artículo, largo, que
escribí íntegro en mi blog en Septiembre de
2.012 y que podéis
leer en el siguiente enlace:
Este último apartado es una valoración mía de la vida de
Fermín
Salvochea. Lo que siento y pienso al ver sus
experiencias de vida y
contrastarla con lo que yo pienso y
siento, como persona humana y
como creyente.* *Soy
consciente que no pocos de los que lean este
apartado no
compartirán algunas de las cosas que digo. Yo los
respeto. Pero
espero que también me respeten a mí. Debo ser coherente con
lo que pienso, con
mis vivencias y con mis convicciones como
creyente.
MI VALORACIÓN SOBRE SU VIDA
Para mí, Fermín Salvochea es un personaje verdaderamente impresionante.
Me admira de él su profunda honestidad y coherencia entre sus ideas y su vida.
Un hombre que lleva a la práctica aquello en lo que cree. Es un hombre con convicciones profundas y también de acción.
Para mí, Fermín Salvochea es un personaje verdaderamente impresionante.
Me admira de él su profunda honestidad y coherencia entre sus ideas y su vida.
Un hombre que lleva a la práctica aquello en lo que cree. Es un hombre con convicciones profundas y también de acción.
Son muchísimas las facetas a destacar en él:
-
En el terreno personal, su cariño a su madre a quien
respetaba, a pesar de sus discrepancias
con ella en el terreno religioso.
-
Su ayuda material a cuantos estaban necesitados,
ofreciendo su dinero, su ropa, las mantas que pedía prestadas a los
comerciantes amigos y hasta su propia cama que dio a un necesitado y a
consecuencia de las lesiones provocadas al caer de la mesa donde dormía, murió.
-
Visitaba a los revolucionarios presos en los castillos
de Santa Catalina y San Sebastián, antes de su embarque a Fernando Poo o
Filipinas.
-
Su sentido revolucionario con hechos, aceptando
responsabilidades políticas en su época republicana como Alcalde y participando
más tarde como presidente del Cantón de Cádiz, enfrentándose a los militares.
También participando en las revueltas campesinas por las sierras de Cádiz y
Málaga contra los militares.
-
Destaca también su actitud de entrega con los penados
con los que compartió prisión durante más de 14 años. Se llevaba siempre bien
con todos los reclusos, ayudándolos y animándolos. Ellos sentían una profunda
admiración por Salvochea. Estudió medicina para poder ayudar a los reclusos,
les enseñó a leer y escribir para que pudieran comunicarse con sus familias y
repartía con los que menos medios tenían el dinero que le enviaba su madre.
-
Me llama la atención su coherencia radical (no
entendida por casi nadie) al rechazar los indultos que se le concedían por no
considerarlos justos y preferir permanecer en prisión o también rechazando huir
tras los sucesos de 1873 para evitar poder ser
fusilado.
-
Su austeridad de vida en la ropa que vestía, en la
comida frugal que tomaba, en los baños diarios durante todos los meses del año…
-
Me llama la atención su capacidad, a pesar de su origen
burgués, para conectar con las aspiraciones obreras, especialmente en su última
etapa como anarquista, ya desengañado de la política. Así movilizará a las
masas obreras en las movilizaciones de 1890 y 1891.
-
Su dignidad y temple contestando a jueces y
gobernadores que le interrogaban y acusaban
-
Su faceta como escritor, traductor y redactor en “El
Socialismo” y otras revistas
-
Salvochea era una persona admirada por todos, hasta por
sus propios adversarios políticos.
-
Me llama l atención en su biografía que a diario tomara
café con un cura ( él que era ateo y anticlerical) También sabía acompañar a su
madre a misa y luego la recogía. Sabía ser respetuoso con las creencias de su
madre aunque no las compartiera.
-
Por último y respetando a quienes puedan leer esto que
no lo compartan, yo, como creyente, debo decir que para mí Fermín Salvochea es,
sin él saberlo ni querelo, un gran imitador, al modo laico y ateo, de Jesús de
Nazareth, por su compromiso con los más débiles y abandonados de la sociedad,
por su empeño en buscar la justicia, la igualdad entre los seres humanos, la
libertad, la fraternidad. No me extraña
que Lerroux le llamara “El Cristo anarquista” o alguien dijera que era un
“santo laico”.
Por eso los ideales de Fermín Salvochea son los
ideales de muchos cristianos de base de
hoy que intentan seguir el camino de Jesús de Nazareth llevando una vida
comprometida con los sectores populares para buscar- junto a muchas otras
personas y colectivos- otro mundo posible, otra iglesia más de acuerdo con el
evangelio. Por eso termino con estas palabras de Fernando de Puelles, autor de
la mejor biografía sobre Fermín Salvochea:
“Jesús y Fermín Salvochea no podían sentirse ajenos a los alejados; los seguidores de aquel carpintero también creían en un mundo fraternal. Ocultos en las catacumbas, soñaban con una nueva vida. Sus comunidades pretendían ser oscuros anticipos de esos deseos”
Las primeras
experiencias de sus discípulos han sido evocadas por aquellos hombres de buena
voluntad que se propusieron en todos los tiempos mejorar las condiciones de
subsistencias del pobre y del asalariado.
Así Federico Engels, al recordar a los primeros internacionalistas, traza con acierto el paralelismo entre el espíritu de unos y otros y destaca la común situación de opresión y esperanza en que vivían ambos.
Cádiz, 27 de Septiembre de 2012
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