martes, 25 de septiembre de 2007

FERMÍN SALVOCHEA. MIS VIVENCIAS A LOS 100 AÑOS DE SU MUERTE. Juan Cejudo




A comienzos de la década de los 70 unos amigos empezaron a hablarme de Fermín Salvochea. A los que éramos jóvenes en aquellos años, apenas nadie nos había hablado de este insigne personaje, tan gaditano, tan ejemplar. El franquismo había cuidado muy bien de que un silencio sepulcral se hiciera sobre esta gran figura.

Me llamó mucho la atención que un gaditano hubiera tenido durante toda su vida un compromiso tan claro a favor de los más pobres. Me contaban de él que iba pidiendo mantas a los comerciantes para dárselas a los pobres, que vivía muy austeramente, que lo daba todo por los más desfavorecidos. Incluso me decían que su propia cama la dio a un necesitado y que él tuvo que dormir sobre una mesa de la que cayó y, a consecuencia de esas heridas murió. Que era un hombre muy bueno con los pobres y lo daba todo por ayudarles.

Me dijeron que era admirado por todo Cádiz, que masivamente asistió a su entierro, en un día que diluviaba sobre la ciudad.

Me llamaba mucho la atención que , siendo él ateo, acompañara a misa todos los días a su madre y la recogiera en la puerta, sin entrar él en la Iglesia. Más tarde mi amigo Antonio Chico Coto, con quien me unió una gran amistad y que venía todas las semanas a mi casa, cuando en Loreto se decidió levantar un busto, me contaría muchas otras cosas de él que me sorprendían y me dejaban con la boca abierta, como que Fermín tomaba café a diario en el Bar El Baluarte, en la calle Rosario, con un cura amigo suyo… Él, que tan duros enfrentamientos tuvo con el obispo en su etapa como Alcalde…!!! Tan duros enfrentamientos, que, antes incluso de ser nombrado oficialmente Alcalde , el obispo, temiendo los enfrentamientos que vendrían, se ausentó “en visita pastoral” de la ciudad mientras él fue Alcalde.

Poco a poco este extraordinario personaje gaditano me fue entusiasmando y empecé a informarme más a fondo sobre él. Leí artículos, folletos y libros sobre su vida que me entusiasmaron. Y me siguen entusiasmando. No es lugar aquí para contar su biografía que otros estudiosos ya han hecho con mucha mayor preparación, dedicación y medios que yo como Fernando Puelles, de Alcalá de los Gazules,( el biógrafo “oficial” de Salvochea como el mismo se llamaba), Pedro Vallina, Ignacio Moreno o Gelos Tudela.

Destacar de él su integridad personal. A pesar de todo lo que sufrió como consecuencia de su compromiso con los más desfavorecidos que le causó la cárcel y el destierro, hasta el punto que, desesperado, intentó quitarse la vida.Cuando le concedieron el indulto, él renunció a dicho indulto porque no quería ser perdonado. Él exigía justicia. También el dinero que le enviaban sus padres a la cárcel del Peñon de la Gomera, lo dedicaba a repartirlo entre los presos más necesitados.

Un gaditano tan universal, tan heróico en su defensa del Cantón de Cádiz y en Septiembre del 1868, que echó sobre sus hombros toda la responsabilidad de aquellos sucesos sin delatar a nadie, un gaditano así debe tener en nuestra ciudad un monumento digno que quede para las generaciones posteriores. Es insuficiente la placa que se le colocó en la Plaza Argüelles donde murió o el modesto busto que los vecinos de Loreto levantamos en la plaza de nuestro Barrio por suscripción popular.

Creo que si ha habido dinero de nuestro Ayuntamiento para levantar un monumento a María Auxiliadora, con mucha más razón debe haberlo para levantar otro a nuestro gaditano más insigne, Alcalde de Cádiz por votación casi unánime, que fue aclamado por todos los gaditanos que estaban presentes.

La falta de apoyo del Ayuntamiento de Cádiz para erigir este merecido monumento, ha sido compensado por las diversas iniciativas del pueblo que no se ha olvidado nunca de él. Es raro el año que Femín Salvochea no sale en las letras del Carnaval gaditano. El Colegio de Loreto lleva el nombre de él igual que la Asociación de Vecinos de Guillén Moreno o la Escuela taller del Cerro del Moro. Existe un premio “Fermín Salvochea” a las mejores letras que expresan solidaridad con los desfavorecidos.

Por todas estas razones es necesario que los restos de Fermín Salvochea no salgan de Cádiz y que se le erija un digno monumento en algún lugar apropiado de la ciudad. Igualmente es muy necesario que se consiga difundir más entre la población la figura de este gaditano verdaderamente excepcional para que a todos se nos contagie un poco de sus extraordinarios valores humanitarios.

Confío que la recién constituida “Asociación de amigos de Fermín Salvochea” ( que ha sido una magnífica iniciativa), consiga, entre otros, estos objetivos con el apoyo de todos los gaditanos.

2 comentarios:

Justo Fajardo dijo...

Juan: He leido tu comentario sobre Fermín Salvochea y no sabía que era tan desprendido y humano con el nesesitado. Me gustarió leer algo más de este insigne gaditano. La verdad es que no sé cómo el Ayuntamiento y demás autoridades no le han dedicado más atención y honores.Me ha gustado tu forma de defender esta causa porque de Mª Auxiliadora ya sabemos bastante, pero de Salvochea no, por las causas más que sabidas del franquismo; además has sabido distinguir el tema religioso del humano. Un abrazo: Justo

Juan Cejudo dijo...

Amigo Justo: he leido mucho sobre Fermín. Es un personaje verdaderamente excepcional de nuestra historia.

Quien más ha investigado sobre él ha sido Fernando Puelles(fallecido) de Alcalá de los Gazules en su libro : "Fermín Salvochea. República y Anarquismo". También mi amigo Chico Coto (fallecido) me habló mucho y buen de él porque su abuela trabajó en la fábrica de naipes que Fermín tenía en Pza.de S. Agustín.

En Cádiz, después de 100 años, sus gestos humanitarios y desprendidos hacia los más pobres siguen pasando de boca en boca,de generación a generación...

En este corto espacio no puedo decirte mucho más.. Ya hablaremos...

Un abrazo : Juan