domingo, 24 de agosto de 2025

CONTRADICCIONES DE LA IGLESIA: LAS RIQUEZAS. Juan Cejudo



Si algo está claro es que la Iglesia y los cristianos debemos tener como referencia a Jesús de Nazaret y su  Evangelio . Mirar bien cómo Él actuaba, seguir sus mensajes, atender a lo que decía y lo que hacía, para tratar de imitarlo, lógicamente con nuestras limitaciones.



Si miramos al Evangelio, queda muy claro que Jesús envía a sus discípulos a la misión y "les ordenó que no llevaran nada para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni morral, ni dinero, que fueran con calzado corriente y con un solo manto" (mc. 6, 8-10). "No lleven nada para el camino....ni bolsa, ni pan, ni plata y tengan un sólo vestido" (Luc. 9, 3-4).



Las primeras comunidades cristianas seguían estas indicaciones de Jesús: "Todos los creyentes vivían unidos y compartían todo cuanto tenían. Vendían sus bienes y propiedades y se repartían de acuerdo a lo que cada uno de ellos necesitaba " (Hechos 3, 44).



No puedo entender que la Iglesia hoy aparezca ante el Mundo como una institución con grandes riquezas. La Iglesia posee muchísimos bienes materiales: templos, monasterios, edificios, solares, bienes rústicos y no digamos inversiones en activos financieros, ingresos por visitas a museos y catedrales etc...etc...

Sólo el Vaticano posee más de 5.000 propiedades inmobiliarias en todo el Mundo. Aparte lo que cada obispado posea en sus diócesis, que son valores incalculables....Hay analistas que dicen que en España la Iglesia es la principal Empresa Inmobiliaria por la cantidad de bienes inmuebles que posee.



Muchos suelen justificarlo porque dicen que así la Iglesia recauda dinero para ayudar a muchas personas. Y es cierto que ayuda a muchísimas personas, en España y en muchos países del tercer Mundo (Caritas, Manos Unidas....).

Pero es que Jesús no dijo a sus discípulos: "procurad haceros de dinero porque así podéis ayudar a los pobres"...NO. Les dijo no llevéis nada....sólo anunciad la Buena Nueva del Evangelio. Jesús tampoco tenía dinero....Por eso Francisco de Asís intentó imitar a Jesús en la pobreza. Por eso el buen Papa Francisco (que por eso tomó su nombre), al poco de ser elegido dijo: "¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres!".




Por eso, muy pocos días antes de terminar el Concilio Vaticano II, en 1965, unos 40 obispos firmaron el llamado Pacto de las Catacumbas por el que se comprometían a adoptar una vida sencilla, sin posesiones, sin cuentas bancarias, suprimiendo tejidos ricos, colores llamativos, insignias de material precioso y decididos a llevar una pastoral orientada hacia los pobres y los trabajadores. Documento que fue firmado en las Catacumbas como signo de sintonía con  los primeros cristianos, que sí vivieron de acuerdo con el Evangelio.



También hoy es cierto que existen grupos, comunidades de base, parroquias populares, religiosas de barrios y muchísimos cristianos que en todo el Mundo están comprometidos con este mensaje del evangelio y actúan denunciando estructuras injustas y luchando contra las causas que provocan la pobreza junto a los movimientos populares y otros colectivos sociales.

Pero mi crítica va contra la cúspide del poder eclesial.

Para mí las riquezas en la Iglesia son una gran contradicción con las enseñanzas de Jesús y suponen un escándalo para una gran parte de la población.

Ojalá que el nuevo Papa, que ha sido misionero, tenga la valentía de hacer signos visibles para que la Iglesia deje de tener tanta riqueza. Unos gestos que deberían llevar a cabo  todas las diócesis del Mundo. 



Porque hay muchísima pobreza en el Mundo, mucha hambre, muchos problemas sociales, como la falta de vivienda para tantas personas. La Iglesia debería ayudar a tanta gente necesitada, no sólo con la labor magnífica de Caritas y Manos Unidas, sino desprendiéndose  de tantas y tantas posesiones para ser más pobre, como quiso Jesús, pero aliviaría mucho más el sufrimiento de tantas y tantas personas...



Todo esto, que de modo muy breve y sintético expreso aquí, lo explican magníficamente bien, con muchas más matizaciones y argumentaciones bien fundamentadas teólogos de tanto prestigio como José Mª Castillo en su último libro "El Evangelio marginado" o Juan José Tamayo en el ultimo suyo "Cristianismo radical", libros que vivamente recomiendo.





















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