La lectura del profeta Isaías del 2º domingo de Adviento (11,1-10) me lleva a titular así este comentario.
"Juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastoreará. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente."
Es la utopía del sueño de Jesús: un Mundo de justicia, de verdad, de vida, de fraternidad, de libertad, de igualdad, de amor, de paz... porque todos somos hijos de un mismo Padre.
Ése fue el mensaje y la acción de ese Niño que pronto recordamos va a nacer.
Para éso debemos vivir este Adviento. Para procurar entre todos luchar por ese Otro Mundo, que es posible, esa otra Iglesia más evangélica y fraterna, sin dirigentes que ordenan y mandan ("el que de vosotros quiera ser el más grande sea el servidor de todos").
Un Mundo donde se respete a la Madre Naturaleza, donde no haya guerras, violencia, odio, injusticias, desigualdades entre los seres humanos, ni dirigentes dictadores que se enriquecen mientras el pueblo está empobrecido, donde naciones poderosas no impongan sus criterios a las más pobres, donde acojamos a todos los que necesiten nuestra ayuda mientras no se consiga el pleno desarrollo de sus países empobrecidos...Un Mundo donde no haya racismo ni xenofobia....porque todos somos hermanos...
Ése es el Reino que Jesús anunció, dirigiéndose siempre con especial predilección hacia los más pobres, indefensos, enfermos, excluídos por el sistema (leprosos). Es lo que el buen papa Francisco nos dice, de modo ampliado y actual, en sus encíclicas Laudato Si y Fratelli tutti.
Pero luchar por estos valores como hizo Jesús es algo subversivo, peligroso, revolucionario...Los dirigentes políticos y religiosos no lo soportaron...y por eso lo mataron. Tampoco lo soportan hoy. Quieren que todo siga igual para beneficio de los más poderosos.
Éste es un mensaje precioso para vivir el Adviento hoy en nuestro Mundo: luchar unidos con otras personas y colectivos en nuestros entornos concretos, para ir haciendo realidad la Utopía del Reino de Jesús, construyendo un Mundo más justo, igualitario y solidario.
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