecho a una vivienda digna etc...etc...



La Resurrección nos dá un empuje para eliminar de nosotros la apatía, la desidia, el desánimo, el egoísmo de ir cada uno a los suyo, el pasar de todo...

Cristo está vivo. Camina junto a nosotros. Debemos reconocerlo. Está en tanta gente solidaria que entrega su tiempo libre, a veces también su dinero, por atender a los necesitados y está presente también en quienes luchan por un cambio social o político en las estructuras socio-políticas injustas que impiden ese Mundo justo donde las personas sean el centro de atención y no el dinero y el poder de grandes multinacionales y grupos financieros que dominan el Mundo a costa del sufrimiento del 99% de la Humanidad. Este sistema económico "mata", como dice Francisco. 



También esos cambios son necesarios en la Iglesia para que sea más acorde con lo que Jesús quería, sin autoritarismos, sin machismo, sin riquezas, sin clericalismo, compartiendo sus bienes con los más necesitados, sin privilegios....

Otro mundo es posible...otra Iglesia también.

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