El Vaticano ha cesado al obispo argentino Fernando Bargalló, por haberse publicado unas fotos en las que aparecía abrazado de modo cariñoso con una mujer. Él admitió la veracidad de esas fotos, pero dejó claro su deseo de seguir siendo sacerdote y también dijo que esa relación sentimental con su amiga de la infancia había terminado.
De esta historia que ha dado la vuelta al mundo, no me gustó que el obispo tuviera que salir, en sus primeras declaraciones, negando lo que no debía haber negado: la existencia de esa relación. Posteriormente sí que lo reconoció a los sacerdotes, aunque aclaró que las fotos eran de hacía más de un año y pidió disculpas por ellas.
Tampoco me gustó que estuvieran alojados en un hotel de lujo.
Por lo demás, tengo que reconocer que la postura vaticana me parece absurda, porque sigue manteniendo una posición arcaica en los temas de las relaciones afectivas entre sacerdotes y mujeres. Es absurdo que no se quiera reconocer que no hay ningún problema en que un sacerdote u obispo pueda vivir una relación afectiva o amorosa: Dios es amor. Donde hay amor, allí está Dios.
Jesús cuando escogió a sus apóstoles, no les puso como condición que estuvieran solteros. Pedro, el primer papa, estaba casado. Los ministros religiosos pueden casarse en todas las religiones. También los católicos orientales. ¿Por qué mantener esa intransigencia en la Iglesia Católica Occidental?
Simplemente, porque la jerarquía eclesiástica así lo ha decidido en la actualidad. Una normativa que fue muy diferente durante los primeros 13 siglos de la vida de la Iglesia y que podría cambiar en cualquier momento. Y que tendrá que cambiar en el futuro, quiera o no, el actual papa.
Sin embargo, sí que el Vaticano ha sido siempre muy transigente y benevolente con obispos y religiosos-también argentinos- que sacaron bajo palio a dictadores como Videla, Franco o Pinochet. O con aquellos sacerdotes argentinos que bendecían los vuelos de la muerte. Y no digamos con todos los que apoyaron en España el régimen de Franco.
También durante muchos años han estado sin hacer nada ante los terribles casos de pederastia del clero en tantos países. ¿Por qué actúa siempre tan rápido y cesa a este obispo que ha aparecido de modo cariñoso con una vieja amiga? ¿Es que la expresión del cariño y del afecto con una mujer es el peor de los pecados?
Lo único que para Jesús es incompatible con su mensaje es el dinero, el poder, el prestigio, la riqueza. Eso sí que choca con el mensaje claro y diáfano de las bienaventuranzas.
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