Unas palabras para compartir con todos vosotros mis sentimientos en estas fechas navideñas.
Mi
pensamiento tiene muy presente a la cantidad de gente que sufre en el
Mundo en estos momentos:
Esos
millones de desplazados sirios, afganos o de otros países que huyen
de una guerra maldita que les arruina la vida. Para colmo, en su
deambular de meses, intentando llegar a Europa, tropiezan con vallas
y muros que les impiden el paso. Todo ésto en pleno invierno, con
niños, ancianos, enfermos...
Pienso
en tantas personas que duermen en las calles y plazas de nuestras
ciudades porque no tienen un techo, sufriendo las inclemencias del
tiempo.
Pienso
en tantas personas que sufren los malditos recortes en la sanidad y
educación. Ancianos que no son atendidos, que viven en
soledad...Niños que no tienen ni para comer
Las miles y miles de personas que están en pobreza extrema. El problema terrible de los desahucios que deja a las familias en la calle...
La
frustración de tantos y tantos jóvenes que tienen que irse fuera de
su país por falta de trabajo y de futuro.
También
pienso en la destrucción de la madre tierra: bosques destruidos por
la acción de las grandes multinacionales, ríos, campos y mares
contaminados. …
Como
bien dijo el papa Francisco: “La Navidad que está llegando será
una farsa”. No se puede hablar de navidad mientras se bombardea en
Siria o Afganistán.
Y
es que vamos a celebrar en unos días el Nacimiento de Jesús. Él
vino para traer un mensaje de paz, de fraternidad, de igualdad, de
justicia, de amor universal...Él nació pobre, sus amigos eran
pobres y murió pobre: “El hijo del hombre no tiene dónde reclinar
la cabeza”.
Celebrar
su nacimiento, especialmente para quienes nos declaramos seguidores
suyos, es una llamada a seguir construyendo un Mundo con los valores
que Él transmitió de palabra y obra, uniéndonos a todos los
hombres de buena voluntad que en el mundo luchan por un Mundo más
humanitario y más justo.
Intentar, como Él, sanar las enfermedades, el dolor, el sufrimiento de la gente. Ser rebelde y rompedor de normas absurdas que no sirvan para poner a la persona en el centro de la vida.
Hoy
ese compromiso debe traducirse en apoyar todas las causas que busquen
un Mundo más fraterno y solidario. Porque todos los seres humanos
somos hermanos. Pero el sistema que nos domina provoca desigualdades,
pobreza, marginación y miseria.
Debemos
luchar contra todo éso con fidelidad hasta el fin de nuestras vidas.
Para
mí este es el mensaje que me trae la Navidad. También es una
llamada a contemplar el misterio de un Dios que se hace hombre y
desde la sencillez y desde el no poder, consigue atraer con su
palabra y su vida a millones de personas que desean seguirle.
Con
estos sentimientos os deseo a todos /as una Feliz Navidad y un FELIZ
AÑO 2.016
Un
cordial saludo a todos: Juan Cejudo
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