La pederastia se ha convertido en un terrible delito muy extendido en la Iglesia.
No debemos generalizar, ni pensar que todos sus miembros los cometen. Pero sí es verdad que los casos que últimamente venimos conociendo, gracias a las asociaciones de víctimas, están provocando un escándalo mayúsculo en todo el mundo.
Ha sido demoledor el informe de 1.356 pgs. realizado por un gran jurado de Pensilvania, donde más de 300 sacerdotes aparecen implicados en la comisión de abusos sexuales a más de 1000 menores en los últimos años. Algunas de las víctimas que han contado sus casos nos relatan hechos que ponen los vellos de punta.
Antes, el escándalo había saltado con mucha fuerza en Chile donde el papa Francisco, después de haber dicho que todo era mentira, tuvo que dar marcha atrás, rectificar y enviar una comisión de su confianza para esclarecer los hechos. A la vista de ese informe demoledor, quedó claro que los obispos chilenos , al menos un buen grupo de ellos, habían estado encubriendo a sacerdotes acusados de pederastia. Esto supuso 3 reuniones del papa Francisco con todo el episcopado chileno y la dimisión en bloque de todos ellos, aunque el papa sólo ha aceptado la de 5 de ellos, al menos de momento.
En Australia el escándalo no ha sido menor. Cerca de 4.500 casos y unos 2000 sacerdotes acusados de delitos de abusos a menores.
Pero también ha habido escándalos en otros muchos países: Irlanda, Alemania, Colombia, Ecuador, España, México, Brasil, Argentina; República Dominicana, Polonia, Austria, Italia, Malta, Suiza, Bélgica, Francia, Reino Unido....
Estos escándalos que ahora se van conociendo, están minando muy fuertemente la credibilidad de la iglesia católica pues está afectando a todas las instituciones religiosas, desde cardenales, obispos, sacerdotes, órdenes de religiosos y religiosas, seminarios etc...
Juan Carlos Cruz |
Para mí la raíz de este mal está en que los obispos (sin duda siguiendo instrucciones superiores) han venido encubriendo los gravísimos delitos que se cometían. Cuando un sacerdote cometía estos abusos, el"castigo" era destinarlo a otro pueblo o parroquia o enviarlo a hacer ejercicios espirituales. Se le perdonaba su "pecado"...y a seguir ejerciendo de cura en otro sitio.
Porque lo importante para ellos era el "prestigio" de la institución, que no transcendiera ese hecho para que no se criticara a la Iglesia y perdiera credibilidad ante el pueblo. Si había denuncias (que las ha habido y muchísimas), se archivaban y no se hacía nada.
Obispo Barros |
Este ha sido el gran error. Cuando debería haber habido desde el primer momento "tolerancia 0" y no pensar que los abusos a menores era un "pecado" sino un DE-LI-TO que debía ser puesto en conocimiento de los jueces.
Y es que el Código de Derecho canónico no contemplaba estos hechos como delitos que debían ir a los tribunales civiles.
Ha habido que esperar que llegara el Papa Francisco para que en el año 2013 incorporara la pornografía infantil y los abusos sexuales a menores al ordenamiento penal, considerándolo como un delito. Dijo al poco de ser nombrado papa que habría tolerancia 0 contra los abusos a menores. Desde ahora los obispos no podrán encubrir ya estos delitos y, de haber imputaciones, deben responder ante los tribunales civiles.
En 2014 creó la Comisión Pontificia para la tutela de menores e incorpora a ella a una víctima, la irlandesa Marie Collins quien después de poco tiempo, tuvo que dimitir alegando que, desde dentro de la propia comisión que entonces presidía el Prefecto del Santo Oficio Gerard Müller, se obstaculizaba el trabajo de la Comisión. Francisco no renovaría a Muller en el cargo.
Cardenal Müller |
Pero el mismo Francisco ha reconocido que la Iglesia ha reaccionado demasiado tarde a estos problemas. Él le diría a los miembros de la Comisión: “Sentimos vergüenza por los abusos cometidos por ministros sagrados que deberían ser los más dignos de confianza” (Discurso ante la Comisión Pontifica para la tutela de menores el 20/9/17)
El mal está muy extendido desde hace muchos años...y gracias a las asociaciones de víctimas se van haciendo públicos: hoy aquí, mañana allí.
¿Por qué estos problemas tan gravísimos?
Entiendo que la obligatoriedad del celibato es un gravísimo error. Los curas deberían poder casarse y formar una familia. No cabe duda que sería un modo mucho más sano de vivir su sexualidad. Esa imposición de una vida celibataria obligatoria y no opcional, provoca en muchos casos una desviación de la sexualidad hacia menores, como se está viendo. Pero la Iglesia es muy reacia a los cambios, aunque más bien pronto que tarde tendrá que hacerlos.
Hay que cuestionar también el actual sistema de formación y selección de los candidatos a sacerdotes. También eso debe cambiar. Y deben ser las comunidades cristianas quienes puedan proponer a miembros de ella (sean del sexo que sean y del estado civil que sea), como las personas más idóneas para desempeñar esas tareas.
Muy interesantes las aportaciones en este sentido de Eugen Drewerman que no tengo tiempo de explicar aquí, pero que otro día lo comentaremos.
Muy interesante también a este respecto el artículo del teólogo Juan José Tamayo hoy en el país "La pederastia, cáncer con metástasis"que se puede leer aquí: https://elpais.com/internacional/2018/08/15/actualidad/1534356881_929196.html
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