No pretendo hacer aquí una exhaustivo análisis de todo lo que ha sucedido en Libia estos meses, porque son muy numerosos los comentaristas políticos de prestigio que lo han hecho y lo siguen haciendo en todos los medios de comunicación, con mucha más preparación y rigor técnico que la que pueda tener yo.
Sólo quiero expresar aquí mi indignación personal por cómo se ha desarrollado esta guerra, amparada en una resolución de la ONU de protección a la población civil, pero que todos hemos visto que eso ha sido sólo una excusa para intervenir militarmente en el país, sobre todo con medios aéreos, y así liquidar un régimen tiránico, sin duda, pero a costa de la muerte de miles y miles de libios, muchos de ellos, población civil.
Especialmente cruel y duro me ha parecido el triste final de Gadafi que ha sido tiroteado por aviones de la OTAN (EEUU y Francia se disputan su autoría) y luego ha sido rematado por los rebeldes libios de dos disparos en el vientre y en la cabeza, después de ser linchado por las fuerzas rebeldes que lo perseguían.
Pienso que este dictador ( no menos que otros muchos dictadores del planeta y de la región) debiera haber sido detenido y llevado a un tribunal internacional para ser juzgado con todas las garantías procesales.
Un juicio justo, sí. Un ensañamiento con una persona herida hasta ser rematado como un perro, no.
Mi conciencia me dice que esto debe ser denunciado. Por eso me parece bien que la ONU haya decidido iniciar una investigación oficial que esclarezca las circunstancias de su muerte para que se actúe en consecuencia.
Y una preocupación: ¿actuarán de igual modo contra otros regímenes totalitarios de países donde hay petróleo? Mucho me temo que este modo de proceder en Libia abra un precedente para otras actuaciones militares en países que poseen el preciado liquido tan necesario en occidente.
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