El lunes día 3 un grupo de 15 personas, la mayoría miembros del grupo cristiano de Reflexión- Acción pero también otras personas solidarias que quisieron estar con nosotros, nos manifestamos en las puertas de los juzgados de lo social para protestar por este nuevo despido del obispado de Cádiz, que junto con los provocados por Caritas suman ya, según algunos cálculos, más de 20 desde la llegada del nuevo obispo Rafael Zornoza.
Exigimos la readmisión de esta nueva compañera- Mari Carmen Amigueti- y de todos los despedidos anteriores. Nuestra pancarta lo decía muy claro. También el cartel que se repartió pidiendo solidaridad para Mari Carmen, que ha estado trabajando mas de 18 años en el obispado y para todos los despedidos.
También hubo gritos repetidos de "Obispo dimisión, obispo dimisión" durante el tiempo de la concentración. Por cierto, con presencia, por primera vez, de la policía local que no intervino para nada en ningún momento, pero que nos estuvo acompañando.
Después del tiempo establecido (de 9,45 a 10,20) de protesta en la calle, subimos al juicio, después de estar esperando cerca de dos horas.
El juicio, quiero decirlo alto y claro, me pareció bochornoso para el obispado. Previo al juicio, las partes se reunieron para tratar de llegar a un acuerdo y no tener que celebrarse juicio.
El obispado, que inicialmente ofrecía cerca de 15.000 euros por rescisión del contrato, ahora le ofrecía Mari Carmen hasta 50.000 euros de indemnización para no tener que llegar a juicio. ¿Por qué este aumento tan sustancial por no querer llegar al juicio? De todos modos, ella no aceptó este ofrecimiento y sigue reivindicando despido nulo y readmisión en su puesto de trabajo.
El juicio digo que fue bochornoso en mi opinión para el obispado por lo siguiente:
En primer lugar durante todo el tiempo se habla del obispado como de una empresa. ¿El obispado debería ser una empresa o una comunidad de los seguidores de Jesús de Nazaret? Ummm Algo huele mal en este asunto...Luego, el letrado del obispado reconoce ante el juez que el despido es improcedente...Y si es improcedente ¿por qué la despide? Debería dejarla en su puesto de trabajo...
El juez le preguntó a la testigo representante del obispado si tenía móvil, si tenía internet..y que dónde estaban esas advertencias a Mari Carmen de no cumplir bien su trabajo..La testigo dijo que tenían esas pruebas pero que se les había olvidado llevarlas...El juez ahí fue duro y claro diciéndole que esas pruebas son la base fundamental del juicio y que no se le podía olvidar...
Hubo también advertencias del juez al letrado del obispado por la larga duración de sus preguntas a las testigos...
La defensa citó a declarar como testigo al obispo de la Diócesis que no compareció a declarar.
No pude estar hasta el final del juicio, pero sentí bochorno de que haya que denunciar a un obispado, como si se tratara de una empresa neoliberal más, en vez de haber llegado a acuerdos amistosos entre las partes, en un clima fraterno, como debería de darse entre quienes nos decimos que somos seguidores de Jesús de Nazaret.
Sentí bochorno porque cuando el juez pregunta a la testigo del obispado quien dio la orden de despido ella se pone nerviosa, no sabe qué decir y al final reconoce que fue el ecónomo Diufain quien dio la orden, pero que el obispo estaba ajeno por completo a este asunto. ¿Alguien se puede tragar esta bola de que el obispo no supiera nada?
No me gusta nada este ocultamiento del principal responsable de los asuntos de la diócesis, del obispo. Debería dar la cara y asumir la responsabilidad en todos estos despidos que se están produciendo.
El juicio ha quedado visto para sentencia. Confío que el juez declare el despido nulo, pero veremos....
La Diócesis no puede seguir así dando esta imagen, más de empresa, que de comunidad de cristianos que quieren seguir a Jesús de Nazaret...Si nadie hace nada, si el obispo sigue teniendo a su alrededor a este equipo de personas y no los quita, alguien desde más arriba (nunciatura, Vaticano) debería tomar medidas.
Se está haciendo mucho daño a muchas personas y de eso muchos de nosotros somos testigos directos.
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