martes, 22 de septiembre de 2015

MANIFIESTO LEÍDO EN LA TOMA DE POSESIÓN DE FERMÍN SALVOCHEA COMO ALCALDE DE CÁDIZ. Juan Cejudo





El 22 de marzo de 1.873 tomó posesión del municipio el Ayuntamiento constitucional.
En votación secreta entre los concejales, se eligió Alcalde , con este resultado:

Fermín Salvochea y Álvarez, 31 votos
Francisco Manuel Paúl y Picardo, 1 voto.

La elección de Salvochea fue aclamada con entusiasmo por la multitud que llenó el salón de sesiones. Concluidas las votaciones, se dio lectura al Manifiesto que el nuevo ayuntamiento dirigía a la población y que fue suscrito por Salvochea y la totalidad de concejales presentes y que fue pieza clave en el futuro gobierno municipal progresista, que lo hizo eje de su programa avanzado.

Quedaron anulados enseguida los tratamientos que se venían concediendo tradicionalmente a las persoans constituidas en autoridades municipales y sustituidos por la fórmula genérica de “ciudadanos”. Desaparecieron también las presidencias de los teatros y el canto nocturno de las horas.

Éste es el texto del manifiesto que el nuevo Ayuntamiento dirigió a la población:

“Ciudadanos: Al tomar hoy posesión de los cargos para los que hemos sido elegidos, juzgamos lo mas digno y natural, manifestaros, ante todo, nuestro reconocimiento y gratitud por el inmerecido honor que nos habéis dispensado, encomendándonos la administración de la localidad.

Comprendemos que, en las difíciles circunstancias por que atravesamos, se necesita mucho tino, mucha prudencia, pero también gran energía para resolver las diversas cuestiones locales; vamos a luchar, además, y esto debéis de tenerlo muy en cuenta, con un gravísimo inconveniente y es tener que sujetarnos a las leyes impropias y anómalas dentro de la forma republicana y sí muy a propósito para las circunstancias en que se crearan. Esto ha de ser un obstáculo invencible en muchas ocasiones que nos impida indefectiblemente realizar algunas de las reformas intentadas.

Nuestro trabajo se limitará, pues, en este punto, a interpretar las leyes orgánicas en el sentido más favorable al estado actual.

Respecto al plan administrativo que nos prometemos seguir, en muy pocas palabras os lo vamos a sintetizar. Nuestros deseos son: Destruir todo aquello que esté en oposición con la democracia; procurar la mayor ilustración del pueblo; hacer las economías posibles en los gastos improductivos; no transigir con las inmoralidades de ninguna especie; mejorar la situación del obrero, del artesano, del proletario, por lo cual hemos acordado la supresión inmediata de la odiosa contribución del consumo, ocupándonos, no obstante, en arbitrar recursos que lo sustituyan y por último, afianzar la libertad para conseguir el orden, su más legítima consecuencia.

Encaminados a este fin, contamos con los fieles voluntarios de la República, que ene sta ciudad han demostrado ya su amor al orden, al par que su resolución y bravura; así pues, le será entregado inmediatamente el armamento con que contamos, no olvidándose el Municipio de hacer las gestiones necesarias para su aumento. Ésta será por lo tanto, nuestra línea de conducta, absteniéndose de haceros pomposas ofertas que tal vez algún día no podamos cumplir. Concluimos manifestando que, fieles al principio del sufragio permanente, propio del partido republicano federal al que todos pertenecemos, estamos dispuestos a abandonar nuestros cargos desde el momento en que demostréis por los medios democráticos que no merecemos vuestra entera confianza”

Nota: Texto tomado del libro de Fernando de Puelles: “Fermín Salvochea, República y Anarquismo”
Los subrayados en cursiva son del autor del libro. (Juan Cejudo)






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