martes, 28 de septiembre de 2010

MESA REDONDA SOBRE FERNANDO PUELLES EN LA DIPUTACIÓN DE CÁDIZ. Juan Cejudo

















Ayer tarde-noche disfruté de lo lindo en la mesa redonda convocada por la Asociación de amigos de Fermín Salvochea en Diputación. El lema era: "Año 103 sin Salvochea". La sala, como cada año que se hace esta convocatoria, estaba llena de público.












Este año se había acordado que sería un homenaje al más importante de los biógrafos de Salvochea: Fernando de Puelles.

Intervinieron desde la mesa: Francisco Pizarro, amigo íntimo de Puelles, Juan José Gelos, compañero de Puelles en varios viajes, Juan José Téllez, poeta y periodista que le visitó en su casa y le entrevistó y José Luís Gutiérrez Molina, historiador.








Por la mañana, a las doce, la asociación, presidida por Carmen Chico había realizado una ofrenda floral en el cementerio de la capital, ante los restos de Fermín Salvochea, como se viene haciendo en Cádiz desde hace muchos años










Digo que disfruté porque, después de la presentación de la presidenta de la Asociación, tomó la palabra el amigo íntimo de F. Puelles, Francisco Pizarro, quien, en un tono muy desenfadado, nos contó de manera muy deshilvanada, pero simpatiquísima, algunos de los rasgos de su amigo.
Él dedicó cuerpo y alma ( y también su tiempo y su dinero) a investigar sobre la figura de este personaje verdaderamente legendario de Cádiz (1842-1907). Contó algunas anécdotas muy simpáticas y al mismo tiempo impactantes sobre su amor a la investigación, especialmente de Salvochea, y a los libros de temas históricos.

Juan José Téllez comentó que en una visita que le hizo a su casa, Fernando le dijo que tenía catalogados más de 2500 volúmenes de temas históricos y de contenido social desde 1800 a 1939. Un legado que, lamentablemente, a pesar de los intentos de la Universidad de Cádiz, no se pudo conseguir que quedaran en tierras gaditanas y fueron vendidas por los familiares, después de su muerte, ya disminuida, a un librero de Sevilla.

Juan José Gelos también contó de modo simpático anécdotas vividas con él durante sus viajes a París y en los años que mantuvieron un mayor contacto, como que dormía con el original del libro que estaba escribiendo debajo de la almohada.

José Luís Gutiérrez Molina, desde otro punto de vista más formal, enfocó su exposición sobre los elementos históricos de la época de Salvochea y también sobre Puelles, que vivía, dijo, en la calle S. Francisco, nº4 de Cádiz, aunque luego su vida estuviera marcada por los lugares de donde eran su padre: Alcalá de los Gazules y su madre: Medina Sidonia, donde él vivió últimamente y donde tenía su valiosa biblioteca.

Hubo varias intervenciones del público cuando todos los intervinientes de la mesa hablaron.

Yo intervine para decir que en la década de los 70 tuve frecuentes conversaciones con Puelles. Entonces estaba él empezando a escribir su libro y estaba muy desanimado por las muchas dificultades que encontraba, como muy bien lo expone en el siguiente vínculo de la página de Amigos de Fermín Salvochea donde el autor lo cuenta con más detalle.

Yo le animaba bastante a que siguiera investigando y que escribiera aquel libro que tanto merecía la pena que saliera editado.

Tuvieron que pasar varios años para que aquel libro viera la luz, aunque tuvo que costear la edición él mismo. Cuando el libro se imprimió en el año 1984, vino a buscarme para regalármelo y me lo dedicó con su firma. Una dedicatoria verdaderamente, para mí, hermosa y gratificante: "A Juan Cejudo por sus inolvidables gestos de aliento, Fernando de Puelles".

No tengo ni que decir que conservo ese libro como una joya. No sólo porque me lo dedicara y porque, en cierta medida es como algo mío, sino porque es un libro que suelo leer con frecuencia y que cada vez que lo leo, más me impresiona la vida verdaderamente heróica, honesta al cien por cien y coherente de este personaje gaditano que debiera ser un referente fundamental a quen mirar en esta sociedad de hoy tan materialista y aburguesada.
Ojalá que la idea que tiene la Asociación de hacer en Cádiz una ruta sobre Salvochea, con placas que recuerden los lugares principales que él frecuentó, sirva para mantener viva en la memoria el recuerdo de este gran personaje gaditano.

"El Cristo anarquista" como alguien le llamó. En ese libro, mejor que en ningún otro, se puede uno acercar a Fermín Salvochea para conocerlo más y para admirarlo.







La pena que ese libro, agotado hace ya años, por la negativa de los familiares, que son quienes tienen los derechos de autor de Puelles, no pueda ser reeditado y difundido como se merece.

Cádiz, 29 de Septiembre de 2010
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Fotografías: Juan Cejudo y Andalucía Información




























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