El
22 de marzo de 1.873 tomó posesión del municipio el Ayuntamiento
constitucional.
En
votación secreta entre los concejales, se eligió Alcalde , con este
resultado:
Fermín
Salvochea y Álvarez, 31 votos
Francisco
Manuel Paúl y Picardo, 1 voto.
La
elección de Salvochea fue aclamada con entusiasmo por la multitud
que llenó el salón de sesiones. Concluidas las votaciones, se dio
lectura al Manifiesto que el nuevo ayuntamiento dirigía a la
población y que fue suscrito por Salvochea y la totalidad de
concejales presentes y que fue pieza clave en el futuro gobierno
municipal progresista, que lo hizo eje de su programa avanzado.
Quedaron
anulados enseguida los tratamientos que se venían concediendo
tradicionalmente a las persoans constituidas en autoridades
municipales y sustituidos por la fórmula genérica de “ciudadanos”.
Desaparecieron también las presidencias de los teatros y el canto
nocturno de las horas.
Éste
es el texto del manifiesto que el nuevo Ayuntamiento dirigió a la
población:
“Ciudadanos:
Al tomar hoy posesión de los cargos para los que hemos sido
elegidos, juzgamos lo mas digno y natural, manifestaros, ante todo,
nuestro reconocimiento y gratitud por el inmerecido honor que nos
habéis dispensado, encomendándonos la administración de la
localidad.
Comprendemos
que, en las difíciles circunstancias por que atravesamos, se
necesita mucho tino, mucha prudencia, pero también gran energía
para resolver las diversas cuestiones locales; vamos a luchar,
además, y esto debéis de tenerlo muy en cuenta, con un gravísimo
inconveniente y es tener que sujetarnos a las leyes impropias y
anómalas dentro de la forma republicana y
sí muy a propósito para las circunstancias en que se crearan. Esto
ha de ser un obstáculo invencible en muchas ocasiones que nos impida
indefectiblemente realizar algunas de las reformas intentadas.
Nuestro trabajo se limitará, pues, en este punto, a interpretar las
leyes orgánicas en el sentido más favorable al estado actual.
Respecto
al plan administrativo que nos prometemos seguir, en muy pocas
palabras os lo vamos a sintetizar. Nuestros deseos son: Destruir
todo aquello que esté en oposición con la democracia;
procurar la mayor ilustración del pueblo; hacer las economías
posibles en los gastos improductivos; no transigir con las
inmoralidades de ninguna especie; mejorar
la situación del obrero, del artesano, del proletario, por lo cual
hemos acordado la supresión inmediata de la odiosa contribución del
consumo,
ocupándonos, no obstante, en arbitrar recursos que lo sustituyan y
por último,
afianzar la libertad para
conseguir el orden, su más legítima consecuencia.
Encaminados
a este fin, contamos con los fieles voluntarios de la República, que
ene sta ciudad han demostrado ya su amor al orden, al par que su
resolución y bravura; así pues, le será entregado inmediatamente
el armamento con que contamos, no olvidándose el Municipio de hacer
las gestiones necesarias para su aumento. Ésta será por lo tanto,
nuestra línea de conducta, absteniéndose de haceros pomposas
ofertas que tal vez algún día no podamos cumplir. Concluimos
manifestando que, fieles al principio del sufragio permanente, propio
del partido republicano federal al que todos pertenecemos, estamos
dispuestos a abandonar nuestros
cargos desde el momento en que demostréis por los medios
democráticos que no merecemos vuestra entera confianza”
Nota: Texto tomado del libro de Fernando de Puelles: “Fermín
Salvochea, República y Anarquismo”
Los subrayados en cursiva son del autor del libro. (Juan Cejudo)
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