Se nos ha ido un magnífico compañero del Grupo con el que
llevamos conviviendo más de 9 años.
Me gustaría reflejar aquí algunas de las muchas cosas que
Melchor nos ha aportado a todos en el Grupo.
Una persona que transmitía bondad, corrección en el trato con
todos y muy educado.
Un gran creyente en Jesús de Nazaret que era su gran referente.
Insistía una y otra vez que debemos mirar a los evangelios para
ver cómo actuaba Jesús y el mensaje que transmitía con
palabras y hechos para que nosotros los cristianos
procuráramos imitarle a Él, lejos de los criterios y
pseudovalores que el Mundo nos pretende trasmitir: egoísmo,
consumismo, el dinero como valor supremo, prestigio, poder...
Este mirar siempre a Jesús como referente, para nosotros ha
sido una gran aportación de Melchor al grupo. También su
templanza, su moderación, su carácter dialogante...Muy fiel a la
Iglesia y comprometido con ella en distintos campos, siempre
donde había que ayudar a personas vulnerables y otros como en
la comisión diocesana de Justicia y Paz de la que era su
presidente desde tiempos del obispo Ceballos.
Por eso la justicia y la paz tanto le preocupaban y reaccionaba
contra las situaciones de injusticia, vinieran de donde vinieran,
porque cualquier injusticia es contraria al Evangelio. Aunque
procedieran del mismo obispado. Por eso, junto con los demás
miembros del Grupo se manifestó en numerosas ocasiones
frente a los juzgados y frente al mismo obispado para protestar
con pancarta por los injustos y numerosos despidos que se
produjeron en la diócesis y que afectaron hasta a otro
compañero del Grupo o por el trato dado a algunos sacerdotes
críticos con el obispo.
Por eso Melchor, con los demás miembros del Grupo no dudó en
firmar junto con más de 350 personas una carta al Nuncio para
pedir un nuevo obispo para Cádiz, más sensible con los pobres y
más dialogante con todos. Ese compromiso por la justicia hacía
a Melchor muy decidido, junto a los demás compañeros y
compañeras, a actuar públicamente con este tipo de acciones
que hemos comentado.
Melchor fue quien retomó con el Grupo, después de algunos
años de carencia, las celebraciones anuales por la muerte de
Óscar Romero, el obispo de los pobres, asesinado por los
militares en el Salvador. Celebraciones donde siempre él incluía
a todos los mártires en diferentes partes del mundo en el último
año.
Él se encargaba de preparar, con la ayuda de otros compañeros,
las hojas de nuestras celebraciones cristianas en las fechas más
importantes: Navidad, Jueves Santo, Pascua de Resurrección,
Pentecostés…con las lecturas, cantos, dibujos etc...
Este último año la última celebración que participó con el grupo
fue la de la Pascua de Resurrección. Ya no pudo participar en la
de Pentecostés porque había ingresado en el Hospital el día
antes.
Melchor estaba en la comisión de tres personas creada
recientemente en el Grupo para preparar el plan de formación
del próximo curso.
Una de sus propuestas era estudiar y comentar juntos el libro de
Juan A. Estrada “Espíritu Santo”. Eran sus últimas
aportaciones: hablar de la importancia del Espíritu Santo en la
vida de los creyentes pues Él nos da fuerza y empuje para seguir,
como Jesús, comprometidos en la vida para luchar con
esperanza, sin desmayo, por ese Mundo Nuevo que Jesús
anunciaba: fraternidad, solidaridad, preocupación por los más
vulnerables y lucha por la justicia, la paz y la verdad.
Muchas veces, cuando terminaba la reunión, nos veníamos
andando o en su coche y comentábamos temas de actualidad
eclesial o política. Teníamos también nuestros debates y
diferencias en determinados temas como el aborto, el celibato
etc. pero coincidíamos mucho más en otros muchos puntos y
siempre con un trato exquisito y correcto por ambas partes.
Se nos ha ido un gran compañero. Creo que todo el Grupo ha
sentido mucho su marcha y así lo hemos expresado ayer tarde y
hoy asistiendo al tanatorio para acompañar a su familia y rezar
por él.
Quizá sería bueno que el grupo tuviera un acto para, entre
todos, poner en común lo que Melchor nos ha aportado y para
que lo tengamos en cuenta en nuestro caminar.
Él ya está gozando de una vida nueva en la que tanto creía.
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