Compañeros y amigos: Os dejo aquí el Comunicado que
MOCEOP (Movimiento por el celibato opcional) acaba de
difundir sobre la pandemia del coronavirus. Aunque algo
extenso, creo que merece la pena leerse en su totalidad.
Un cordial saludo: Juan
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Estamos
viviendo con una gran preocupación, desde el confinamiento, las muy
graves consecuencias que esta pandemia está teniendo para colectivos
muy vulnerables de nuestro país: personal sanitario, mayores
acogidos en residencias y también mayores que viven solos,
trabajadores que pierden su empleo, autónomos y pequeñas empresas
que cierran o tienen serias dificultades para seguir adelante,
inmigrantes, personas sin techo y los muchos que cada día tienen que
salir a buscarse la vida sin ningún tipo de ingresos y que ahora no
pueden hacerlo.
Lamentamos
profundamente el fallecimiento de miles de personas en nuestro país
y en todo el mundo. Desde aquí nuestro pesar a sus
familiares…Reconocemos emocionadamente a nuestros mayores que,
después de darnos todo en la vida, se nos han ido silenciosamente.
Se
ha escrito mucho sobre las consecuencias de salud, sociales y
económicas, que está trayendo este virus, que nos parecía algo
impensable para nosotros los occidentales. Ya se ha comprobado que
somos mucho más frágiles de lo que creíamos y que ni el dinero, ni
la tecnología, ni el progreso, nos ha evitado sufrir, hasta lo
indecible, las consecuencias de esta terrible plaga que ha dejado
paralizado a medio mundo.
Pero
nos gustaría poner el acento en algunas consideraciones que nos
parecen importantes:
-
Deberíamos aprender de esta experiencia para cuestionarnos nuestro
modelo de sociedad, marcado por el imperio del dinero que ha
provocado recortes muy importantes en nuestra sanidad pública, en
nuestro sistema educativo también, que ahora se enfrenta al gran
reto de tener que hacer frente (sin medios suficientes) a atender a
las miles y miles de personas que colapsan nuestro sistema
sanitario.
Hay
que potenciar la sanidad y educación pública, que es la que
necesitamos que esté bien preparada, para afrontar otra serie de
problemas que puedan venirnos.
-Hemos
destruido la naturaleza, talando bosques, contaminando mares, playas
y ríos rompiendo
el equilibrio de la biodiversidad, lo que puede provocar pandemias
como esta. La salud humana y la salud del planeta van unidas: son una
sola salud.
Hay
que apostar, y con urgencia, por el respeto a la naturaleza como
vienen denunciando desde hace tiempo los científicos y las
organizaciones ecologistas. Da alegría ver estos días a los
delfines en los puertos de España y a los peces nadando en los
canales de Venecia, al haberse reducido la contaminación o ver las
grandes ciudades con sus cielos limpios.
-
La causa de fondo es el capitalismo neoliberal que pone el beneficio
económico de una minoría por encima de las personas y de la
naturaleza. Las grandes corporaciones (por ejemplo farmacéuticas)
priorizan sus beneficios por encima de la salud humana. La
privatización de lo público deteriora los servicios necesarios. La
globalización (tráfico aéreo masivo) ha potenciado la pandemia.
-
Hemos caído en un consumo desenfrenado y en dar mucha importancia a
cosas que ahora se han visto que son secundarias ante el reto de la
pandemia.
Debemos empezar a practicar que se puede ser feliz teniendo y
consumiendo menos y que lo material sólo, no es lo que debe colmar
nuestra existencia; necesitamos también de sueños y valores
espirituales que nos hagan más solidarios y fraternos. Frente
al crecimiento económico como dogma neoliberal, hay que plantear el
decrecimiento como forma más humana de vivir y más sostenible para
la vida en el planeta.
-Creemos
que hay que apoyar preferentemente a quienes han perdido un ser
querido y a colectivos muy vulnerables que no pueden cumplir las
normas del confinamiento como las personas sin hogar, personas que
viven hacinadas en casas muy pequeñas o en barracas, como ocurre con
millones de personas en países de todo el Mundo, y que además,
muchas veces no tienen ni agua ni jabón, ni mascarillas, ni guantes,
ni siquiera viviendas para confinarse y que están expuestos a ser
contaminados.
Hay millones de personas en todo el mundo sin la
protección necesaria, como hemos visto estos días reclamar a los
indígenas de Perú que se han hecho mascarillas con hojas de los
árboles. Como decía un experto estos días: si un país del Mundo
no está seguro ningún otro país del Mundo puede estar seguro,
porque hoy, con la globalización estamos todos interrelacionados.
Hay que plantearse la ayuda eficiente a los países pobres de Africa,
América Latina o Asia.
-
Debemos valorar que profesiones que hasta ahora estaban poco
valoradas, son las esenciales que todos necesitamos para vivir:
personal sanitario, limpiadoras, cajeras, reponedores,
transportistas, personal de limpieza, los que recogen la basura, los
que cuidan a las personas mayores, también las fuerzas de seguridad,
bomberos, protección civil, policías, trabajadores de la enseñanza
etc….Todos ellos están jugando un papel fundamental y merecen ser
mejor valorados a partir de ahora.
-
Hay que dar un gran aplauso al magnífico comportamiento de la
ciudadanía (salvo excepciones), que respeta el confinamiento y sale
cada tarde a los balcones a aplaudir a quienes nos ayudan y sobre
todo hay que aplaudir el verdadero aluvión de iniciativas
solidarias, que en muchísimas partes se han dado y se siguen dando,
para ayudar a los que lo necesitan.
-
Creemos que en situaciones tan gravísimas como ésta, es necesario
la unidad de todos para salir adelante y apoyar los esfuerzos que
desde el gobierno y también desde las comunidades autónomas y
ayuntamientos se están haciendo, independientemente de si los hemos
o no votado. Es hora de arrimar todos el hombro para que nadie se
quede en la estacada.
-
Lamentamos también que la postura de la jerarquía de la Iglesia no
haya sido contundente y general en todas las diócesis, para poner
sus instalaciones y medios al servicio de las autoridades, como sí
han hecho algunas de ellas. En cambio,
hay sectores eclesiales que se están volcando en el servicio a las
personas más vulnerables y necesitadas.
Nosotros
también como creyentes, creemos que vivir la fe hoy debe llevarnos
a defender siempre la vida y los valores del Evangelio, que supone
ponernos del lado de los que están sufriendo esta pandemia.
Por
último decir que sería muy triste salir de esta pandemia sin haber
aprendido bien la lección, para saber cuáles deben ser los valores
importantes que debemos potenciar y para cambiar a un sistema más
humano de vida.
Cuando
“esto pase” no es cuestión de volver a la “normalidad” de
antes, sino iniciar un nuevo modo de vida más humana y solidaria.
MOCEOP
21
de Abril de 2020