Y si existe algo que ha sufrido ese proceso es el celibato sacerdotal. Creemos que existen muchísimos sacerdotes que hoy se entregan con fe al servicio de los hermanos en Jesús y que tiene el carisma y la fuerza del Espíritu Santo para sostener su celibato y creemos que eso es lo correcto…
Sin embargo volvemos a preguntarnos.
¿Es la voluntad del Espíritu Santo imponer el celibato perpetuo a todos los sacerdotes de todas las épocas, incorporándolo en la praxis como un verdadero dogma?
Hace tiempo yo hacía esa misma pregunta, y decía que si el Espíritu Santo, quiere que sea así multiplicará las vocaciones y si no, estas escasearán…Uno puede afirmar que esto es un fenómeno sociológico, pero un creyente no puede afirmar eso…
Si el Espíritu Santo, que creo tiene el poder de realizarlo, quiere una Iglesia con vocaciones sacerdotales, en el esquema ministerial que hasta ahora se ha planteado, las multiplicará…Pero el hecho de que no surjan demasiadas vocaciones, hasta ir poniendo en crisis el funcionamiento del actual modelo eclesial…¿podría ser simplemente producto de la casualidad?
Entendemos que paralelamente el crecimiento exponencial de comunidades diversas, con una variada multiplicidad de formas de relación orgánica con la institución eclesial oficial… la gran mayoría con presencia de presbíteros casados, es un elemento que debe ser tenido en cuenta a la hora de discernir la voluntad del Espíritu Santo…
Nos parece que los acontecimientos que estamos viviendo en ese orden, marca para nosotros una verdadera definición eclesiológica. Se ha insistido con una visión que confunde al clero con la Iglesia y olvida que somos Pueblo de Dios…
Y aquella multiplicidad de carismas que los primeros cristianos vivieron en Asamblea…fue concentrada, en el devenir de los años, en un grupo de personas…el clero…el Vaticano II. La recepción que el post-concilio dio a ese acontecimiento del Espíritu Santo (tanto que yo lo siento como parte del depósito de la tradición de la Iglesia), intentó volver a las fuentes…
Tal vez sea tiempo de que la ASAMBLEA DE LOS DISCIPULOS DE JESÚS DE NAZARETH, SEAMOS CAPACES DE JUNTARNOS PARA DISCERNIR, DESDE LOS ACONTECIMIENTOS Y ABRIÉNDONOS AL ESPÍRITU SANTO, BUSCAR JUNTOS CUAL ES LA FORMA DE SER IGLESIA QUE ÉL NOS LLAMA A VIVIR Y EN ESA DEFINICIÓN ECLESIOLÓGICA TAL VEZ DEBAMOS REVISAR QUÉ TIPO DE MINISTROS DEBE SERVIR A ESA COMUNIDAD…ENTENDIENDO QUE EL MINISTRO ES SERVIDOR DE LA ASAMBLEA Y NO LA ASAMBLEA SERVIDORA DEL MINISTRO…
En ese marco tal vez…descubramos que los presbíteros que han tenido muchas formas a través de la historia, puedan tener la capacidad de optar entre el celibato y la familia…es decir ser presbíteros célibes o casados…
Antes que nada nos parece necesario desatar, algo que por siglos ha estado atado, que es la necesidad de priorizar lo comunitario a lo institucional, empezando por reforzar y relanzar a las comunidades eclesiales de base y a las comunidades populares y a las pequeñas comunidades y movimientos laicales que luchan por la liberación…porque ellos que siempre han vivido la dimensión misionera, están en medio del mundo a la intemperie, tratando con todos los hombres de Buena Voluntad, de ir construyendo un mundo más justo, humano y fraterno.-
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CON RESPECTO AL PRESBITERO ESPECIALMENTE…
¿FALTA DE SACERDOTES O FALTA DE VALENTIA PARA QUE PUEDAN EXISTIR NUEVOS MINISTERIOS EN LA COMUNIDAD CRISTIANA?
Sabemos que la falta de vocaciones hoy es un problema angustioso en muchos lugares del Mundo. En Europa, la edad media ronda los 68 años. En España, los 65. Evidentemente, es un clero envejecido. Eso indica que las nuevas generaciones hoy no se decantan por ser sacerdote.
Y es que es un modelo agotado. Un modelo que responde a un tipo de Iglesia tridentina, más propio de la Edad Media que del siglo XXI.
Un modelo que, entre otros, tiene los siguientes problemas:
Sólo pueden acceder a él los célibes. No puede haber curas casados como existe en la Iglesia Católica Oriental o en otras confesiones cristianas.
Las mujeres no pueden acceder al sacerdocio. Se impide así la posibilidad de que muchas mujeres, con verdadera vocación solteras o casadas, puedan, en igualdad de condición que los varones, ser también sacerdotes como sí que ocurre en otras confesiones cristianas.
El modelo del cura hoy está centrado en el culto, en la administración de sacramentos (de tipo sociológico: bautizos, bodas, primeras comuniones, entierros) o en tareas de tipo administrativo.
Normalmente el cura no vive de su propio trabajo. Vive un tipo de vida especial, que más parece la de un funcionario eclesiástico que la de una persona integrada en la Sociedad por su propio trabajo como todo el mundo.
Esto provoca que haya una dependencia económica del Obispo y un desajuste laboral en relación con la vida de los fieles de su Parroquia. Por cierto ¿es válida todavía la Parroquia?
¿Deberían de ensayarse otras formas más nuevas, distintas y abiertas para poder formar la Comunidad Cristiana? ¿No es posible formar comunidades cristianas alrededor de las casa particulares, en locales de uso civil, en el campo, en los barrios…? Las Comunidades eclesiales de Base son ahí una referencia obligada.
Los sacerdotes están muy sujetos a normas eclesiásticas que deben cumplir, de modo que más parece que están en una estructura de tipo militar que en una Iglesia libre, en una comunidad de iguales como quiso Jesús.
El culto, en la mayoría de los casos (evidentemente hay excepciones), es un culto que a la gente joven no le dice nada, les aburre y si tienen que escuchar lo que se dice muchas veces en las Iglesias a la hora de la predicación, salen corriendo con decisión de no volver más.
Por eso la imagen de los curas está hoy tan desprestigiada.
No digamos nada en lo que respecta a lo que la mayoría de ellos enseñan en temas de moral y costumbres en asuntos como: los preservativos, la píldora post-coital, el aborto, las relaciones prematrimoniales, relaciones de homosexuales, incluso cuando hablan de política etc.…
Normalmente es una moral retrógrada, muy conservadora, que es la que proviene del vértice eclesial: Papa y obispos. Y cuando los obispos o el Papa hablan de que los cristianos deben participar en política, se refieren lógicamente a política conservadora, de derechas. Nunca a política de izquierdas
El cura además tiene que aceptar pertenecer a una estructura piramidal de tipo jerárquico. Cuando las relaciones deberían de ser mucho más fraternales, de modo mucho más participativo y con capacidad de decidir entre toda la Comunidad en cuestiones de tipo pastoral, litúrgico, formativo etc.….
Esto son sólo algunas pinceladas, sin pretensión de ser exhaustivo.
Por supuesto que hablo en líneas generales. Me consta que existen obispos magníficos, curas magníficos, con un testimonio de vida impresionante, con una pastoral cercana a los más alejados y comprometidos a tope con los que más sufren y los que menos tienen de nuestra Sociedad.
Pero creo que este grupo, desgraciadamente, es una minoría en comparación con lo demás que es el grupo mayoritario y el que más predomina.
No digamos nada cuánto daño hacen las declaraciones de algunos jerarcas cuando aparecen en la opinión pública con esas tomas de posturas tan reaccionarias en lo eclesial, en lo moral y en lo político que echa para atrás a muchísima gente : jóvenes, trabajadores, mujeres, intelectuales, homosexuales etc…
Por eso existe el drama tan grande de la falta de vocaciones. Aunque el Papa y nuestros obispos no hacen jamás autocrítica( sí que lo hizo en una ocasión el episcopado vasco) y siempre culpan a los demás de lo que les pasa a ellos: el relativismo, el Gobierno socialista, los medios de comunicación etc….son siempre los culpables.
Por eso los jóvenes no se apuntan a este tipo de ser cura. Es el modelo el que está en crisis, el que está agotado.
La alternativa
La Iglesia debería reconsiderar este modelo único que tiene de ser cura y abrir nuevas formas, de modo que sería necesario:
Que el cura trabaje profesionalmente como uno más, bien a tiempo completo, bien a tiempo parcial, compaginando su trabajo con sus preocupaciones pastorales.
Es necesario pensar en modelos distintos al de estar en una Parroquia. Habría que inventar formas nuevas de conectar con personas para intentar llevar adelante el objetivo de formar comunidades cristianas en diferentes ambientes: de jóvenes, personas en exclusión social, inmigrantes, universitarios, barrios, grupos de mayores,de intelectuales etc…sin estar tan obsesionados por el culto, más en plan “misionero”… (Pensemos lo que significaron y siguen significando los curas obreros y las comunidades eclesiales de base)
Por supuesto, deberían de poder ser sacerdotes personas casadas, mujeres u hombres, siempre que sientan esa vocación y la Comunidad los acepte.
Un cura mucho más comprometido con lo social que con el culto. Muy cercano a la gente con la que está. Sintonizando con las grandes causas que hoy existen en nuestra Sociedad: ecología, lucha contra la pobreza, lucha contra la injusticia en todos sus frentes, comprometido en la defensa de los derechos humanos, a favor de los inmigrantes y desfavorecidos de la Sociedad.
Apoyando las luchas laicas que se planteen por las organizaciones civiles con la que se debe estar muy en contacto. Sembrando inquietud y esperanza a su alrededor, también a través de Internet.
Donde ocupe un lugar preferente la lectura de la Palabra de Dios en medio de la Comunidad con la participación de todos, en una línea liberadora hacia los más desfavorecidos de la Sociedad.
Cuando llegue el momento del culto, que sea un momento bien pensado y preparado con los que vayan a participar en él de modo que nunca sea un acto de tipo sociológico para cubrir el expediente familiar que se presenta: entierro, boda, bautizo, primera comunión etc..
Un acto donde participe la Comunidad entera con signos creativos y nuevos más allá de una Liturgia que responde a esquemas del pasado y que aburre a los muertos.
Los obispos deberían dar mucha mayor libertad en esto. Aunque ya vemos que desde el vértice eclesial se insiste una y otra vez en el peligro del relativismo y en cumplir al pie de la letra las mismas directrices formulistas en todos sitios, en plan militar. Pero claro, así nos va…
Sería necesario que los formadores de este tipo de curas fueran de signo muy abierto a los nuevos tiempos. Y serían las propias Comunidades el lugar idóneo de donde deberían de surgir estos nuevos ministerios de hombres o mujeres, solteros o casados, con cualidades para prestar ese servicio tan necesario de ser animador de la Comunidad o presbítero sin necesidad de estar en los templos o Iglesias, sino en los nuevos espacios que habría que ir descubriendo.
Así, posiblemente la Institución eclesiástica podrá aguantar muchos años, pero quedará como pieza de museo, obsoleta y caduca con un clero envejecido y desmotivado porque a nadie le interesará, salvo cuando se presenten situaciones familiares (bodas, comuniones etc…) y entonces necesiten al cura y la Parroquia para cubrir su expediente.
Unos nuevos ministerios, desclericalizados, abiertos al Mundo, especialmente a los más desfavorecidos, donde la Comunidad y no los curas, juegue un papel muy importante como colectivo para afrontar entre todos las cuestiones que se vean necesarias realizar.
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Artículo que en su contenido de fondo asumen los autores conjuntamente, aunque las expresiones de cada uno de ellos puedan ser diferentes