La visita del Papa a la ONU ha estado marcada por la terrible realidad de los numerosos casos de pederastia provocados por parte de clero norteamericano, incluidos, según Snap , ( Red de supervivientes de abusos de sacerdotes), hasta cinco cardenales , uno de ellos, el actual Presidente de la Conferencia Episcopal.Se habla de unos 2.000 millones de dólares los que la Iglesia ha debido desembolsar en los últimos 15 años para hacer frente a las indemnizaciones a las víctimas. Esto ha provocado la quiebra de varias diócesis norteamericanas.
Parece ser que 13 archidiócesis no cumplen las medidas de transparencia puestas en marcha por la propia conferencia episcopal de EEUU para intentar frenar los escándalos.
Aunque hay que valorar los gestos del Papa de reconocer, aunque tarde, la magnitud del problema, el verse con algunos de los familiares afectados y el aceptar la necesidad de pedir perdón y resarcir los daños causados a las víctimas, no es menos cierto, que llega con retraso. Ojalá se lleven a la práctica las medidas más contundentes que se anuncian desde la Curia romana para afrontar estos problemas.
Normalmente, estos asuntos en la Iglesia se han lavado siempre “hacia dentro”. Bastaba en la mayoría de los casos con un cambio de destino, como ha ocurrido con el Cardenal Law al ser trasladado a Roma. Cuando estos asuntos deben ser competencia de la justicia ordinaria a la que deben ser llevados los responsables y que los implicados asuman las condenas que apliquen los jueces. Y por supuesto, la Iglesia no puede pretender arreglar las cosas con un simple cambio de destino. Porque estamos hablando de gravísimos delitos.
Por otra parte, esta situación hace aflorar un asunto que en la Iglesia es “tabú”: el problema de la sexualidad y la afectividad en los sacerdotes. Parece que el mantenimiento de la norma del celibato obligatorio para el clero, no es el mejor modo de evitar conflictos tan graves como los que están sucediendo, no sólo en la Iglesia de EEUU, sino en casi todas las regiones del Mundo. El celibato obligatorio debería ser ya revisado con toda urgencia e implantado el celibato opcional.
Por otra parte, el Papa en su discurso ante la ONU, habla extensamente de los Derechos Humanos.
Pero cabe preguntarse: si tan importantes son ¿porqué el Vaticano no los ha firmado y ratificado?
Es fácil suponerlo. Dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Artículo 18: Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. – Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. – Artículo 20: 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas. 2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 18: En la Iglesia Católica se hace casi imposible poder cambiar de religión o poder apostatar. Esto pueden atestiguarlo los que en nuestro país lo vienen intentando sin resultados desde hace meses o años.
Artículo 19.El derecho de expresión ¿cómo se garantiza en la Iglesia? ¿Puede un seglar intervenir en la misa del domingo para decir que no está de acuerdo con lo que está diciendo el sacerdote en la homilía? ¿Tienen derecho los teólogos a investigar sin ser sancionados por ello? ¿No fue el mismo Ratzinger quien sancionó y condenó a centenares de teólogos cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe? ¿Son iguales las mujeres a los hombres en la Iglesia? ¿Por qué no pueden acceder a los mismos puestos de responsabilidad que los hombres?
Demasiadas preguntas que podríamos seguir haciendo. Por eso la Iglesia no ha ratificado la Declaración de los Derechos Humanos, aunque el Papa haga discursos muy bonitos en la ONU sobre ellos.
Si el Papa realmente fuera, no un Jefe de Estado ( fue recibido como tal en el aeropuerto con salvas e Himno ) sino un fiel seguidor de Jesús ¿no tendría nada de que decir al principal responsable de inmensos genocidios, guerras y muertes en muchas partes del Mundo? ¿No saldría algún gesto profético, valiente y comprometido pidiéndole al principal responsable el fin de la guerra en Irak, Palestina y en otros sitios?
Y debiera sentirse africano para exigir al más poderoso mandatario del Mundo medidas concretas y urgentes para acabar con el hambre . Lo que vale uno de los aviones de guerra más sofisticados de los EEUU serviría para solucionar el problema del hambre y la emigración en las regiones más pobres del planeta.
En EEUU hemos visto a un líder religioso más diplomático que profeta. En definitiva Benedicto XVI no me ha recordado al Jesús que se enfrentó con el poder religioso y político de su tiempo… y por eso lo mataron. Sino al diplomático, al jefe de Estado que debe actuar con tacto para no molestar a los poderosos.
Un viaje, sin duda, decepcionante.
Juan Cejudo Caldelas
Miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares