Este día se lee la carta de Pablo a los Corintios 1ª Cor. 11,23-26 donde se narra la cena de despedida de Jesús con sus discípulos (no sólo los 12, también con las mujeres que siempre le seguían). En ella parte el pan y se lo da diciendo: “Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced ésto en memoria mía” . Y lo mismo con el cáliz diciendo: “Este es la nueva alianza sellada con mi sangre, haced esto cada vez que bebáis en memoria mía. Por eso cada vez que coméis de este pan y bebéis de este cáliz proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva”.
Es el mandato de celebrar la eucaristía para hacer presente a Jesús.
Como dice Pagola, al decir “Por vosotros” resume muy bien lo que ha sido su vida al servicio de los pobres, los enfermos, los pecadores, los despreciados, las oprimidas, todos los necesitados…”
Desde entonces la eucaristía es fundamental en la vida de los cristianos. Fue uno de los tres mandatos de Jesús en este Jueves Santo.
Fue una celebración en una cena, donde se comía y se bebía y en ella Jesús parte y reparte el pan y hace beber a todos de su copa (lo normal era que cada uno bebiera en su propia copa) como símbolo de esa unión de todos con Él.
Lamentable que hoy en muchos lugares del mundo no se pueda celebrar la eucaristía ( a veces una vez al año) porque no hay sacerdotes. Jesús no establece “sacerdotes ordenados”. La Eucaristía la celebra la comunidad donde todos participan del pan y del vino. En las primeras comunidades cristianas la eucaristía se celebraba en las casas presidida por quien allí vivía, fuera hombre o mujer, soltero/a o casado/a. Hay constancia de ello hasta en inscripciones arqueológicas donde constan las presbíteras y epíscopas.
Celebrar la eucaristía es hacer presente a Jesús, esa persona que dio su vida por amor, que se rodeaba de pobres, que aliviaba el sufrimiento de la gente, que perdonaba a la adúltera, que se atrevía a hablar y hasta dejarse tocar por mujeres de dudosa conducta, que denunciaba a fariseos como hipócritas, estúpidos y sepulcros blanqueados y que era muy querido por el pueblo, pero que los poderosos mandaron matar porque era peligroso, subversivo y soliviantaba a las masas y que era para ellos un verdadero problema. Ese Jesús que oraba con frecuencia con su Padre- Dios y que anunciaba un Reino de justicia, de igualdad, de fraternidad, de paz, de amor y que acogía a todos.
¿Qué son hoy las misas? ¿Son este recuerdo subversivo de Jesús? ¿Donde ha quedado la cena, en una fina hostia que apenas se ve? ¿En un ritual para “cumplir con el precepto”? ¿Donde el sacerdote lo hace todo y los fieles se limitan a decir Amen?
El segundo mandato de Jesús este día de Jueves Santo es el servicio, representado en el lavatorio de pies que hizo Jesús a los suyos para darles ejemplo. Se lee en Juan 13, 1-15. Hay que tener en cuenta que el lavado de pies lo hacían los esclavos por eso Pedro se negaba a ello. Pero Jesús les dijo que debían lavarse los pies unos a otros, es decir debían siempre estar en actitud de servicio entre ellos y con todos los que necesitaran su ayuda.
Es fundamental en esta sociedad tan egoísta el ayudarnos unos a otros, el apoyo mutuo, estar pendientes si alguien cercano a nosotros necesita nuestra ayuda, sean vecinos, familiares, amigos... Una actitud de servicio que tiene hoy una dimensión también social en el compromiso por un mundo más justo fraterno e igualitario luchando junto a muchas otras personas y colectivos por ese otro Mundo distinto que necesitamos construir entre todos donde no sea el dinero el centro de todo, sino la persona, especialmente los más desfavorecidos.
Y el tercer mandato de Jesús este día es el del amor fraterno: “Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se amarán unos a otros como yo los he amado. Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros” (Juan 13, 34-35).
Hay muchísima gente que hoy vive este mandato de Jesús aún no siendo creyente. Pero están ahí ayudando a tantas y tantas personas: familias necesitadas, personas que viven en soledad, personas que pasan hambre, ayuda a los sin techo, a inmigrantes a los que ayudan de muchas maneras y personas que buscan con sus luchas sociales y políticas una sociedad mejor para todos, luchando contra los abusos, las discriminaciones y las injusticias. Mi reconocimiento a todos ellos, creyentes y no creyentes, porque ellos son los que de verdad llevan a la práctica el mandato de Jesús aunque muchos no crean en Él ni lo conozcan.
José M.ª Castillo critica con razón que de estos tres mandatos sólo haya quedado el de la eucaristía, además como sacramento. Los otros dos ni son sacramentos y apenas se habla de ellos.
Este es el triple mensaje que recibo este Jueves Santo: la importancia de celebrar la eucaristía para hacer presente a Jesús, el servicio mutuo, la ayuda mutua, el apoyo mutuo y vivir el amor con todos los que nos rodean y luchando por una Sociedad más fraterna y justa para todos.
Desde aquí denunciar a muchos y a veces significados personajes (Trump, Bolsonaro…) , muchas veces políticos y grandes empresarios, que se dan golpes de pecho y van de muy cristianos pero que llevan como norma ser corruptos, ser antihumanos, xenófobos, racistas...Utilizan la Biblia y el crucifijo para sus campañas electorales para pretender atraer votantes. Tampoco se puede ser cristiano si practicas o apoyas la pederastia, si destruyes a la madre naturaleza o si estás a favor de las guerras….Todo eso es contrario al mensaje del amor de Jesús.
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