Aunque el pleno del Tribunal Supremo haya decidido por mayoría (11 votos contra 4) que el juez Carlos Dívar, presidente del Tribunal Supremo, no ha cometido delito por sus 32 viajes a Marbella y otras ciudades, en viaje privado, pero pagados a cargo de los fondos públicos, creo que debería dimitir de inmediato.
Porque, para mí, el problema no es que eso sea o no delito, el problema es que su postura éticamente es impresentable. Puede hacer los viajes que quiera, cenar con quien quiera, sean hombres o mujeres, pero, si son viajes privados, debe pagarlos de su bolsillo.
Y pienso que un juez debe dar ejemplo de una vida irreprochable, como corresponde a su cargo. Debe por tanto, dimitir. Y dimitir de inmediato.
Además creo que es muy importante para el saneamiento de la vida pública que esa dimisión se haga efectiva con la máxima celeridad posible. Porque no son sólo los jueces los que nos están dando un pésimo ejemplo de honestidad y de ética. También otras instituciones del país: monarquía, políticos, obispos, banqueros etc...
Es fundamental que todas ellas tengan credibilidad. Y para ello, el ejemplo de sus máximos responsables debería quedar fuera de toda duda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario