viernes, 17 de octubre de 2025

LECTURA CRÍTICA DE "DILEXI TE". Juan Cejudo



He leído con gran interés la exhortación apostólica del Papa León XIV "Dilexi te". Son 121 puntos de gran riqueza que merece la pena leer y difundir. Intentaré exponer aquí  , de modo muy resumido (es muy recomendable leer íntegro el documento) las principales ideas-fuerza de este magnífico documento, pero lo haré también con sentido crítico, exponiendo al final las lagunas que entiendo tiene  el documento, desde el punto de vista pastoral y práctico para los cristianos y cristianas y para la sociedad en general.

El documento tiene una breve introducción y 5 capítulos.

En la introducción cita a María y su cantico: "derribó a los poderosos de su trono y  elevó a los humildes . Colmó de bienes a los humildes y a los ricos los despidió con las manos vacías". Jesús se identifica con los más pequeños. Dice el papa León que Francisco antes de morir estaba preparando este documento que él ha asumido terminar.

El Papa Francisco, recordando la elección de su nombre, contó que,

 después de haber sido elegido, un cardenal amigo lo abrazó, lo besó

 y le dijo: «¡No te olvides de los pobres!».





Cap. I: Algunas palabras indispensables


Dice que existen muchas formas de pobreza: aquella de los que no

 tienen medios de sustento material, la pobreza del que está

 marginado socialmente y no tiene instrumentos para dar voz a su

 dignidad y a sus capacidades, la pobreza moral y espiritual, la

 pobreza cultural, la del que se encuentra en una condición de

 debilidad o fragilidad personal o social, la pobreza del que no tiene

 derechos, ni espacio, ni libertad.


 En un documento de la Comunidad Europea, en 1984, se afirmaba

 que «se entiende por personas pobres los individuos, las familias y

 los grupos de personas cuyos recursos (materiales, culturales y

 sociales) son tan escasos que no tienen acceso a las condiciones de

 vida mínimas aceptables en el Estado miembro en que viven» 





Cap II: Dios opta por los pobres


 Jesús es pobre: nace pobre, "no había sitio para ellos en la posada".

 Jesús es un emigrante . Sus padres tienen que huir a Egipto. «Los

 zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo

 del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mt 8,20; 

Lc 9,58).«¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les

 pertenece!». «Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más

 pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25,40).





En la parábola del juicio final queda muy claro: "porque tuve

 hambre y me disteis de comer""... etc..

Cita a San Juan: «Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su

 hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá

 en él el amor de Dios?» (1 Jn 3,17).

Cuando Pablo fue a Jerusalén a consultar a los apóstoles para

 asegurarse de «que no corría o no había corrido en vano» (Ga 2,2),

 le pidieron que no se olvidase de los pobres (cf. Ga 2,1


Cap. III: Una Iglesia de los pobres


Cita al Papa Francisco, quien al poco de ser elegido Papa dijo «¡Ah,

 cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!».




Los primeros cristianos nombran diáconos para atender a los pobres

Y va citando a varios Santos Padres como San Ignacio de Antioquía, Policarpo, obispo de Esmirna,  S. Justino y especialmente San Juan Crisóstomo que entre otras cosas decía: «Hace mucho frío y el pobre yace en harapos, moribundo y helado, castañeteando los dientes, con un aspecto y un atuendo que deberían conmoverte. Tú, sin embargo, calentito y ebrio, pasas de largo. ¿Y cómo quieres que Dios te libre de la infelicidad? [...]

«No dar a los pobres es robarles, es defraudarles la vida, porque

 lo que poseemos les pertenece». y cita también a San Agustín.





Hay que cuidar a los enfermos. 


Así lo hizo S. Cipriano, San Juan de Dios, Las Hijas de la

 Caridad de San Vicente de Paúl, las Hermanas Hospitalarias, las

 Pequeñas Siervas de la Divina Providencia etc...

El cuidado de los pobres en la vida monástica es una constante como

 queda claro en San Basilio el Magno o Benito de Nursia en

 Occidente.


Liberar a los cautivos

Los primeros cristianos, incluso en condiciones precarias, rezaban y

 asistían a los hermanos y hermanas encarcelados. Así la Orden de

 la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos (trinitarios),

 fundada por san Juan de Mata y san Félix de Valois, y la Orden

 de la Bienaventurada Virgen María de la Merced (mercedarios),

 fundada por san Pedro Nolasco con el apoyo de san Raimundo

 de Peñafort, dominico.



Testigos de la pobreza evangélica


Cita el Papa León a diferentes testigos de la pobreza evangélica:

Francisco de Asis, Sta Clara de Asís Santo Domingo de Guzmán ,

 las órdenes mendicantes...





La Iglesia y la educación de los pobres

Para la Iglesia, enseñar a los pobres era un acto de justicia y de fe.

 Inspirada en el ejemplo del Maestro, que enseñaba a la gente las

 verdades divinas y humanas, la Iglesia asumió la misión de formar a

 los niños y a los jóvenes, especialmente a los más pobres, en la

 verdad y el amor. Esta misión tomó forma con la fundación de

 Congregaciones dedicadas a la educación popular.


En el siglo XVI, san José de Calasanz, creó la primera escuela

 pública popular gratuita de Europa.  Sería la semilla de la posterior

 orden de los escolapios. Más adelante también Juan Bautista de la

 Salle, los Hermanos Maristas, San Juan Bosco, el Instituto de la

 Caridad, las Maestras pías etc....


Acompañar a los migrantes


La experiencia de la migración acompaña la historia del pueblo de Dios. Abraham parte sin saber adónde va; Moisés conduce a un pueblo peregrino por el desierto; María y José huyen con el Niño a Egipto. El mismo Cristo, que «vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron»

En el siglo XIX, dos grandes santos se destacaron en la atención pastoral de los migrantes: san Juan Bautista Scalabrini y santa Francisca Javier Cabrini. Scalabrini, obispo de Piacenza, fundó los Misioneros de San Carlos para acompañar a los migrantes en sus comunidades de destino, ofreciéndoles asistencia espiritual, jurídica y material.  

Actualmente destaca la labor de Caritas Internacional. El Papa Francisco fue un gran defensor de los inmigrantes. Su primera visita, fuera del Vaticano fue a Lampedusa.  Y pronunció la frase que repetiría una y otra vez sobre lo que hay que hacer con los inmigrantes: acoger, proteger, promover e integrar.





Al lado de los últimos


Cita el Papa León a quienes están al lado de los últimos de la sociedad: La Madre Teresa de Calcuta, en Brasil a Santa Dulce de los pobres, san Benito Menni y las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, junto a las personas con discapacidades; a san Carlos de Foucauld entre las comunidades del Sahara; a santa Katharine Drexel, junto a los grupos más desfavorecidos de Norteamérica; a la hermana Emmanuelle con los recolectores de basura en el barrio de Ezbet El Nakhl, en la ciudad de El Cairo;





Movimientos populares

El compromiso con los pobres no se limita a acciones de tipo caritativo, que son necesarias, el Papa León, como ya hizo el Papa Francisco le da enorme importancia a los Movimientos Populares que luchan contra las causas de la pobreza en el Mundo. Me refiero-dice-  a un «conjunto de personas que no caminan como individuos sino como el entramado de una comunidad de todos y para todos, que no puede dejar que los más pobres y débiles se queden atrás. […] ..

Y. copio aquí este importante párrafo de su exhortación literalmente: Estos líderes populares saben que la solidaridad «también es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero […]. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares».



Por esta razón, cuando las distintas instituciones piensan en las necesidades de los pobres se requiere «que incluyan a los movimientos populares y animen las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común».  

Los movimientos populares, efectivamente, nos invitan a superar «esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos».Si los políticos y los profesionales no los escuchan, «la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino».  Lo mismo se debe decir de las instituciones de la Iglesia.


 CAP. IV

UNA HISTORIA QUE CONTINÚA


El siglo de la Doctrina Social de la Iglesia


En este capítulo León XIV va repasando los principales documentos de los paspas en estos últimos 50 años que considera está muy clara la defensa de los pobres: la encíclica Rerum Novarum de León XIII, la Mater et Magistra de Juan XXIII, el Concilio Vaticano II y especialmente el radiomensaje de Juan XXIII un mes antes de la apertura del Concilio: 

«La Iglesia se presenta como es y como quiere ser, como Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres»

El cardenal Lercaro en su intervención de 1962:  "Esta es la hora de los pobres, de los millones de pobres que están en toda la tierra, esta es la hora del misterio de la Iglesia madre de los pobres, esta es la hora del misterio de Cristo sobre todo en el pobre». [79]

San Pablo VI, con ocasión de la apertura de la segunda sesión del Concilio, retomó el tema planteado por su predecesor respecto a la Iglesia que mira con particular interés «a los pobres, a los necesitados, a los afligidos, a los hambrientos, a los enfermos, a los encarcelados, es decir, mira a toda la humanidad que sufre y que llora; ésta le pertenece por derecho evangélico».



En la Constitución pastoral Gaudium et Spes , La Populorum Progressio de Pablo VI, Juan XXIII en la encíclica Solicitudo rei socialis, la encíclica Laborem excercens, la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI. En el período postconciliar, en casi todos los países de América Latina se sintió fuertemente la identificación de la Iglesia con los pobres y la participación activa en su rescate.



Las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida constituyen etapas significativas también para toda la Iglesia..  El martirio de Óscar Romero.  




Estructuras de pecado que causan pobreza y desigualdades extremas 


. En Medellín, los obispos se pronunciaron en favor de la opción preferencial por los pobres: La pobreza de tantos hermanos clama justicia, solidaridad, testimonio, compromiso, esfuerzo y superación para el cumplimiento pleno de la misión salvífica encomendada por Cristo». La Conferencia de Puebla asumió los postulados de Medellin

 Dice León XIV: 

Por lo tanto, es preciso seguir denunciando la “dictadura de una economía que mata” y reconocer que «mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. 



En la encíclica Dilexit nos del papa Francisco ha recordado cómo el pecado social toma la forma de “estructura de pecado” en la sociedad,

Debemos comprometernos cada vez más para resolver las causas estructurales de la pobreza. Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras». 

Por consiguiente, es responsabilidad de todos los miembros del pueblo de Dios hacer oír, de diferentes maneras, una voz que despierte, que denuncie y que se exponga, aun a costo de parecer “estúpidos”. 

Los pobres como sujetos

99. La Conferencia de Aparecida, donde los obispos latinoamericanos explicitaron que la opción preferencial de la Iglesia por los pobres «está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza». Por eso reafirmamos nuestra opción preferencial y evangélica por los pobres». [109] Por esta razón, dirijo un sincero agradecimiento a todos los que han escogido vivir entre los pobres; es decir, a aquellos que no van a visitarlos de vez en cuando, sino que viven con ellos y como ellos. Esta es una opción que debe encontrar lugar entre las formas más altas de vida evangélica.


CAP. V : UN DESAFÍO PERMANENTE


El cristiano no puede considerar a los pobres sólo como un problema social; estos son una “cuestión familiar”, son “de los nuestros”...

En la encíclica Fratelli tutti el Papa Francisco nos invitaba a

 reflexionar sobre la parábola del buen samaritano (cf. Lc 10,25-37),

106. Y nos hace mucho bien descubrir que aquella escena del buen samaritano se repite también hoy. Recordemos esta situación de nuestros días: «Cuando encuentro a una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que ese bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso, un estorbo en mi camino, un aguijón molesto para mi conciencia, un problema que deben resolver los políticos, y quizá hasta una basura que ensucia el espacio público. 



O puedo reaccionar desde la fe y la caridad, y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre, a una imagen de Dios, a un hermano redimido por Jesucristo. ¡Eso es ser cristianos! ¿O acaso puede entenderse la santidad al margen de este reconocimiento vivo de la dignidad de todo ser humano?». [116] ¿Qué hizo el buen samaritano? 

A veces se percibe en algunos movimientos o grupos cristianos la carencia o incluso la ausencia del compromiso por el bien común de la sociedad y, en particular, por la defensa y la promoción de los más débiles y desfavorecidos. A este respecto, es necesario recordar que la religión, especialmente la cristiana, no puede limitarse al ámbito privado, como si los fieles no tuvieran que preocuparse también de los problemas relativos a la sociedad civil y de los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. [125]

Aún hoy, dar

Por otro lado, si aún no existe esta posibilidad concreta, no podemos correr el riesgo de dejar a una persona abandonada a su suerte, sin lo indispensable para vivir dignamente. Y, por tanto, la limosna sigue siendo un momento necesario de contacto, de encuentro y de identificación con la situación de los demás.

La limosna no exime de sus responsabilidades a las autoridades competentes, ni elimina el compromiso organizado de las instituciones, y mucho menos sustituye la lucha legítima por la justicia. Sin embargo, invita al menos a detenerse y a mirar al pobre a la cara, a tocarle y compartir con él algo de lo suyo.

Dijo Jesús: Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo» (Lc 12,33)

Por esta sencilla razón, como cristianos, no renunciamos a la

 limosna. No será la solución a la pobreza mundial, que hay que

 buscar con inteligencia, tenacidad y compromiso social. Pero

 necesitamos practicar la limosna para tocar la carne sufriente de los

 pobres.

Ya sea a través del trabajo que ustedes realizan, o de su compromiso por cambiar las estructuras sociales injustas, o por medio de esos gestos sencillos de ayuda, muy cercanos y personales, será posible para aquel pobre sentir que las palabras de Jesús son para él: «Yo te he amado» (Ap 3,9).


LO QUE LE FALTA DECIR A LEÓN XIV EN SU ENCÍCLICA


Hubiera venido muy bien haber hecho alguna autocrítica, porque la Iglesia no siempre ha cumplido, ni sigue cumpliendo en la actualidad, el mensaje tan claro y nítido de Jesús en el Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia sobre la pobreza.

Nuestro pueblo sencillo no puede entender que la Iglesia hable tan bien de los pobres y de la necesidad de luchar por su promoción integral para salir de ella y que la Iglesia sea tan poderosa en bienes de todo tipo de productos, incluídos los financieros. Las inmatriculaciones de la Iglesia española son un verdadero escándalo.

 34.961 fueron oficialmente contabilizados por el Gobierno entre 1998 y 2015. Pero otras fuentes hablan de más de 100.000 inmuebles  en total. La Iglesia aparece como la principal empresa inmobiliaria en España.



Mientras el pueblo sufre desahucios que les obligan a vivir en la calle. Las personas sin techo malviven en las principales ciudades de España y del Mundo...Las inversiones en productos financieros y las grandes riquezas que la Iglesia tiene en todo el Mundo hace que la gente no valore nada las encíclicas , las palabras, pues lo que necesita es ver con hechos concretos ese desprendimiento de los bienes, como nos dice Jesús, para darlo a los pobres.

Cierto que a través de las Cáritas , presentes en casi todos los países del Mundo y de Manos Unidas, se ayuda a muchísimas personas para aliviarles en lo posible sus carencias. Pero se mantienen los bienes y la riqueza inmensa, que no se ponen al servicio de quienes los necesitan.

Por eso digo que a la encíclica le falta  esta autocrítica para reconocer su incoherencia entre lo que  dice y lo que  hace. Ya las palabras no valen, valen los hechos.


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