Dios salva desde lo
humilde, lo sencillo. Un pequeño niño, pobre, envuelto entre pañales y
reclinado sobre un pesebre, ése es el Salvador.
Los criterios de Dios
no son los del Mundo. El Mundo pretende salvar a los hombres desde el poder, el
prestigio, el dinero.
Dios salva desde el no
poder, desde la sencillez, compartiendo la dura condición de vida de los más
empobrecidos para aliviar su sufrimiento y su dolor..
El buen Papa Francisco
está dando signos de esa sencillez evangélica, de ese acercamiento a los más
sufrientes. Quiere ser fiel al estilo de Jesús.
Celebrar la Navidad es
hacer presente, un año más, a este Jesús que salva desde el no poder, desde su
austeridad de vida, su coherencia e
integridad, su cercanía con el pueblo sufriente y sus signos liberadores, sanando enfermos y aliviando el sufrimiento.
Hoy son millones de
personas en todo el mundo los que claman pidiendo justicia, paz, libertad y una
vida digna.
Es una gran esperanza
para la humanidad saber que son muchas las personas que entregan su vida a
favor de los más desfavorecidos, en África, Latinoamérica o Asia, pero también
en medio de nosotros.
Es admirable la lucha
de los grupos de stop desahucios que trabajan para aliviar el sufrimiento de
los que son amenazados de perder su casa, o de los colectivos que trabajan con
inmigrantes, o los muchos colectivos sociales que luchan por la dignidad de las
personas, por la justicia, por una
sociedad más justa, por los derechos una y otra vez recortados en todos los
ámbitos: educativo, sanitario, laboral etc…
Unirse a estos
colectivos es vivir el verdadero sentido de la navidad. Una Navidad que debe
serlo todo el año porque Jesús se hizo uno más como nosotros para que la gente
fuera feliz y se viera libre de todo sufrimiento y de toda injusticia, proclamando
un Reino de Dios donde impere el amor, la fraternidad, y la igualdad, valores
que nuestra sociedad, marcada por el egoísmo, el dinero y los falsos valores,
se esfuerza en ignorar y olvidar.
Os animo a vivir como
indignados frente a un sistema que impone el sufrimiento y el dolor a la gente.
Jesús hoy, sería un indignado,
un rebelde. Los poderosos volverían a matarlo porque volvería a ser peligroso
para ellos. Eso, para mí, es vivir el espíritu navideño. No el consumo
desenfrenado, ni la alegría superficial
de unas fiestas que han perdido su verdadero sentido.
Con estos sentimientos
os deseo una FELIZ NAVIDAD Y UN FELIZ AÑO 2.014
Cádiz, 16 de Diciembre
de 2.013
No hay comentarios:
Publicar un comentario