Mañana día 13 José María Castillo, teólogo andaluz, recibe la investidura como “doctor honoris causa” por la Universidad de Granada. No por la Universidad católica, sino por la universidad civil.
Se le reconocen sus muchos méritos como teólogo con la publicación de decenas de libros, conferencias en muchos países del Mundo, artículos publicados en distintos medios escritos e intervenciones numerosas en medios audiovisuales: radio, TV etc…
Tuvo que ser también otra Universidad no católica, la Universidad Nacional a Distancia, quien reconociera en Enero pasado el título de Doctor honoris causa a otro gran teólogo represaliado por el Vaticano: Hans Küng.
Desde aquí mi felicitación a mi buen amigo José María a quien admiro y a quien, como teólogo, he seguido desde los comienzos de mis estudios teológicos allá por la década de los 60.
Pero fue sobre todo cuando empezamos en la comunidad cristiana de base en la que hoy estamos a comienzos de los 80 cuando fui siguiendo mucho mejor su pensamiento teológico con la lectura de aquellos libros de Teología Popular, magníficos, asequibles y fáciles de leer y de comprender con aquellos dibujos tan didácticos, con preguntas para el trabajo en los grupos y que en nuestra comunidad trabajamos durante bastante tiempo. Con ellos entendimos mucho mejor qué significaba ser cristiano, los sacramentos etc….
Castillo ha seguido conmigo todos estos años: ha participado en numerosos encuentros de Comunidades Cristianas Populares de Cádiz y de Andalucía en los que mi mujer y yo hemos participado, se quedó una noche a dormir en mi casa de Cádiz, después de dar una charla en nuestra ciudad. Y he seguido leyendo casi todos sus artículos y comprado no pocos de sus libros, el último, magnífico, que me dedicó en Cádiz “La humanización de Dios”
Sin duda para mí José María Castillo ha sido uno de los teólogos que más han influido en mi espiritualidad y con el que más en sintonía me siento. Aunque lógicamente sigo muy de cerca también a otros que me hacen mucho bien: Juan José Tamayo, Pagola, Sobrino etc…
Me alegro mucho que haya sido una universidad no católica, sino civil, quien le haya concedido el doctorado. La Iglesia, lamentablemente, como era de esperar, no iba a premiar a quien ella misma provocó que tuviera que salir de los jesuitas porque le hicieron la vida imposible para poder seguir enseñando en la Universidad de la Iglesia y para seguir publicando…No ha sido el único.
Sabemos que en la época de Juan Pablo II ( el ahora beato), con Ratzinger como nuevo inquisidor de la fe y ahora con el mismo Ratzinger convertido en el papa Benedicto XVI, han sido centenares y centenares los teólogos “condenados” y represaliados de mil maneras, por no aceptar a pie juntillas la explicación oficial del Vaticano y su Congregación para la Doctrina de la fe sobre teología, moral y demás normativas eclesiásticas, impidiendo así el legitimo pluralismo teológico que el Vaticano II propugnó.
Os invito a leer aquí el artículo del teólogo José Antonio Estrada que hoy mismo publica el periódico Granada hoy sobre José María Castillo.
Desde aquí, una vez más, mi felicitación más entrañable, José María.
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