lunes, 12 de agosto de 2019
402 PERSONAS DESDE EL 1 DE AGOSTO ESPERANDO QUE EUROPA OFREZCA UN PUERTO PARA DESEMBARCARLOS. Juan Cejudo
402 personas a bordo de los barcos Open Arms y Ocean Viking esperan orden de algún país europeo para poder desembarcar.
La situación es tan desesperada, que el capitán del Open Arms se plantea atracar a algún puerto, sin permiso ni autorización, ante el temor de que algunos puedan morir en su embarcación.
Son personas que vienen de países destruidos por las guerras, donde sólo hay miseria, hambre y desolación. Occidente lleva años esquilmando las riquezas de estos países destruídos y provocando esas guerras, de las que huyen a miles. Las personas luchan por su supervivencia y la de sus familias. Como ha sido siempre en la historia de la humanidad.
No se entiende esa postura antisolidaria y antihumana de una Europa, que se olvida que no hace tantos años, sus ciudadanos tuvieron también que emigrar y los acogieron en diversos países latinoamericanos y otros países.
Aquí ponemos muros y vallas de alambradas con concertinas que hieren y matan y les negamos que puedan desembarcar en puerto seguro. A la egoísta Europa le da igual que seres humanos mueran en el Mediterráneo, donde ya han perecido más de 35.000 personas y los cadáveres siguen llegando a las costas de Libia y Túnez. El Mediterráneo no puede convertirse en un gigantesco cementerio.
Aún recuerdo la entrevista de Yordi Évole con el papa Francisco quien, con una concertina en sus manos diría días más tarde que no se lo podía creer, que no podía entrarle ni en su cabeza ni en su corazón y que salió de allí llorando y que no son ésas las formas de resolver el problema de la inmigración. Hay que construir puentes, no muros, decía. Y que quien construye muros, sean de ladrillo, de cemento o de alambradas con cuchillas, terminarán siendo prisioneros de ellos.
Desde aquí toda mi admiración por esas embarcaciones que están salvando vidas, aunque los políticos les acusan de todo lo más malo del mundo y algunos hasta hacen chistes a su costa como el ultraderechista Sr. Salvini en Italia. Este político que, en el cierre de su campaña electoral sacó el rosario, la constitución y los Evangelios y juró ser fiel a la constitución y a las enseñanzas de los Evangelios. Pues Sr. Salvini: Ud no es cristiano. Las enseñanzas del Evangelio dicen muy claramente que hay que acoger a los necesitados y a los más débiles para ayudarlos y aliviarles su sufrimiento.
Desde aquí mi denuncia a esta Europa insolidaria que no hace nada por salvar vidas y regular la acogida de refugiados entre todos los países. Países como Turquía, Líbano o Jordania, mucho menos desarrollados ya han recibido a millones de ellos. Europa ¿no puede acoger ni siquiera a estos 402 inmigrantes que llevan muchos días a la deriva en condiciones muy lamentables?
A ver si la presión de los europeos pueden obligar a los políticos a ponerse las pilas y buscar una solución justa y digna para todos.
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