miércoles, 8 de febrero de 2012

AUMENTAN LOS PROBLEMAS PARA LAS PERSONAS DISCAPACITADAS. Juan Cejudo

 












Las políticas de recortes sociales siguen afectando seriamente a las personas más débiles y necesitadas de nuestra sociedad.

El nuevo gobierno, ha decidido dejar en suspenso la aplicación de la ley de dependencia, que tendría que haberse desarrollado durante 2011 y que afecta a miles y miles de personas, con dependencia de grado moderado ( que necesitan ayuda para poder realizar sus tareas básicas) en toda España. En nuestra provincia afecta a 8000 personas y en nuestra ciudad a más de mil personas (1013 exactamente).

En Cádiz la situación es especialmente grave porque, como hemos venido diciendo repetidamente, nuestra ciudad se ha ido envejeciendo cada vez más, hasta el punto que, mientras en España el índice de envejecimiento es de un 12%, en Cádiz es de un 18,2%; es decir, superior a la media en más de un 50%.

Por eso extraña que nuestros políticos y autoridades no actúen con determinación en este aspecto. Cádiz capital tiene cerca de 24000 personas mayores de 65 años, de ellos, 5601, mayores de 80 años.


 











El porcentaje necesario para cubrir las necesidades de residencias de mayores está en un 5% sobre el total de la población mayor de 65 años. Es decir: en Cádiz serían necesarias 1200 plazas de residencias para mayores.

Según las informaciones aparecidas en la prensa local recientemente, en Cádiz se ofertan sólo 450 plazas.

Serían necesarias 750 nuevas plazas. Es por eso que los gaditanos tienen que salir a buscar residencias en otras localidades de la provincia y hay 152 fuera de nuestra ciudad. Es inexplicable que el Centro del mayor de Loreto, a pesar de las repetidas promesas de apertura de su alcaldesa,  aún siga cerrado, igual que la Residencia de Santo Domingo y que otras residencias puedan tener problema para poder seguir prestando sus servicios.

 Las autoridades con competencia en esta materia : ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía, no pueden olvidarse de estos problemas sociales absolutamente necesarios y hay que exigirles que tomen medidas. Y además de modo urgente.

 La crisis que nosotros no provocamos no pueden sufrirla aquellos que hoy por su edad y salud necesitan más de nosotros. No es de ahí de donde hay que recortar. Por desgracia, y ellos lo saben, hay todavía muchos gastos supérfluos de los que se podría prescindir. Nunca jugar con la salud y la atención debida a nuestros ancianos.










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