Se trata nada más y nada menos que de Andrés Torres Queiruga, uno de los más eminentes teólogos españoles, de proyección internacional. Ahora la comisión para la doctrina de la fe de la Conferencia Episcopal lo acaba de condenar ("notificar" es la expresión exacta) por una serie de puntos que ella considera fuera de la doctrina católica.
Ya lo hicieron no hace mucho con otro gran teólogo: Juan José Tamayo. Y es que esta comisión, depende de las directrices que ha marcado en Roma la Comisión Teológica Internacional que depende de la Congregacion para la Doctrina de la Fe (antes Inquisición). Esa comisión dijo no hace mucho que "los teólogos deben someterse( sic) a los obispos".
Y es que lo que pretenden es controlar a cualquier teólogo que se aparte lo más mínimo de la doctrina oficial del Vaticano en cualquier país. Y esto lo consiguen mediante la censura, las notificaciones o declarándolos "herejes"ante la opinión pública.
Y es que lo que pretenden es controlar a cualquier teólogo que se aparte lo más mínimo de la doctrina oficial del Vaticano en cualquier país. Y esto lo consiguen mediante la censura, las notificaciones o declarándolos "herejes"ante la opinión pública.
Es decir: el imperio del pensamiento único en la Iglesia. Se apartan así de lo que el Vaticano II tanto insistió: la necesidad que los teólogos investiguen para intentar explicar las verdades de la fe acercándose a la cultura del hombre de hoy y por otra parte, el reconocimiento de diversas corrientes teológicas en el seno de la Iglesia.
Se creen que así los aislan y sin embargo, consiguen siempre el efecto contrario: que la gente se interese mucho más por estos teólogos, vendan más sus libros y se llenen las salas para oír sus conferencias.
De momento Queiruga ya está recibiendo un verdadero aluvión de llamadas y escritos de solidaridad y apoyo.
Aunque no he leído todos sus libros, sí que algunas de sus reflexiones y escritos sobre la resurrección me han parecido magníficas, las hemos reflexionado en nuestra comunidad y nos han ayudado muchísimo para intentar ver estos temas con una nueva visión mucho más adaptada para el hombre de hoy.
Ojalá la comisión recapacitara y rectificara sobre su intransigente postura.