viernes, 2 de abril de 2010

MIS REFLEXIONES SOBRE SEMANA SANTA: VIERNES SANTO. Juan Cejudo

El Viernes Santo el texto principal de este año es la lectura de la Pasión y Muerte de Jesús, según el Evangelio de Juan.

Es la historia de una muerte anunciada. Jesús de Nazareth con sus palabras, sus gestos y sus hechos venía provocando a los poderes religiosos y políticos de su tiempo. No podían soportarlo. Para colmo, las masas populares le seguían. “Hay que matarlo. Este hombre solivianta a las masas”. Y es que Jesús subvertía los valores religiosos. El sábado estaba para el hombre, no el hombre para el sábado.

Hablaba con los “apestados” de su tiempo: publicanos, prostitutas, pecadores…No condena a la mujer adúltera… En Jerusalén volcará las mesas porque la casa de su Padre no debe ser una casa de negocios….Podríamos señalar muchísimos de estos gestos provocadores de Jesús que indignaba a los poderes de su tiempo. Estaba cantado: había que ir a por Él.

Por eso lo condenan a muerte. Es un sujeto peligroso. Tiene que pasar por los juicios religiosos de Anás y Caifás y por los juicios políticos de Herodes y Pilatos después.

Jesús es la honradez personificada. El Hombre perfecto, aunque sintiera y sufriera como cualquier ser humano. Por eso era Dios. Siempre estaba con la gente sencilla que le seguía, atraído por su persona desde diferentes regiones cercanas a Palestina. Hacía gestos de liberación y de salvación para curar las enfermedades y las dolencias de los sufrientes. No tenía donde reclinar la cabeza. Sus discípulos deben ir con una sola túnica sin más nada…

La muerte de Jesús es una consecuencia de su postura de honestidad y coherencia, de libertad, de apoyo a los humildes. Él la acepta aunque sienta que Dios le ha abandonado. De ahí su grandeza y por eso triunfa sobre la muerte y resucita.

Por eso, cuando veo en las procesiones de Semana Santa esas cruces de los Nazarenos tan recargadas en oro, esas Vírgenes de barandales, palios y manto cuajados en oro, uno se pregunta: ¿Dónde hemos dejado el mensaje central de este Viernes Santo? La Cruz que cargó Jesús era una cruz de madera normal. María, su madre, una mujer del pueblo, sencilla, sin ningún tipo de lujo…

¿No habremos convertido los desfiles procesionales en un espectáculo de tipo folklórico, muchas veces orientado al turismo?

¿Por qué las cofradías no renuncian a tanto lujo y fomentan la austeridad y sencillez en los pasos?

Sería necesario hacer gestos concretos para hacer llegar a la gente el mensaje central de ese Jesús pobre, sencillo, comprometido con los que menos tienen y con todos los que sufren.

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