miércoles, 31 de agosto de 2016

LAS TERRIBLES CIFRAS DE LA INMIGRACIÓN. Juan Cejudo


Los datos sobre los inmigrantes muertos en los últimos años al intentar llegar a Europa cruzando el Mediterráneo no pueden ser más terribles.

Desde el año 2.000 al 2.013 perdieron la vida un promedio de      
                                                                1.700 personas cada año

En el año      2.014...........................      3.500

En el año     2.015.............................     3.711

En el año 2.016 
(hasta el 31 de Julio).......................     4.027


Es decir, cada año aumenta -¡y mucho!- el número de muertos.

Según ACNUR en 2.015 cruzaron el Mediterráneo 218.000 personas.


Detrás de estos fríos datos, hay rostros humanos, familias rotas, niños huérfanos,  ancianos abandonados, enfermos, tragedias humanas....

La mayoría de ellos son inmigrantes que huyen de la guerra, del hambre, de la miseria....de países que Occidente ha estado y sigue bombardeando: Irak. Siria, Libia, Afganistán....por intereses geoestratégicos y por intereses económicos (petróleo). Siria está destrozada. Pero también Afganistán, Libia, Irak... Lo están destruyendo todo. Sólo hay ruina. ¿Qué puede hacer la gente sino intentar huir donde sólo hay destrucción y escombros?


Pero Europa, esa Europa que los poderosos están construyendo con muros y vallas asesinas y con leyes que impide la acogida a estas personas, no los acoge. Los expulsa a Turquía en ese acuerdo nefasto para los inmigrantes. Una Europa amurallada, cuyo único objetivo es procurar que esos inmigrantes no nos molesten y no lleguen hasta nosotros.

Por éso, con el Papa Francisco comparto sus palabras cuando dijo  al recoger este año el premio Carlo Magno: “¿Qué te ha sucedido, Europa humanista, defensora de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad? […] Sueño con una Europa en la que ser inmigrante no sea un crimen. Sueño con una Europa en la que los jóvenes puedan tener empleos dignos bien remunerados. Sueño con una Europa en la que no se dirá que su compromiso con los derechos humanos fue la última utopía”.

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