Los compañeros del Comité Óscar Romero me piden que
difunda en mi blog el Comunicado que acaban de hacer público
y que han difundido por las redes sociales sobre el despido de
los 4 trabajadores de Caritas.
Lo hago gustosamente.
Un cordial saludo: Juan
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Mientras que el obispo de Cádiz no predique y practique una fe y
acción liberadora, sino que difunda y ejercite la opresión laboral,
económica y religiosa contra sacerdotes y seglares, habrá que
denunciar y solicitarle que, por amor y lealtad a Jesús el Nazareno,
enmiende cada una de esas máculas. Pura corrección fraterna.
Ante los continuos despidos que se vienen sucediendo por parte del
obispado contra trabajadores y trabajadoras de la Diócesis, todos
improcedentes y sospechosos, totalmente alejados del espíritu del
evangelio, de la Doctrina Social de la Iglesia y de cualquier
comportamiento ético, el comité Oscar Romero de Cádiz, se siente
obligado a denunciar tan injustas y antievangélicas determinaciones,
que tanto sufrimiento y daño está ocasionando a personas y familias
que, precisamente, se han dedicado con total entrega y entusiasmo a
unas labores eclesiales que han llenado laboral y espiritualmente sus
vidas.
Es grande el desconcierto y la desilusión dentro de no pocos
sectores cristianos y no cristianos dentro de la Comarca, ante estos
trágicos despidos y otros lamentables sucesos.
La confusión e inconformidad rebosa el vaso de los atropellos,
cuando hace unos días se despiden a cuatro trabajadores de Cáritas
(tres mujeres y un hombre) de sobrada experiencia, eficacia y
antigüedad. Despidos que se han producido de forma poco ortodoxa,
humana y sustituyéndoles extrañamente por otras cuatro personas de
mucha menor antigüedad.
Ya ronda la veintena los trabajadores despedidos en los dos últimos
años, en una zona que no existe posibilidad de recolocación debido
al elevadísimo índice de desempleo y, por tanto, de escasas
oportunidades de colocación. Y eso lo conoce muy bien el obispado.
Ósea, que cuando despiden a una persona, saben muy bien que la están
condenando al cruel ostracismo del paro.
Decía el Papa Francisco a un nutrido grupo de jóvenes
desempleados: “El trabajo debe ser un derecho para todos y no un
don reconocido a unos pocos recomendados”. La Iglesia de Jesús no
puede ser regida por criterios economicistas, tal como se rige a
nivel mundial en estos momentos. Una economía denunciada también
por Francisco: “Vivimos las consecuencias de un sistema económico
que lleva a la tragedia” …” donde no hay trabajo falta la
dignidad´”.
“Un trabajo digno para una sociedad decente”, afirmaba también
el eslogan de unas jornadas eclesiales, que se han celebrado
recientemente. ¿Verdaderamente nos creemos esas palabras y luchamos
por ellas, castigando a una serie de familias a las terribles garras
del desempleo?
Afirma una reflexiva oración: “Es hora de alzar las tiendas y
ponernos en camino para detener la desdicha y el sollozo, el llanto y
las lágrimas”. No se está deteniendo el sufrimiento y la angustia
con estos brutales despidos, sino que se está provocando con cada
uno de ellos.
Consideramos que esta grave mancha, por no decir pecado, sólo
puede ser absuelta, con el obligado propósito de la enmienda de
reincorporar a todas las personas despedidas durante estos siniestros
tiempos. Que es lo mismo que devolverles su dignidad, estabilidad
familiar y felicidad.
Comité Oscar Romero de Cádiz
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